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F 11. Ruta por El País de Béarn. De Navarrenx a Orthez .
F 11. Ruta por El País de Béarn. De Navarrenx a Orthez .
El País de Béarn es una región con un rico pasado histórico que merece la pena conocer.
Cinco siglos antes de nuestra era, llegan los Iberos del Ebro y Aragón. Los pastores íberos atraviesan los Pirineos y recorren las planicies de Gascogne. Se afincan más tarde cerca de valles fértiles, buscando lugares naturalmente protegidos y sobre los cuales edifican campos fortificados. Una de esas tribus íberas, la de los Benarnis, ocupa el territorio que luego será el Béarn. Siguen los romanos, los visigodos, los vascones, pasan los árabes, los terribles normandos... Es así que hacia el año 840 nace el vizcondado de Béarn.
En la Edad Media (siglo XIV) fue un estado independiente y tuvo una dinastía local, los Moncade. La localidad de Orthez era su capital y el calvinismo la religión oficial.
La Corte de Gastón Fébus, vizconde de Béarn, en Orthez, fue una de las más fastuosas de Europa en su época, según rememoran los cronistas.
Pero quiero aprovechar, para dejar constancia de la fuerte relación que el Pais de Béar sostuvo a lo largo de su historia con Aragón
Talesa de Aragón (fallecida después de 1147) fue una noble aragonesa, esposa del vizconde Gastón IV de Bearne y vizcondesa entre 1131 y 1134 a la muerte de su esposo. Durante las ausencias de su marido y tras la muerte de su hijo Céntulo VI de Bearne en 1134 fue ella la que se encargó del gobierno del vizcondado.
Talesa era hija del conde Sancho Ramírez, tenente en Aibar y Javierrelatre, hermano natural del rey de Aragón Sancho Ramírez. Fue casada hacia 1085 con Gastón (futuro Gastón IV), hijo del vizconde de Bearne Céntulo V. Recibió en dote el vizcondado de Montaner, pequeño territorio situado en el vecino condado de Bigorra que así pasó al patrimonio de los vizcondes de Bearne.
Entre 1096 y 1101, mientras su marido Gastón IV participaba en la Primera Cruzada, Talesa se ocupó del gobierno de Bearne con la ayuda de un consejo señorial. Lo mismo hizo más tarde durante las frecuentes y largas estancias de su marido en Aragón. Talesa aparece en los registros históricos sobre todo fundando establecimientos religiosos.
Al morir Gastón IV en 1131, Talesa ocupó la jefatura de la casa de Bearne y a todos los efectos rigió sus dominios como vizcondesa de iure al ser menor de edad su hijo Céntulo VI, quien murió poco después, en la batalla de Fraga 1134, y el vizcondado pasó al hijo de Guiscarda, Pedro, también niño, con lo cual Talesa siguió ejerciendo de regente.
Poco después el vecino reino de Aragón fue sacudido por el conflicto sucesorio originado por el testamento del rey Alfonso I, muerto en 1134. Talesa tomó partido contra Ramiro el Monje, el cual en represalia le retiró los señoríos de Zaragoza y Uncastillo que había heredado de su marido Gastón IV. Tras recaer finalmente el gobierno de Aragón en el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, este, para recuperar las buenas relaciones con Bearne, otorgó a Talesa los feudos de Huesca y Bespén así como derechos sobre la iglesia de Santa María del Pilar de Zaragoza, donde su marido estaba enterrado. Asimismo, donó al Pilar el olifante de su marido, que aún se conserva en la Basílica. Entregó también la mano de una noble catalana al vizconde Pedro, para poner Bearne bajo control de la Corona de Aragón.
La fecha de fallecimiento de Talesa es desconocida pero se sabe que fue más tarde de 1147. Tuvo cuatro hijos, todos con Gastón IV: Guiscarda, Otra niña, de cuyo nombre se sabe sólo que comienza por N. Céntulo, nacido en 1102 y muerto poco antes de 1128. Céntulo VI, muerto en 1134.
