Ruta 1119.- Por el Sobrarbe. Ainsa,Pueyo de Araguás,Torrelisa, Los Molinos, El Plano, Oncins, Monasterio de San Victorián, Arro.
15 de Julio de 2023 llevo en Ainsa un total de 10257 kilómetros.
La ruta de hoy discurre por los pueblos y aldeas del antiguo reino de Sobrarbe, situados en las faldas de la cara sur al amparo de La Peña Montañesa que forma parte de Sierra Ferrera. Todo empezó hace 45 millones de años, cuando los lugares por donde rodaré con la bicicleta era un mar profundo. Las placas de los continentes fueron chocando y así se formó esta impresionante y hermosa montaña de la que podemos disfrutar. Desde tiempos ancestrales, La Peña Montañesa o Sierra Ferrera ha sido refugio y referencia de los pueblos del Bajo Peñas. En los meses de verano, se han llevado cabras y ovejas, a las zonas altas para aprovechar los pastos ¿Y su multitud de cuevas y abrigos han resguardado a los pastores de las tormentas! Para la construcción de las casas se han despeñado desde sus cumbres los mejores ejemplares de pino negro. Y entre sus rocas aún se puede encontrar huecos de arnas (colmenas) para la miel. Antiguamente no había relojes, de modo que los lugareños conocían la hora durante el día gracias a las sombras de algunas rocas en concreto de Peña Montañesa. Y por la noche, observando las estrellas del cielo.
El nombre de
Sobrarbe viene de que esta región estaba sobre la sierra de Arbe. Se extendía
desde las riberas del Cinca hasta Alquézar. Sobre Arbe, para llegar a la
contracción definitiva de Sobrarbe. El nombre según la fabla es La Aínsa o
L´Aínsa.
Se fecha el año 724 como el de la Reconquista. Según la leyenda de San Juan de
la Peña, García Jiménez fue nombrado primer rey de Sobrarbe y fue el que decidió
atacar a los moros en La Aínsa. García con sus 300 soldados cayó por sorpresa en
La Aínsa, aprovechando la noche y diciendo a sus soldados que la Divina
providencia estaba de su parte por haber visto una cruz sobre un árbol de encina
(carrasca). Al final declaró Aínsa capital del reino de Sobrarbe, por eso el
escudo de Sobrarbe tiene una cruz roja sobre una encina, siendo uno de los
cuarteles del histórico escudo de Aragón. El antiguo reino de Sobrarbe abarca
unos setenta pueblos agrupados en veinte municipios.
El
tiempo acaricia con sus largos dedos de sabio protector de las piedras de un
país de leyenda, que hunde sus raíces en tiempos remotos. Los primeros
pobladores habitaron los abrigos y covachas de este entorno prodigioso, y con el
paso del tiempo fueron dando forma humana a uno de los enclaves más hermosos del
Pirineo. Piedra sobre piedra, camino a camino, nombre a nombre…las diferentes
culturas que habitaron estas tierras dejaron su huella singular. Celtas,
romanos, musulmanes, cristianos…una historia de diversidad y riqueza que
convierte la visita a la villa de Aínsa en un asombroso viaje en el tiempo,
lleno de color y sembrado de maravillosas sorpresas. Se encuentra a una altitud
de 589 metros sobre el nivel del mar.
Gentilicio: Ainsetano.
Ainsa tiene 1353 habitantes En todo el municipio son unos 1.897 habitantes.
Pertenecen a este municipio las siguientes localidades: Aínsa, Arcusa, Arro,
Banastón, Las Bellostas, Camporrotuno, Castejón de Sobrarbe, Castellazo,
Coscojuela de Sobrarbe, El Coscollar, Gerbe, Griebal, Guaso, Jabierre de Olsón,
Latorre, Latorrecilla, Mondot, Morillo de Tou, Olsón, La Pardina, Paúles de
Sarsa y Santa María de Buil, Sarratillo, Sarsa de Surta.
Días festivos locales: 20 de enero se celebra San Sebastián, con hogueras y
fiesta de los casados y 14 de septiembre La Morisma, cada dos años.
