Ruta 0174 por la Ribagorza.-Graus, ermita de San Medardo y monas
Ruta 0174 por la Ribagorza.-Graus, ermita de San Medardo y monas
Ruta 0174.- Por la Ribagorza. Graus, Puebla del Mon, Pueyo de Marguiyén, Torres del Obispo, Aler, Benabarre, Ermita de San Medardo, y Ruinas del convento de Linares.
El 10 de mayo de 2019, llevo en Graus un total de 358 kilómetros.
Dejo el coche en el polígono industrial de Garus , situado a la entrada de la población. Salgo por la nacional 123-A en dirección a Benabarre. Casi de inmediato debo girar a la izquierda para atravesar un puente que salva el cauce del pantano de Joaquín Costa.
Los datos de Graus los expongo en la Ruta 14
En el kilómetro 4, dejo esta carretera por la izquierda para dirigirme a La Puebla del Mon, por supuesto esta carretera,¡ cómo no! sigue en cuesta ,hasta la misma Puebla del Mon.
En el kilómetro 6,14, llego a la Puebla del Mon. Subir la cuesta mereció la pena, tanto el pueblo , su entorno y los paisajes, que desde aquí se divisan son preciosos.
Está situada a una altitud de 621 metros, en las inmediaciones del barranco la Tosca o de la Font del lop (Nuevamente los lobos), balcón hacia el valle del Sarrón. A los pies el embalse Joaquín Costa o de Barasona, el primer construido en La Ribagorza (1932), represa las aguas del rio Ésera creando un gran lago artificial ideal para la práctica de deportes acuáticos. La vegetación predominante en este paisaje son los bosques de pinar y carrasca, junto a arbustos como romeros, aliagas y enebros. En sus inmediaciones destacan los pai8sajes de la fuente del Barranco y el canal de Capella, un tajo realizado en la roca para que transitara el antiguo camino que unía Graus con Capella cruzando la sierra.
En 1857 tenía una población de 56 habitantes, En 1900, 44; en 1960, 30; en 1970, 10; y en 2010, 3.
Salvo alguna construcción de gran tamaño, el pequeño núcleo de La Puebla del Mon presenta una arquitectura popular sencilla, organizada en dos agrupaciones superpuestas de casas. Arriba se sitúan Casa Tomás y Casa Salas, y abajo Casa Sardán, Casa Matias, Casa Pedro y Casa Vicén. Tan sólo la última está todavía habitada de forma permanente. En este barrio es donde se encuentra la Iglesia de la Inmaculada.
La Iglesia de la Inmaculada Concepción, es de factura moderna (Siglo XVI) y fue construida en sillarejo, con sillares en las esquinas. Consta de una nave y cabecera recta cubiertas por bóveda de cañón. La puerta en arco de medio punto se sitúa en el flanco sur del edificio y la torre a los pies. Bajo ella, un modesto rosetón es su única decoración. En el interior, el altar mayor está presidido por la imagen de la Virgen del Pilar. También se conservan un cáliz de plata, un Cristo del Siglo XVIII y una gran pila de piedra. Un antiguo píxide de la iglesia se encuentra entre las piezas aragonesas retenidas en el Museo Diocesano de Lérida. La pieza más destacada del templo es la pequeña talla de Santa Quiteria, a la que se venera como abogada contra el mal de la Rabia. La voluminosidad de sus ropajes nos remite a finales del siglo XVIII, siendo de un estilo muy popular. Se desconoce el origen de este patrocinio, motivado quizá por algún suceso de rabia entre los vecinos. Su festividad el 22 de mayo, constituía la fiesta pequeña del pueblo.
La primera mención documental conservada de la Puebla del Mon data de 1432. En el Fogaje del Reino de Aragón (1495) aparece como aldea de Capella, lo mismo que en documentos posteriores, castellanizando su denominación con el paso del tiempo: La Pobla del Mon (siglo XVII), La Puebla del Mon (siglo XVIII), e incluso la Puebla del Monte (Siglo XIX). No nos han llegado muchas noticias sobre el lugar, que a lo largo de su historia parece haber sido aldea o villorrio dependiente de poblaciones mayores. Así, su ter4rateniente pagó tributos a Graus durante el siglo XVIII; formó parte de Capella en la Edad Moderna y estuvo vinculado a Barasona hasta su inundación por el pantano, momento en que pasó nuevamente al municipio de Capella, hasta su segregación en 1926 para integrarse en Graus. Sin embargo, sí ha sido un entorno poblado desde antiguo. Cuando el Rey de Aragón Sancho Ramírez delimita el término de Graus tras su conquista en 1083, al recorrerlo por estas tierras establece su límite en el camino que va hacia Cipilio. El nombre Cipilio o Cepillo parece venir de un diminutivo del término cepo, por lo que podría pensarse en este terreno como el de una trampa natural para cazar animales. De hecho, una de las partidas más grandes de esta zona es la de Llobera, y son frecuentes en la documentación las batidas de lobos realizadas en este terreno durante siglos.