Céntulo V, apodado el Joven, fue vizconde de Bearne desde 1058 hasta su muerte en 1090, y de Bigorra desde 1080.
Era nieto de Céntulo IV el Viejo, al que sucedió porque su padre Gastón ya había muerto.
Céntulo afianzó y aumentó la autonomía de los vizcondes de Bearne frente a los duques de Aquitania, de los que teóricamente eran vasallos. Entre los actos más significativos de esta autonomía se pueden citar que hiciera acuñar moneda propia en su capital Morlaas, que solo él tenía el poder de convocar a los caballeros de Bearne, que le debían fidelidad, y que otorgara a la ciudad de Olorón, por entonces desierta, una «carta de población». Esta carta fue el primer embrión del posterior Fuero de Olorón o For de Oloron, que a su vez sería incorporado a los Fueros de Bearne (Fors de Bearn) siglos más tarde.
Fue un gran partidario de la Reforma gregoriana de la iglesia católica y mantuvo excelentes relaciones con la Santa Sede, realizando muchos donativos a la iglesia. Inició la construcción de la gran iglesia de la Santa Fe de Morlaas, primer monumento románico de Bearn. El papa Gregorio VII lo calificó de amator justitiae, defensor pauperum, propagator pacis (amante de la justicia, defensor de los pobres, propagador de la paz).
Se casó hacia 1060 con una pariente llamada Gisla, con la que tuvo un hijo, su heredero Gastón, y una hija llamada Osquinette. Pero el Papa le exhortó a romper el matrimonio por causa de consanguineidad y Céntulo obedeció, fundando como penitencia un priorato en Morlaas dependiente de la abadía de Cluny.
Céntulo se casó en segundas nupcias en 1077 con Beatriz, condesa de Bigorra. Con ella tuvo otros dos hijos: Bernardo y Céntulo, ambos futuros condes de Bigorra. A su hijo Gastón lo casó con Talesa, princesa de la familia real de Aragón (era hija de un hermano natural del rey Sancho Ramírez) y que recibió en dote el vecino vizcondado de Montaner, que así pasó a dominio de los Bearne.
Así pues, mediante su política matrimonial Céntulo logró poner bajo su control a sus vecinos por el este (Montaner y Bigorra) y forjar una sólida alianza con su vecino del sur, Aragón. Formó, con toda probabilidad, parte de la curia real de Sancho Ramírez e incluso participó con donaciones al mantenimiento del monasterio de San Juan de la Peña y mostró su deseo de formar parte de este cenobio como «hermano y caballero». Pero por el este tuvo que luchar militarmente contra sus vecinos. En 1082 lanzó un ataque contra el vizcondado de Dax pero sufrió una severa derrota.
En 1079 participó en un intento de tomar Zaragoza que fue repelido por el Cid, que por aquel entonces estaba al servicio de los musulmanes. En 1090 partió de nuevo hacia Aragón al frente de las tropas bearnesas para participar en el ataque a Huesca planeado por el rey Sancho Ramírez pero fue asesinado a traición mientras atravesaba el valle de Tena. Le sucedió su hijo Gastón IV.
El 24 de Julio de 2014, llevo en Navarrenx un total de 1002 kilómetros. Estoy en uno de los principales caminos a Santiago de Compostela, “el Camino de Puy”; que coincide con el sendero de excursión GR 65. Cuenta una leyenda española que en el siglo IV, una estrella guío al ermitaño Pelayo hasta el lugar donde estaba sepultado el apóstol Santiago el Mayor, que fue decapitado en Jerusalén, en el año 44 y que misteriosamente llegó en una barca hasta las costas gallegas. Allí mismo, los hombres de aquella época edificaron una capilla a la que dieron por nombre Compostela “Campo de las Estrellas”. Casi mil años, después peregrinos siguen caminando hacia Santiago de Compostela, al encuentro de los demás o quizás de ellos mismos.