En Aínsa, situada en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, podemos encontrar
un conjunto arquitectónico y urbanístico de gran valor siendo declarado su Casco
Antiguo como Conjunto Histórico-Artístico en el año 1965. Villa de la provincia
de Huesca y capital de la comarca de Sobrarbe.
Históricamente se cita Aínsa en el 1055, pero su verdadera documentación
histórica empieza con el fuero de la repoblación otorgado por Alfonso el
Batallador en 1124. El antiguo castillo también es de esta misma época, luego en
el siglo XVI fue ampliado como fortaleza.
Aínsa está dividida en dos partes. La de arriba que es el casco antiguo, con dos
calles y una plaza sencilla, al lado del castillo, dan forma al primitivo casco
urbano.
El
castillo conserva casi toda la muralla. De sus puertas exteriores principales,
quedan dos en pie. Del castillo podemos ver el conjunto amurallado y torreones
cuadrangulares en los ángulos. De grandes dimensiones, tiene una serie de arcos
que sostienen el paso de ronda. La Torre del Homenaje, del siglo XI, está
totalmente reconstruida. Es una torre pentagonal de cinco pisos con saeteras y
tejado a dos aguas. Hoy en día es el Centro de Interpretación de la Fauna
Pirenaica.
Las otras dos torres nordeste y sudeste, también rehabilitadas, albergan varias
instalaciones. En la torre nordeste encontraremos la Oficina Comarcal de
turismo, la Oficina Técnica y Sala de Geovisión del Geoparque de Sobrarbe. Y en
la Sudeste podremos visitar el Espacio del Geoparque, centro de interpretación
que nos mostrará la riqueza geológica de esta comarca.
Rodeado al fondo por la Peña Montañesa, las Tres Sorores, las Tres Marías y la sierra de las Tucas, Ainsa es el centro para todas las direcciones del Sobrarbe. Destaca su historia y arte, su patio de armas del castillo que enlaza con la Plaza Mayor, una de las más antiguas del país entre las porticadas, con porches de estilo románico-gótico, con las casas de piedra. En las casas Consistoriales está el arco de acceso a la calle mayor
En otro lado de la Villa, encontramos la Torre románica de la iglesia de Santa María de Buil, antigua colegiata. Su papel fue militar y religioso. Hizo escuela para el resto de torres del Sobrarbe. Sus dimensiones son únicas en el románico aragonés. Lo más llamativo es el cuerpo superior, con cuatro amplios ventanales con arquivoltas y capiteles decorados. Dos calles salen de la plaza: la de Gonzalo I y la de Santa Cruz. En su confluencia encontramos una placeta con el nombre del San Salvador. A los pies quedan los arcos de la Escalereta y del Hospital, además del de la plaza Mayor, y los portales de Fontela, de Abajo y de Afuera.
a
iglesia es del siglo 1181, dedicada a Santa María. Su construcción se inició a
finales del siglo XI y se acabo en la segunda mitad del XII. La última
restauración fue en 1972-1974. En su portada principal, destacan cinco
arquivoltas sobre columnillas. En marzo del 1974 se hizo la consagración del
altar mayor y de la cripta, el altar en honor a Santa María y la cripta, con 18
columnillas con capiteles renovados, en honor a Santa Cruz. También es de gran
interés el claustro, donde se mezclan los estilos románico y gótico. Tiene
planta de pentágono irregular y fue construido en los siglos XIV y XVI.
La nave de la iglesia es de arco ligeramente apuntado y el presbiterio contiene
en su ábside una bóveda de horno. En él hay un Cristo de talla moderna y una
Virgen gótica en madera policromada del siglo XIV.