El Cepillo, luego los Cepillos, también se corresponden con un barranco a poca distancia de la Puebla del Mon, donde se encontraba un templo que podría identificarse con la ermita de San Bartolomé, próxima a la carretera de acceso al pueblo. Un cúmulo de piedras nos indica hoy su existencia, en un lugar desde el que también se divisa la antigua ermita de la aldea de los Marros, entre La Puebla del Mon y Pueyo de Marguillén.
San Bartolomé es el santo que protege contra las tormentas. El cuchillo con el que fuera torturado era su arma para romper las malas nubes, según la religiosidad popular y, tal vez por esto, la ermita se ubicó en un lugar desde el que se divisaba gran parte del término y sus cielos. En el día del santo, a finales de agosto, se celebraba la fiesta mayor de la Puebla.
Las Pueblas son nuevos poblamientos configurados durante los siglos XV al XVI bajo los núcleos y castillos originales en un momento de mayor seguridad y expansión como ocurre en los casos de La Puebla de Fantova o La Puebla de Castro. Sin embargo, para la Puebla de Mon no existe constancia documental de otros poblamientos cercanos a mayor altura.
Terminada mi visita a esta preciosa localidad , desciendo hasta la carretera N 123-A con la que conecto el kilómetro 8,31, , para continuar ruta hacia Benabarre.
En el kilómetro 9,59, paso por el desvío a Aguinaliu, y que dista desde este punto 7 kilómetros.
En el kilómetro 10,37, llego a Pueyo de Marguillén.
Pueyo de Marguillén es un pueblo de la Ribagorza situado a 7 km de Graus, municipio al cual pertenece. En 1991 tenía 62 habitantes. Está situado en un Pueyo como plaza fortificada medieval típica. Uno de sus hijos ilustres fue ,Aurelio Angel Boix Cosials, beato de la iglesia católica.
Una leyenda, citada en una nota por Jorge Mur en su libro "Septembris", vincula la despoblación de Lumbierre con el vecino pueblo de Pueyo de Marguillén: al parecer una influyente dama de este lugar, llamada María Guillén -cuyo nombre permanecería en el topónimo-, se habría llevado a Pueyo al cura de Lumbierre, y este hecho habría acarreado que al citado sacerdote le siguiera toda la población de este último lugar que, por ese motivo, quedaría abandonado para siempre.
Su Iglesia románica es del siglo XII, con torre poligonal del siglo XVI. Como pasa con Torres, en el habla local se llama Pueyo y se añade de Marguillén cuando se habla con gente de fuera de la comarca. El apelativo Marguillén puede venir de María Guillén, según dice la tradición o de Marc Guillén, según sugiere la fonética. La primera mención es de 1117, en latín, y refere a un Severianus:
Almuniam de Puio Sivarano, que est sita infra términos de Chastro et de Capella et de Gradibus. Otras menciones medievales son dudosas porque pueden corresponder al Pueyo de Ésera, pero en 1458 hay una mención como Pueyo que corresponde a este pueblo ya que también hace referencia a otras localidades cercanas. En el fogaje de 1495 se llama Pueyo de Merguillén y además se nombra a un tal Guillen del Pueyo en Torre de Ésera. En 1551 se escribe Pueyo de Marguillén, en 1598 Pueo de Marguillem, en 1607 Pueo y en 1628 Pueyo de Marguillem. Terminada mi visita continúo viaje en dirección a Benabarre.
En el Kilómetro 12,20, me desvío a Torres del Obispo.
En el Kilómetro 12,60, llego a Torres del Obispo.
Aquí junto a la carretera en una calle que se dirige al cementerio de la localidad, fotografío un crucero y un poco más adelante un Peirón (Pilarez en la Ribagorza)dedicado a San Antón. Muy habituales en la Ribagorza, los pilarez tienen un significado similar a los cruceros y los Peirones o Pairones. Se trata de pilares bajo advocaciones religiosas que se colocan en caminos y montes para protección de los habitantes de la zona y también para impedir con su construcción las reuniones de brujas que se creía realizaban en alguno de estos lugares. En Torres del Obispo hay tres de estos pilarez que han sido restaurados, el de San Antón /Antonio Abad, el de San Sebastián y el de la Sagrada Familia. Están catalogados como BIC.
