Bienvenido a una tierra llena de historia, la misma que un día vio pasar a las legiones romanas. Ellos dejaron las primeras vías de comunicación. Después se convirtió en tierra fronteriza entre el poderoso ejército musulmán y las comunidades cristianas, que se refugiaban en las montañas.
Testigo durante siglos de terribles batallas, los árabes dejaron sus técnicas para canalizar el agua que riega las ricas tierras agrícolas, tierras que durante siglos han sido la despensa de toda la comarca. Más tarde fue sede de la itinerante corte del primitivo reino aragonés, volviendo las invasiones, navarras, castellanas o francesas.
Aquí confluyen los diferentes ramales del Camino de Santiago, a través del cual llegaron las distintas concepciones europeas, dejando a su paso un impresionante patrimonio para que hoy tú lo puedas disfrutar: desde monumentos colosales como el Monasterio de San Juan de la Peña, hasta construcciones civiles como castillos, palacios y puentes, sin olvidarnos de importantes iglesias o multitud de pequeñas ermitas, último vestigio de antiguas poblaciones hoy ya desaparecidas.
Históricamente, iglesias o museos de todo el mundo (León, O´Cebreiro, Génova, Dublín, Nueva York, etc…) han reclamado la autenticidad de su Santo Grial, sin embargo, las palabras del Papa Francisco reconociendo como de auténtico el cáliz que se conserva en la catedral de Valencia, despeja las dudas a los más de 1200 millones de personas que profesan la fe católica.
Desde muy antiguo, la actual provincia de Huesca ha guardado una relación muy íntima con la antigua copa que Jesucristo utilizó durante la última cena. La tradición oral nos cuenta que durante el siglo III, el emperador Valeriano ordena la muerte de todos los obispos cristianos junto con sus diáconos y servidores más fieles. Justo antes de ser asesinado, el papa Sixto II manda a su tesorero San Lorenzo que ponga a buen recaudo las riquezas de la todavía incipiente iglesia cristiana. Ya a punto de ser apresado por las tropas romanas, San Lorenzo consigue entregar el santo grial a un paisano suyo, que lo hace llegar hasta Huesca, ciudad natal del santo, donde la reliquia permanecerá casi 500 años.
El 1 de abril de 2016 llevo un total de 11.569 kilómetros.
La ruta de hoy tiene comienzo y final en Santa Cilia de Jaca. Discurre por el Camino Jacobeo, la Ruta de las Voces del Agua, y La Ruta del Santo Grial.
Salgo de Santa Cilia por el Camino Jacobeo
En el kilómetro 2, 38 el mal estado del camino me obliga a abandonarlo momentáneamente, prosiguiendo por la carretera muy a mí pesar, pues esta carece de arcén y los automovilistas, son unos energúmenos, sin respeto alguno hacia el ciclista.
En el kilómetro 2,80 regreso de nuevo a la seguridad del camino.
En el kilómetro 4,22, intersección del camino con la carretera. Hay un poste indicado que me informa que hasta Santiago faltan 811 kilómetros.
En el kilómetro 4,67 el camino me devuelve de nuevo a la carretera, concretamente en el kilómetro 300 de la CN-240, junto a un puente, al que han añadido una pasarela, para que los peregrinos no se vean expuestos al tráfico, lo que es de agradecer.
En el kilómetro 4,88, llego al desvío a Alastuey. Esta carretera discurre `por la llamada Ruta de Las Voces del Agua, y es verdad, escucho continuamente el murmullo de barrancos, riachuelos y cascadas que hacen de este recorrido un auténtico placer.
En el kilómetro 6,87 a la derecha se encuentra la Pardina de….
Aquí desciendo al cauce del río para contemplar sus cascadas y pozas, un precioso rincón donde me relajo escuchando el sonido del agua
En el kilómetro 9,77 llego a Alastuey.
Alastuey, situada a 826 metros de altitud en las estribaciones occidentales de la Sierra de San Juan de la Peña, Parque Cultural al que pertenece,. Cantera y losera tradicional, el terreno montuoso se suaviza en los campos de cereal de la Canal de Berdún.