E
L'Aínsa celebra La Morisma, dedicado a la fiesta de la Santa Cruz, el primer
domingo de septiembre de los años pares. Es una representación singular,
diferente de todos los que existen en Aragón, y que guarda semejanza con los del
reino valenciano en sus representaciones de moros y cristianos, con influencia
de las clásicas pastoradas. En el espectáculo aparece el rey Garcí Jiménez, el
general moro, la reina mora y la reina cristiana. No faltan el rabadán y el
mayoral, además del pecado, aliado de Lucifer y el ángel. Se narra la batalla
contra los moros, cuando Garcí Jiménez vio la luz en el cielo y aparecen en el
texto las villas del antiguo Sobrarbe, como, Labuerda, San Vicente, El Pueyo, La
Fueba, Banastón, Araguás, Cagigosa, Labayo y Montpellier. Se finge una batalla,
la conquista del castillo, y al final un pastor parte para Jaca y San Juan de la
Peña para anunciar la victoria de los cristianos.
L a Carrasca coronada por la cruz la Cruz de Sobrarbe es el emblema de Aínsa y
Sobrarbe. La Cruz se erige orgullosa como símbolo de los orígenes legendarios de
la villa. Conmemora la victoria en el 724 de las tropas cristianas de Garcí
Ximénez sobre el ejército musulmán. Según la leyenda de San Juan de la Peña,
García Jiménez fue nombrado primer rey de Sobrarbe y fue el que decidió atacar a
los moros en La Aínsa. García con sus 300 soldados cayó por sorpresa en La
Aínsa, aprovechando la noche y diciendo a sus soldados que la Divina providencia
estaba de su parte por haber visto una cruz sobre un árbol de encina (carrasca).
Al final declaró Aínsa capital del reino de Sobrarbe, por eso el escudo de
Sobrarbe tiene una cruz roja sobre una encina, siendo uno de los cuarteles del
histórico escudo de Aragón. Esta cruz cubierta fue construida en 1655, pero fue
derribada por un huracán, y se volvió a reconstruir en 1765 por orden de Carlos
II. Cada dos años, los ainsetanos rememoran esta gesta protagonizando la
representación épico-dramática de La Morisma.
Una vez visitado este monumento histórico de Aragón, salgo de ella por la carretera N-260 dirección Campó.
En el kilómetro 3,30, después de cruzado el puente sobre el rio Cinca , llego a una rotonda donde por mi izquierda dejo la N-260 , para continuar por la carretera SC-22907-01, que se dirige al Pueyo de Araguás.
En el kilómetro 8,22 llego al Pueyo de Araguás, que se yergue sobre sobre un altonazo, relativamente lejano al cauce del río Cinca, por cuya margen izquierda se extiende todo el territorio municipal. Desde esta ubicación se disfruta como telón de fondo, del magnífico relieve de Sierra Ferrera, en cuya vertiente sur me encuentro y desde donde estoy disfrutando de la maravillosa vista de Peña Montañesa que está amarilla del Alberzón (Erizón). En la panorámica que ofrece El Pueyo de Araguás se aprecia cómo conviven los terrenos de pasto con masas forestales de pino, robledales y las carrascas del Sobrarbe. Su casco urbano se ordena a partir de una preciosa calle principal, Calle de Santa Cruz, que discurre a lo largo de la loma donde se asienta la población. En uno de sus extremos, en el de la entrada a la localidad, se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa Cruz , del siglo XVI, en el momento que se fundía el gótico ya en decadencia, con el emergente renacentista. En la silueta de este templo, destaca su torre con aspilleras, más propias de las construcciones militares. Así se deduce que este campanario también fue un lugar de vigilancia sobre el entorno del pueblo. Hoy esta torre ha recuperado su esplendor gracias a una restauración reciente. A lo largo de la calle de Santa Cruz se levanta el los resto de edificios del lugar, como son la Casa Cueza o Casa Salvador, cuya base queda abierta a peculiares pasos abovedados, ofreciendo esta calle un agradable paseo entre estos edificios prototípicos de la arquitectura popular de esta zona, algunos con una dilatada historia, como el de Casa Corona, en la que aprecio una bella ventana que muestra la el año 1519, lo que la convierte en una de las más antiguas de la comarca. El Pueyo de Araguás tiene la capitalidad de un municipio formado por pequeñas localidades que tendré que pasar si quiero llegar al Monasterio de San Vitorián como ,Torrelisa, Los Molinos, Oncins, El Plano ,además de San Lorién, El Soto, La Pardina,Araguás, Cagijosa,, La Muera, San Lorién y El soto, que los visitaré otro día. Continúo ruta.