La localidad de Torres del Obispo se halla a mitad de camino entre Graus y Benabarre a levante del embalse de Joaquín Costa.
El pueblo, ”llugar” en Baixo Ribagorzano, se articula en torno a tres plazas o “pllazas” principales: La del trinquete, frontón o lugar donde se juega a la pelota, la de Es Porches (Los porches en antiguo Baixo Ribagorzano) y la de la iglesia (Ilesia”. De dichas plazas parten una serie de calles con encanto o que como poco llaman la atención como las de Santa Ana, la calle mayor y la Estrecha, la de la “Font”, el Faramuro (llamada as í por encontrarse fuera de la fortificación, “fora muro”), la del “Llavador” o Benabarre, la de Graus, llamadas ambas así por ser el origen de los caminos que antiguamente conducían a dichas vías ribagorzonas y el Paseo de Mosen Ramón Burrel, autor de la historia de Torres de finales del Siglo XIX.
Rodeada por el caserío hallamos la iglesia parroquial de Santa María la Mayor presidiendo una placita del XVI en el que abundan casonas con portadas doveladas, algunas de ellas con grandes portadas doveladas. Casa El Farrero tiene además ventanales de piedra de tradición tardo gótica, Casa Blasco, cuya planta correspondiente a la “falsa” o “perche” (desván), va coronada con la típica galería de arquillos de de ladrillo de la arquitectura palaciega.
Casa Andrés tiene la fachada en piedra sillar aunque se transformó el arco de entrada y se abrieron balcones modificando su aspecto original, muy similar al de Casa El Ferrero o Salamero ubicada frente a ella. Esta casa recuperó sus antiguos elementos ornamentales como su puerta dovelada o las monumentales ventanas.
También aquí se encuentra, Casa Bonifacio, que luce una bonita ménsula, en la que se aprecia una campana con la inscripción fechada en 1574 y dedicada a "Santa Aulalia". Casa Portal , con un paso abierto y unas espectaculares galerías en su fachada que da a la calle Font. Es un espacio típico del siglo XVI, que en su día protegieron dos pasos cubiertos.
En la plaza de los Porches se encuentra Casa Naval, con grandes arcos en sus bajos donde antiguamente se encontraba el ayuntamiento y donde nació el militar Francisco Castillón Esteban en 1786, el cual llegó a ser Mariscal de campo, Caballero de la Orden de San Fernando y Capitán general de las Baleares.
Hay noticia de que la zona de Castarlenas fue organizada por Sancho Ramírez. Pedro I donó la iglesia al monasterio de Obarra y a San Victorián, pudiendo corresponder los sillares más descuidados de poniente a esta fase. Lo que si es más cierto es que el resto del cilindro absidal corresponde a finales del XII.
Pero tanto el lugar como la iglesia son mucho más antiguos. No se sabe si la primera noticia es la existencia en la comarca de un monasterio de Santa Maria de Torres a fines del siglo X. Si parece más probable su mención en un documento de 1078, a propósito de la organización de Castarlenas en época del rey sancho Ramírez. Después, en 1094, Pedro I donó el sitio, con todo tipo de privilegios, a Santa María de Obarra y al Monasterio de San Victorián. Puede que los sillares más descuidados de la fachada oeste pertenezcan a un edificio de esos momentos, aunque los restos más claros de una primitiva iglesia románica son de finales del siglo XII y corresponden a la parte inferior del ábside semicircular, realizado en buene cantería, y a parte del alero original en los ángulos NE y SE.
La iglesia sufrió una amplia reforma en la segunda mitad del siglo XVI. Se recreció el ábside en piedra y otro tanto sucedió con la nave principal, que bien pudo mantener la estructura románica, pero ahora recibió bóvedas estrelladas. En ellas, los nervios llevan claves con caritas de ángeles y parten agrupados desde ménsulas. Junto a este lenguaje tardogótico, están la galería de arquillos superior y la portada renacentista, formada por un arco de medio punto entre columnas de orden compuesto y coronada por un frontón triangular. La cubren abundantes motivos de candilieri, angelotes, máscaras relativas a la muerte y personajes desnudos, que portan cuernos de la abundancia y cintas con frutos. Además hay otros elementos de tipo más arquitectónico. Es una decoración de inspiración clásica que imita el trabajo de los orfebres, de ahí su nombre de plateresca. La transformación definitiva llegaría a mediados del siglo XVII. Entonces se rehízo la actual cabecera absidiada y se añadieron tres capillas laterales a cada lado, cubiertas con cúpulas sobre pechinas y comunicadas entre sí, a modo de naves laterales. Buena parte de todo ello recibió una decoración de yeserías en relieve, bién en la línea barroca de conchas, vegetaciones, angelotes, formas geométricas encadenadas, o bien en la de un novedoso neomudéjar, con lácerías que dibujan octógonos y estrellas de ocho puntas. Estilísticamente están relacionadas con las existentes en las iglesias de Aler y, sobre todo, Juseu. Estas últimas fueron realizadas por el arquitecto Juan de la Marca, quien sería el autor de las de las Torres del Obispo, un artista de origen bearnés que recuperó esta labor mudéjar pasado un tiempo de la expulsión morisca de 1610 y la extendió por todo Aragón. Terminada mi maravilloso recorrido por esta Joyica desconocida, continúo ruta
En el kilómetro 24,14, abandono momentáneamente la carretera N-123, para visitar la cercana población de Aler, al que llego en el kilómetro 20,35.