Navarrenx es una localidad y comuna francesa, situada en el departamento de Pirineos Atlánticos y en la región de Aquitania. En la actualidad tiene 1.200 habitantes Navarrenx es una de las villas más antiguas de Béarn. Hay vestigios de su existencia en el siglo I de la era cristiana y su nombre viene del latín “Sponda Navarrensi”, que significaba la “frontera de Navarra”. La dinastía de los Moncade está estrechamente vinculada a la historia de la localidad, al haber propiciado la construcción de algunas de sus principales edificaciones, como la ciudadela fortificada y el puente sobre el río Gave d’Oloron.(Gave significa torrente)
La villa de Navarrenx fue fundada en el siglo XI. Situada en el corazón del departamento de los Pirineos Atlánticos, la ciudad es un importante paso de la Ruta Jacobea por Bearn. En el siglo XII se construye un hospital para los peregrinos así como la iglesia de Saint-
En el siglo XVI, Enrique II de Navarra, Albret, el abuelo de Enrique IV, deseando proteger su reino, el Béarn protestante, contra la codicia de los católicos, decidió fortificar Navarrenx, para lo que reformó completamente las defensas de la villa construyendo en 1542-
Entre 1569 y 1620 Navarrenx fue la ciudad refugio de mayor seguridad de los calvinistas bearneses y fue el último bastión de la resistencia e independencia de Bearn. En la Guerra de 1569, sus defensas fueron valientemente defendidas por el Barón de Arros, teniente de Jeanne d´Albret, y resistieron con éxito a tres meses de sitio. Aún están intactas, como también lo están los edificios militares de aquella época; polvorín, arsenal, cuarteles, fuentes…El relleno de tierra interior a las murallas refuerza su resistencia; las baterías están retranqueadas y suposición suprime los ángulos muertos. Su fuente permitía a la guarnición de proveerse de agua en caso de asedio. El patio hubiera podido resguardar 30 000 balas o granadas. Estas murallas han sido declaradas Monumento Nacional.
Fue también la ciudad de los amores apasionados de Franz Listz y Caroline de Saint-
Su Iglesia consagrada a Saint Antoine es del siglo XII, con reformas posteriores del siglo XIV. Navarrenx también constituye un importante lugar de encuentro para los pescadores, ya que en su río se celebra todos los años el campeonato del mundo de pesca de salmón.
En el kilómetro 0,87 en la rotonda conecto con la carretera D67 que se dirige a Pau. Sigo en esta dirección hasta que giro por la izquierda por el Chemin de la Blasse. Por el Chemín la Blasse llego a Meritein., donde conecto con la D947.
Por la carretera D-
En el kilómetro 6,10 llego a Bugnein
En el kilómetro 11,41 llego a Audaux.
En el kilómetro 17 llego a Loubieng en el camino de entrada me recibe una cruz y el cartel con los servicios que ofrece esta localidad. Este pueblo está situado sobre una pequeña colina, lo que te permite tener un amplio campo de visión de la zona.
En el kilómetro 20,20 llego a Laa-
En el kilómetro 23,69 llego a los arrabales de la preciosa ciudad de Ortez.
En el kilómetro 24,30, paso por debajo de la Autopista Bayona-
Mi primera parada la hago en los jardines de Iglesia parroquial de San Bartolomé.
Ortez
No está incluido en la lista “oficial” de los pueblos más bonitos de Francia (para gustos los colores), pero podría estarlo perfectamente porque Orthez bien merece una visita. Su historia como capital del Páis de Bearn, sus típicas casas en piedra y madera, el torreón magnífico que vigila la villa y hace referencia a un pasado glorioso y, por supuesto, su viejo y nostálgico puente, curtido en mil batallas, dan como resultado una joya medieval que dan ganas de descubrir y recorrer hasta el último rincón.
Orthez es la ciudad más poblada de los Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania, en el suroeste francés. Se encuentra entre Pau y Bayona y, durante siglos, fue lugar de paso de los peregrinos del Camino de Santiago hacia Compostela (Camino de Vézelay).