Llego al cruce con Araguás, San Lorien y Ceresa por la izquierda, recto indica a San Vitorián Torrelisa y los Molinos.
En el kilómetro 14,49, llego a Torrelisa, que asienta su caserío a 638 metros de altitud; pertenece el municipio de Pueyo de Araguás. Cuenta con una población de 21 habitantes. Antiguamente el pueblo tenía otro emplazamiento en un lugar llamado la Chinebrosa.
La calle de San Pedro discurre entre las sólidas casas desde la zona donde se ubican la gran mayoría de pajares y eras, para desembocar en una preciosa plaza flanqueada por varias viviendas de robusta construcción. Casa Betato del siglo XVII , y que unas obras de reforma lograron descubrir su origen románico destaca por sus amplias dimensiones y por sus rasgos de casa noble, en ángulo, conforma los dos lados más septentrionales de la plaza. En los dinteles de los vanos aparecen interesantes inscripciones. Su interior guarda un pequeño retablo barroco del Siglo XVIII procedente del Monasterio de San Victorián. Un paso cubierto abovedado bajo la casa permite el acceso de la plaza a la calle que conduce hasta la iglesia de San Pedro ad Víncula . Esta obra del siglo XVII, de mampostería, presenta nave rectangular, con una capilla a cada lado y cabecera recta, cubiertas con bóveda de cañón. Tras una reparación que tuvo lugar en la década de los años 80, se descubrió la forma original de la cabecera en ábside semicircular, de origen románico. Adosadas a la iglesia se encuentran la antigua escuela y la abadía. Desde la iglesia de San Pedro ad Vincula, descendemos por la calle que nos lleva hasta la antigua herrería. Los balcones y ventanas llenos de flores, las calles empedradas y la amplia plaza con espectaculares panorámicas de La Peña Montañesa sorprenden gratamente al visitante. Celebra fiestas en invierno ,con las fogatas de San Antón y el 1 de agosto la Fiesta Mayor en honor de San Pedro. Terminada mi agradable visita a este lugar continúo rumbo a San Victorián.
En el kilómetro 14,49 cruce con ,área recreativa; por la izquierda el indicador me dice a San Lorién y Ceresa; por la derecha a los Molinos ,que es por donde debo proseguir.
En el kilómetro 16,79 llego a los Molinos, situada a los pies de Peña Montañesa hacen de este lugar un paraje único. Este lugar se integró en 1845, en el municipio de El Pueyo de Araguás. Sin embargo su larga historia está estrechamente vinculada a la presencia del Monasterio de San Victorián, del que siempre dependió administrativamente hasta las desamortizaciones del siglo XIX. Hay documentos datados del año 1566 en el que la localidad aparece como propiedad del abad del cenobio.
Su caserío se ubica protegido físicamente por las alturas de la Sierra Ferrera, en cuya falda de la solana se ubica, beneficiándose así de una mayor insolación que en la vertiente norte, lo cual hace que la vegetación circundante predominen los bosques de robles, quejigos y carrascas. El caserio de los Molinos se dispersa en varias fajas, aprovechando los escasos llanos que concede el terreno tan accidentado. Sus casas de piedra se despliegan en suave armonía con el entorno, bajo la mirada atenta de La Peña Montañesa. La calle principal recorre los tres núcleos de casas que componen el lugar. Si descendemos llegaremos a un rincón donde se sitúa la fuente ,una mesa y los bancos de piedra , para hacer una parada agradable si fuera necesario.