Aler es un municipio de Benabarre, que sitúa su caserío a 702 metros de altitud.
Núcleo de estructura defensiva situado sobre un promontorio rocoso de escaso relieve situado en medio de un llano bien cultivado. Conserva restos de la muralla y de un palacio fortificado actualmente conocido como "Castillo". También se conserva el arco que hacía de puerta al recinto así como edificios y rincones de gran interés junto con otros inmuebles muy reformados e incluso de nueva planta.
Llama la atención la iglesia parroquial de Santa María sobre la que se alza una espléndida torre octogonal. La nave de esta iglesia está coronada por un ábside semicircular y fue ampliada posteriormente con capillas. Entre los siglos XVI y XVII se realizaron reformas que afectaron principalmente al campanario y al piso superior del templo. Cabe destacar las pinturas murales del siglo XVIII. Está situada en el centro del municipio y fue consagrada por San Ramón, obispo de Roda , en 1105. A trescientos metros de Aler está la ermita de San Martín, más conocida como la de San Gregorio, y a dos kilómetros, entre los campos de cultivo se encuentra la ermita de San Pedro (siglo XVI.) También hay restos megalíticos en el término municipal con dos dólmenes en los alrededores del Más de Abat y otro cerca del Mas de Balón. Vinculado al antiguo municipio de Aler cabe destacar el Mas de Puibert que cuenta con una interesante colección etnográfica. Próximo a éste se encuentran las ruinas de la Iglesia de San Donato. Fiestas: El primer domingo de agosto, se celebran las fiestas de Aler, en honor a San Pedro. Después de disfrutar de este rincón tan bonito, prosigo ruta.
En el kilómetro 24,79 llego a Benabarre. Los datos de Benabarre los expongo ampliamente en la Ruta 0149. En Benabarre tomo la carretera A-1606.
En el Kilómetro 26,16, abandono la carretera A-1606 ,para continuar por la derecha hacia el cementerio de Benabarre, donde tomaré la pista GR-18-1, que me llevará a la Ermita de San Medardo y el convento de Linares.
En el kilómetro 27, Peirón a la izquierda del camino
En el kilómetro 27,83, llego a la zona de recreo, merendero y esparcimiento de San Medardo. Es un oasis de vegetación, donde conviven, los altos chopos, junto al riachuelo del Barranco de San Menardo, acacias,, moreras ,robinias, olmos ,pinos y un gran nogal. El nogal situado junto a la ermita de San Medardo, es de originario de América del Norte. Es un árbol caducifolio monaico. Tiene una altura de 30 a 40 metros, sus frutos son las nueces y su madera es pesada y dura, muy utilizada para la culata de rifles. También es muy apreciada por los ebanistas y carpinteros, para hacer muebles de calidad y barandados de escaleras.
En el kilómetro 28,04, llego a la Ermita de San Medardo.
Cuenta la tradición que donde está enclavada esta ermita, unos bueyes del Más del Piniés, cuando les quitaban el yugo y los dejaban sueltos después de trabajar, llegaban a dicho lugar y con la testuz escarbaban la tierra. Intrigados sus dueños por el comportamiento de las bestias acudieron al lugar y contemplaron con asombro que los animales habían desenterrado una caja cuyo contenido eran los restos de San Medardo. A la vista de tal prodigio se le nombró patrón del pueblo. En el lugar donde se encontraron las reliquias, en el momento de dar con ellas, brotó un manantial de agua que hoy existe todavía. Se encuentra dentro de la ermita, rodeado por una barandilla y su caudal sale por al exterior, por las bocas de dos cabezas de buey de bronce. La ermita de planta octogonal cierra con una verja de gran cerrojo. Según la leyenda del cerrojo de la verja (“el forrellat”), las mujeres que quieren tener hijos y no se quedan embarazadas, tocando “el forrellat” con fe, lo consiguen.