Esta ciudad “de cuento” se alza a orillas del río Gave de Pau y, aunque no seas demasiado amante de la historia, seguro que la suya te parece apasionante. Orthez es una de las villas más antiguas de Francia, que alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media. Durante casi dos siglos (XIII – XV) fue la capital del independiente Páis de Bearn (Béarn des Gaves) bajo el control absoluto de la dinastía de los Moncade. Gaston Fébus y sus sucesores hicieron de Orthez el centro de una poderosa (y fastuosa) corte, convirtiendo a la villa en un enclave del calvinismo, donde tenían además cabida el arte y la cultura.
Con un primer paseo por el casco antiguo de Orthez, el viaje en el tiempo hasta el Medievo está garantizado y no resulta nada complicado imaginar batallas a caballo -
El primer lugar que ver en Orthez es Le Pont Vieux, el viejo puente medieval que ha visto de casi todo, desde peregrinos hacia Santiago hasta al mismísimo Wellington haciendo batirse en retirada a las tropas napoleónicas con el mariscal Soult a la cabeza (Batalla de Orthez, 1814). Es un puente fortificado, en el que destaca el torreón de vigilancia, y que fue construido entre los siglos XIII y XIV. Se ha conservado en excelente estado guardando más de una leyenda. Ahora, sobre las aguas del Gave, solo transmite la tranquilidad del paso del tiempo mientras en su ribera derecha se extiende la antigua ciudadela.
Caminar por las calles de la villa medieval de Orthez no te supondrá esfuerzo alguno, al contrario, los pies y la vista van solos y quieren abarcarlo todo. En el recorrido te encontrarás con plazoletas, pequeños jardines, iglesias y casas tradicionales, ejemplos de la arquitectura bearnesa, con la piedra y las traviesas de madera como elementos clave.
En lo alto de una colina cercana hay una torre, robusta y austera, que se levanta vigilando la villa. Es lo que queda del antiguo Castillo de Moncade y formaba parte de la fortificación que hizo construir Gaston Febus para él y su corte (un verdadero centro de mando). Se eleva a más de 100 metros de altitud y desde aquí tienes las mejores vistas de Orthez. Merece la pena visitar el interior porque encontrarás una exposición con maquetas y montajes audiovisuales con las que te harás idea del esplendor del castillo y del poder de los Moncade.
El casco histórico de Orthez no es demasiado extenso y puedes recorrerlo a pie sin problemas para, descubrir así, algunos de sus tesoros. L’eglise Sant Pierre (Iglesia de San Pedro) es uno de ellos. Del siglo XII, aunque restaurada en el XX, es una de las más antiguas de la villa y de su interior, el coro merece una mirada detenida. Además de disfrutar con la arquitectura tradicional civil y religiosa, otro de los sitios que ver en Orthez es la Casa Museo Jeanne d’Albret. Esta antigua mansión – fortaleza del siglo XV y XVI es en la actualidad la sede de la Oficina de Turismo (siempre viene bien), pero también es un lugar único porque la historia de Orthez y de Bearn de Gaves se esconde tras sus muros. Aquí vivió Jeanne d’Albret (Juana III de Navarra, madre del que sería Henrique IV). Por fuera, el edificio deja ver distintos elementos arquitectónicos: ventanas, jardines, dinteles, tejados y chapiteles que permiten darte cuenta de cómo fue cambiando su estilo renacentista durante los años que duró su construcción. Dentro está el Museo propiamente dicho, indispensable para conocer la historia de Bearn y la del protestantismo y las guerras de religión que asolaron Europa. Terminada mi visita inicio el regreso a Navarrenx.
En el kilómetro 51,60 regreso a Navarrenx principio y final de esta etapa.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
www.afubuy.com/sauveterre.htm
http://es.wikipedia.org
www.pirineosatlanticos.com
http://www.ville-
ttp://lalaviajera.com/que-