La calle continúa, bifurcándose hacia los campos y la iglesia de construcción contemporánea. Los pajares conservan el sabor a siempre y los elementos característicos de la notable construcción de estas montañas. . Esta localidad tuvo el influjo directo del Real Monasterio de San Victorián y de sus monjes. Algunos de ellos, incluso, habitaron aquí. En 1646 disponía de 13 fuegos. Su nombre aparece vinculado estrechamente a la historia del antiguo cenobio, tal y como reflejan los numerosos documentos del Monasterio. Aquí se conserva un molino harinero ,que se puede visitar , donde se puede descubrir y sentir la vida que un día albergó. Las fotografías y lonas interpretativas nos muestran el proceso de obtención del cereal hasta convertirlo en harina, los distintos panes que se elaboraban, las dificultades y penosidades de la Guerra Civil, con el racionamiento y el consiguiente extraperlo, y el final del molino harinero. Me acerco a visitar la Ermita de Santa Catalina pequeño oratorio con sala cubierta con bóveda de cañón y puerta adintelada. El día 30 de abril los vecinos de los pueblos de Los Molinos, La Muera, El Plano, Los Molinos, Oncins y San Victorián, acuden de romería a esta ermita.
Desde aquí prosigo en ascenso por la carretera SC-22190-02
En el kilómetro 18,34 a mi derecha dejo el desvío a Muera, continuando la marcha.
En el kilómetro 18,62 paso por el Plano, desde aquí 3 kilómetros me separan de San Vitorián y 118 metros de pendiente a salvar y con un desnivel acumulado de 445 metros. En el próximo tramo la pendiente es del 4,9 % y una altitud de 995 metros. Al cobijo del Monasterio de San Victorián, bajo la adusta pared rocosa de la Peña Montañesa, se erige el caserío de El Plano.
Al igual que a su vecina localidad de Los Molinos el caserio del Plano se ubica protegido físicamente por las alturas de la Sierra Ferrera, en cuya falda de la solana se ubica, beneficiándose así de una mayor insolación que en la vertiente norte, lo cual hace que la vegetación circundante predominen los bosques de robles, quejigos y carrascas. Esta población es de pequeño tamaño, con escasas casas y habitantes. A pesar de ello hay grandes casas de piedra de tonalidades azules y rojizas, eras y campos verdes o dorados según la estación, y frondosos bosques conforman El Plano. Entre sus casas, todavía se conserva la antigua escuela. En el pasado, El Plano fue un lugar de paso de los monjes hacia el Monasterio de San Victorián, siendo también parada obligada en las peregrinaciones de los fieles. La tranquilidad, el silencio y el sobrecogedor paisaje, convierten a El Plano en un cálido refugio para el visitante.
En el kilómetro 20,68 llego a Oncins cuyo caserío situado a 1073 metros de altitud, está igualmente situado en la falda de la solana beneficiándose así de una mayor insolación que en la vertiente norte, y protegido físicamente por las alturas de la Sierra Ferrera, lo cual hace que la vegetación circundante predominen los bosques de robles, quejigos y carrascas. Oncins es la última población que encuentro a orillas de la carretera que me lleva hasta el Monasterio de San Victorián. Las casas de Oncins, con sus gruesos muros de piedra y los tejados de losa tan característicos de la construcción en estas montañas, continúan desafiando al tiempo. Algunas casas presentan inscripciones con fechas que se remontan a 1620. También encontramos un vano decorado con la cruz de Sobrarbe. El paisaje siempre sorprende a quien lo visita. La proximidad de La Peña Montañesa que se erige como un insondable paredón calcáreo, los verdes prados y la presencia de ardillas, aves rapaces y otros animales son los mejores reclamos para visitar Oncins. Los atardeceres mágicos sembrados de colores, la piedra y la madera de sus construcciones, el color y el aroma de los campos en primavera y las asombrosas tonalidades del otoño, embriagan al visitante. La pequeñita ermita de Santa María Magdalena del siglo XVII A pocos metros de las casas, se erige sobre planta rectangular con cabecera recta orientada al este. Se cubre con bóveda de cañón. La puerta se abre al sur en arco de medio punto monolítico.
En el kilómetro 21,74 me falta 1 kilómetro para San Vitorián.