Dejando esta leyenda a parte, San Medardo fue obispo de dos ciudades francesas en los primeros siglos de la Edad media. A partir de ahí la historia y la leyenda se entremezclan en la narración de la venida de este santo a tierras ribagorzanas en las que se ha convertido en uno de los más venerados, especialmente en Benabarre. Para unos, el propio obispo llegó hasta esta comarca en tiempos de Carlomagno, ocupó el cargo de obispo de Ribagorza, y murió años después. Para otros fueron guerreros del otro lado de los Pirineos quienes trajeron sus reliquias como protección durante las luchas contra los musulmanes. Lo cierto es que la historia continúa cuando las reliquias, que se custodiaban en el cercano convento de Linares, se extraviaron y tiempo después, un buey desenterró el arca con los restos del santo cavando un hueco en el suelo del que brotó una fuente, alrededor de la cual, se edificó la ermita en honor a San Medardo.
La ermita que hoy contemplo, fue construida en el siglo XVIII, aunque parece reproducir un edificio un edificio anterior de fecha desconocida. Su curiosa forma octogonal, es herencia de los antiguos templos paleocristianos y bizantinos de planta central, cuya función principal era servir de panteón o guardar los restos de algún personaje sagrado. La ermita concede un fuerte protagonismo, dejándole un puesto central, a la imagen del santo, colocada en una hornacina frente a la entrada, y a la impresionante noguera junto a la ermita que aporta al paraje un aspecto monumental.
Hace siglos , en tiempos de sequia, era costumbre traer la arqueta con el cuerpo del santo en procesión desde Benabarre y ponerla sobre el pozo del interior de la ermita mientras se realizaban rogativas de lluvia.
En el kilómetro 28,49, llego al convento de linares.
Este monasterio toma el nombre del valle donde está enclavado, que se denomina así porque allí se cultivaba mucho lino. Este antiguo convento de Linares o lo que queda de él, cercano al parque de San Medardo, fue habitado por monjes premostretenses blancos hasta mediados del siglo XIV. En 1413 fueron los dominicos los que ocuparon el monasterio, mediante bula del Papa Luna (Peñíscola, 25 de septiembre) y bajo el patrimonio de Don Alonso de Aragón. Debido a la Peste negra y a las desamortizaciones, el convento fue despoblado. Según la tradición, la llegada a este emplazamiento, en tiempos del rey visigodo Recesvinto, de una comunidad de monjes benedictinos procedentes del también ribagorzano Monasterio de Santa Maria de Alaón. Otro testimonio que prueba la gran antigüedad de este convento es la propia imagen de la Virgen de Linares, guardada en el museo parroquial y que resulta ser una talla medieval fechable en el siglo XII. Pero junto a todo ello, el primer documento conservado que se refiere a este convento es el de su fundación, en el año 1413, por parte de los Condes de Ribagorza. Don Juan de Aragón y su esposa Doña María de Junqueras, como sede de una comunidad de frailes dominicos venidos desde Mallorca.
Estos condes prestaron importantes favores al monasterio hasta el punto de que Doña maría decidió ser enterrada en él. A pesar de su estado ruinoso y de abandono, los restos del convento prueban que su construcción fue contemporánea a la llegada de los frailes dominicos a comienzos del siglo XV. Estos restos nos permiten imaginar el estado original de la iglesia, con una sola nave, acompañada de capillas laterales y una cabecera poligonal de cinco lados con contrafuertes que todavía pueden apreciarse desde el exterior. Varias de las capillas, todavía en pie, muestran ejemplos de ventanales, arcos y bóvedas de evidente estilo gótico, al igual que debía suceder en el claustro que se extendía a los pies de la iglesia y del que quedan como testimonios algunos de los arcos dem la antigua galería.
En el kilómetro 36,16, enfrente del desvío a Aler, tomo la antigua carretera hoy transformada en PR-HU-130, dirigiéndome por ella a Torres del Obispo.
En el kilómetro 40,81 paso por el desvío a La Tosquilla y su ermita rupestre de las ventosas, que espero visitarla muy pronto.
En el kilómetro 41,20 conecto con la carretera que se dirige a Torres del Obispo, por el que paso en el kilómetro 41,48.
En el kilómetro 44,19 paso por Pueyo de Marguillén.
Llego a Graus con 50,16.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.arquivoltas.com/3-HU-Ribagorza/990373-TorresObispo.htm
https://es.wikipedia.org