Formó municipio con Arbués, que le sustituyó como cabecera en los años sesenta del sigloXIX. Se incorporó a Bailo en 1967. El fogaje de 1495 daba a Alastuy 4 fuegos. En 1857 tenía 142 habitantes y no hubo menos de cien hasta los años veinte del siglo XX. En 2004 contaba con 21 habitantes.
Si bien su topónimo sugiere un origen prerromano, la primera noticia cierta de su esistencia data del año 1090, cuando el rey de Aragón Sancho Ramírez concedió los derechos eclesiásticos de la villa al Cabildo de Jaca y los tributos y pechas reales al Monasterio de San Juan de la Peña. Las supuestas donaciones del lugar de Alastué a dicho cenobio en los años 987, 989 y 1071 son “falsificaciones” del propio escritorio monástico pinatense para legitimar sus derechos desde antiguo frente a la Diócesis de Jaca. Al margen de ello, siguió vinculada a San Juan de la Peña desde 1428 hasta la disolución de los señoríos en el siglo XIX.
Su Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, con cementerio anexo, fue en origen un templo románico de una nave , ábside semicircular y torre campanario, construido en fecha avanzada del siglo XII , en piedra sillar y con la caracteristica moldura ajedrezada jaquesa como decoración. Al comenzar el siglo XVII fue ampliada por los pies y se añadío una nave más estrecha al norte, a la vez que se cubría con bóvedas de cañón con lunetos y la torre recrecida.
Seguramente se cegó entonces la portada meridional románica en arco de medio punto dovelado y moldura sogueada y se abrió la segunda portada más sobria, coronada por el relieve con el Agnus Dei, símbolo del Monasterio de San Juan de la Peña. Entre los retablos barrocos de la iglesia destaca el mayor, obra de Melchor de Ruesta (1693), con columnas salomónicas y gran lienzo central del titular. El retablo de San Bartolomé procede de la ermita de igual advocación que se encontraba cerca de la población.
Su reducido caserío se organiza entorno a una plaza de forma irregular con un pozo como elemento singular. Lo más atractivo de su urbanismo son las calles en pasadizo que discurren entre casa Juliana y Casa Amasía, con embocadura adintelada y en doble arco respectivamente. Predominan las casas exentas, aunque también las hay medianeras, todas de piedra (mampostería y pequeño sillarejo), habitualmente a Cara vista, reservando los bloques grandes para las esquinas y vanos, que se suelen encalar. Alternan las portadas en arco de medio punto de grandes dovelas (Casa Juliana, Casa Benedé) y Las adinteladas (Casa Barba), con la fecha de construcción grabada (hay varias del siglo XIX en la plaza) o algún motivo religiosos. Se conservan los característicos tejados de losas, animados a veces por pequeños vanos abuhardillados y sobre los que aún se levantan algunas camineras cilíndricas (Casa Luisa, Y Casa Barba, ésta aún con su fogaril) Otras casas de interés son Casa Chil, Casa Poli, Casa Garos, Casa Jiménez, Casa Gonzalo, además de cuadras y graneros repartidos entre las casas o diseminadas por las eras que condensan toda la tradición constructiva de la zona.
Terminada mi visita parto hacia Arbués.
En el kilómetro 13,28 llego Arbués.
A unos 2 kilómetros de Bailo, rodeado de barrancos entre las sierras exteriores del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y la Canal de Berdún, encontramos la pequeña población de Arbués.
Junto a la ganadería y la agricultura la economía local ha estado vinculada a la explotación como cantera, siendo durante mucho tiempo un importante centro proveedor de piedra y losa tradicional para toda a la comarca. En la actualidad cuenta aproximadamente con una quincena de vecinos, hecho que contrasta con los 357 con los que contaba en 1900.
La primera mención de la que se tiene constancia aparece en un documento falso fechado en el año 987, mediante el cual el Monasterio de San Juan de la Peña pretendía adueñarse de la población. En 1046, el rey Ramiro I de Aragón entrega varias propiedades al cenobio, posesiones que se fueron acrecentando en los años venideros, pero sin que en ningún momento la realeza perdiera la titularidad de la población. En el año 1283, tropas francesas y navarras invaden la Canal de Berdún quedando la población saqueada, incendiada y destruida.