En el kilómetro 22,29 llego a un Parquin donde se encuentran los restos de lo que fue un crucero
En el kilómetro 22,36 ermita de la Virgen del Pilar. Muy próxima al Monasterio, obra de mampostería con dos contrafuertes en las esquinas del muro de los pies. Presenta nave rectangular con cabecera recta y cubiertas con bóvedas de cañón. El retablo muestra una talla en madera de San Victorián ( siglo .XVIII)
En el kilómetro 22,84 por fin estoy en San Victorián o San Beturián para las gentes del valle. El Monasterio de San Victorián está considerado como el primer monasterio de la Península Ibérica. Según la tradición, en el siglo VI el joven Victorián o Beturián (como se le llama en Sobrarbe) nació en Italia en el año 480, huyendo de las tentaciones terrenales y de la fama de santidad que había adquirido cruzó los pirineos desde su Italia natal, . Durante el viaje fue haciendo diferentes prodígios , estableciendo finalmente su residencia en la Espelunga abrigo rocoso de la falda de la Peña Montañesa, llevando una vida de eremita en esta cueva y realizando grandes prodigios; hasta que fue llamado para ser el abad por los monjes del monasterio de San Martín de Asán, que había sido fundado por el rey visigodo Gasaleico (506-510). ejerció de abad de este monasterio durante veinte años y a partir dese ese momento, el monasterio tomó su nombre. De ahí que los orígenes del monasterio de San Victorián están estrechamente relacionados con el monasterio más antiguo de España, San Martín de Asán, cuya ubicación originaria es muy debatida.
Como aragonés me siento orgulloso de pertenecer a unas gentes que fueron capaces ,en circunstancias extraordinarias de nuestra historia de al cobijo de la imponente Peña , construir esta "joyica" , aquí ante mi vista alza majestuoso uno de los monumentos más relevantes de la historia de Aragón, declarado BIC de Pueyo de Araguás, en la Comarca oscense de Sobrarbe , sus legendarios orígenes se remontan a época visigoda, aunque debemos esperar al siglo X para encontrar su presencia en documentos escritos. Durante siglos, este cenobio fue el centro político, económico, cultural,social y espiritual de un vasto territorio, siendo protegido por reyes y papas.
Durante la Reconquista fue utilizado como herramienta para administrar y reestructurar esta zona del Reino de Aragón. En la iglesia se puede ver aún el sarcófago en el que, según una inscripción ya desaparecida, reposaban los huesos de Gonzalo I e Íñigo de Arista, Reyes de Sobrarbe. Este santo tenía tanto poder y sido siempre venerado con profunda devoción por los habitantes del Sobrarbe, una devoción muy ligada con el gran poder que la tradición le atribuía desde tiempos antiguos. Tanto es así que los monarcas aragoneses creían que si trasladaban el arca con sus reliquias a la batalla, se aseguraban su victoria, como así ocurrió en las batallas de la toma de Alquézar y Huesca en el siglo XI.
Este cenobio se compone de un conjunto fortificado, compuesto por edificios de diferentes épocas. Al cobijo de su muralla que recorría todo el perímetro del monasterio, se erigió el palacio abadial, las viviendas, los huertos, el refectorio, el claustro, la biblioteca, la herrería, el molino, la hospedería, la limosnería, la iglesia,la sala capitular, el archivo...en los cuales el abad, los monjes y el resto de personas que habitaban el cenobio desarrollaban sus vidas cotidianas.
Recientes estudios arqueológicos han sacado a la luz restos de origen paleocristiano (siglo VI) y prerománico.
Estos restos arqueológicos hoy pueden visitarse junto a la parte restaurada del conjunto (cementerio, iglesia, sacristía, sala capitular y archivo) del siglo XVIII.
Destruido por los musulmanes, fue reconstruido por Ramiro I de Aragón (1035-1063). Fue protegido por reyes y papas y durante siglos se configuró como el corazón político, económico y espiritual de las tierras de Sobrarbe.
A lo largo del siglo XII y XIII, el monasterio consolida su territorio, surgiendo el Abadiado de San Victorián, y se convierte en el centro neurálgico de un extenso territorio. Durante los siglos posteriores el monasterio sigue aumentando sus propiedades. A mediados del siglo XVI contaba con un total de cincuenta y cuatro parroquias sobre las que el abad ejercía jurisdicción civil, criminal y religiosa.
A finales del siglo XVI comienza la decadencia del cenobio debido a la pérdida de propiedades, por las políticas reales y eclesiásticas, especialmente por la creación del Obispado de Barbastro (1571), quedándose únicamente con 20 pueblos.
En el siglo XVII, gracias a una ayuda real, se realizan obras de restauración en el conjunto monástico, en la hospedería y en La Espelunga. Durante el siglo posterior, el abad consigue el apoyo de Felipe V para reedificar la iglesia sobre la anterior (1715-1737). En 1763 un rayo, y un año después fuertes vientos, provocan grandes daños en el edificio, que son reparados con la ayuda del Marqués de Avilés y Esquilache que lograron que Carlos III les concediese 60.000 reales.
La desamortización eclesial de Mendizábal supuso un durísimo golpe para la economía del monasterio, que pierde gran parte de sus tierras. Cuando en 1844 el propio monasterio iba a ser vendido, se suspende la venta por Real Decreto de 25 de marzo, y éste queda encomendado al Ayuntamiento de Los Molinos.
El último siglo fue nefasto: la guerra civil trajo expolios, incendios y bombardeos. El año 1953 representará el fin de su historia como comunidad monástica. En 1984 se abre el expediente de declaración como Monumento Nacional. En la actualidad se está procediendo a su restauración.
Terminada mi visita inicio el regreso a Ainsa
En el kilómetro 28,43 paso de nuevo por los Molinos y aquí decido regresar por la carretera SC-22190-01que me llevará a Arro.
En el kilómetro 33,9 paro a contemplar la ermita de Los Dolores del siglo XII..
En el kilómetro 34,50 conecto con la Carretera Nacional 260 y justo enfrente se encuentra sobre una pequeña elevación Arro, esta pequeña localidad oscense de la Comarca de Aínsa Sobrarbe se ubica a pocos kilómetros de Aínsa. Asienta su caserío a 610 metros de altitud .Su conjunto majestuoso consta de una calle y una plaza, con casas torreadas como casa Lanau y Abadía., y la Iglesia de la Asunción del siglo. XVI, ermita de los Dolores del siglo. XII. La Casa Lanao de Arro, es un monumento declarado BIC por el Gobierno de Aragón. Esta cas erigida en el siglo XVI se debió a la inseguridad que se vivía en los Pirineos de Huesca. Este inmueble desde su construcción ha sufrido incontables modificaciones y añadidos. En su origen era un edificio de planta rectangular, ampliado con dependencias domésticas. La construcción es de mampostería y consta de tres plantas y falsa, con un torreón cilíndrico de la misma altura que el resto de la casa. El torreón es de dos cuerpos separados por una imposta; su interior se encuentra fraccionado en cuatro estancias, que comunican con los pisos de la casa. En la planta baja del torreón defensivo. El tejado cónico finaliza con una figura femenina de tosca. El conjunto posee una pequeña capilla dedicada a San Antonio de Pádua. Parte del cuerpo principal de la casa y la torre se realizó en el siglo XVI. Las ampliaciones posteriores pueden datarse a partir del siglo XVIII y XIX. Casa Lanao se levanta en las inmediaciones de Arro, compartiendo protagonismo con la otra vivienda militarizada del lugar,Casa La Abadía, que destaca en el interior del casco urbano. Se supone que la ubicación de Casa Lanao a las afueras del núcleo responde a la existencia de unas aguas termales utilizadas con fines curativos.
En el kilómetro 44,77 llego a Ainsa principio y final de la ruta de hoy. Y un total de 10301 kilómetros.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín .
Fuentes propias y:
(Foto: O. Martín, Archivo Fotográfico del Ayuntamiento del Pueyo de Araguás. Óleo sobre tabla de San Victorián s.XV, procedente de la Parroquial de Graus)
https://www.elpueyodearaguas.com
Textos: Pirinei
https://es.wikipedia.org/wiki/Casa_Lanao