Desde la iglesia de San Pedro se extiende la calle principal, en torno a la cual se adosan las viviendas populares en las que abunda la mampostería revocada, los arcos de medio punto, dovelados o adintelados. La mayoría de los tejados se cubren con teja árabe siendo residual la losa. Sin duda, junto con la iglesia de San Pedro, el edificio más destacable es el antiguo y bello palacio conocido como casa Anaya, que en la actualidad está destinado a vivienda particular.
Arbués celebra sus fiestas el día 20 de enero.
Terminada mi visita parto hacia Bailo al que llego en el kilómetro 16,36. No llego a entrar al núcleo urbano sino que me quedo a la entrada donde se sitúa su antiguo y restaurado lavadero, donde además, puedo tomar la ruta del Santo Grial.
Bailo y La Ruta del Santo Grial
Desde hace varios años, la población de Bailo ha sido testigo de la recreación histórica en la que el rey Sancho III de Navarra, junto con el obispo Mancio II hacen su aparición portando el sagrado cáliz de cristo, el cual permaneció varias décadas en la población.
Durante el siglo XI, la antigua capital del Bailés compartía con Jaca y la desaparecida Astorito la categoría de villa real. Era frecuente que la comitiva real hiciera parada en Bailo de camino hacia el monasterio de San Juan de la Peña, donde solían pasar temporadas de recogimiento. Situada en uno de los dos ramales principales del Camino de Santiago en la comarca, las calles de Bailo transmiten historia y tradición.
Una vez visitado, contemplado y fotografiado conveniente el lavadero, continúo viaje por la Ruta del Santo Grial IE-100, en dirección Berdún.
En el kilómetro 17,72 salgo a la carretera A-132. Siguiendo en dirección Norte, hasta que en el kilómetro 20,33 la abandono por la izquierda, para continuar por la Ruta IE-100 Ruta del Santo Grial, hacia Berdún.
En el kilómetro 23,21 llego por el camino de “Cocorro” a la ermita de Santa Águeda, situada junto al cementerio de Arrés.
En el kilómetro 23,70 llego a la localidad de Arrés.
Alejado algo más de un kilómetro del Camino Jacobeo, que discurre a sus pies, Arrés oteó durante siglos el trasiego de pasajeros desde su elevado emplazamiento defensivo, a 707 metros de altitud. Abajo en el llano
Encaramado en una cresta rocosa del monte Samitier, a 707 metros de altitud, Arrés constituye un mirador excepcional con amplia panorámica desde la Sierra de San Juan de la Peña hasta las cumbres pirenaicas. A sus pies en el llano , se extiende la Canal de Berdún, sembrada de cereal y antaño también de viñedo, recorrida por el río Aragón y el Camino de Santiago alejado a poco más de un kilómetro, el Mesón de Samitier, propiedad que fue de las monjas benedictinas de Jaca, y el Molino. En la actualidad hay en Arrés un albergue de peregrinos.
Forma parte del municipio de Bailo, junto con Paternoy, desde mediados del Siglo XIX. El fogaje del Reino de Aragón de 1495 daba a Arrés 5 fuegos. En 1857 tenía 140 habitantes y durante el siglo XX tuvo menos de un centenar. En el 2004 contaba con 19 habitantes.
De topónimo antiguo, derivado quizá del vascón arri (piedra), su primera mención documental (año 850) refiere una donación de bienes sitos en Arraise al monasterio de San martín de Cercito. La población fue posesión de Sancho III el Mayor y la heredó Ramiro I, rey de Aragón, que la aportó como dote para su matrimonio (1036). Enclave fortificado de interés estratégico, en ocasiones pasó de las manos del Rey a la de distintos señores (Artal de Alagón en 1294 y Gastón de Rueda en 1389) y, de hecho, acabó siendo lugar de señorío nobiliario, como aún lo era en 1830. Entre los siglos XI y XVI, Arrés sufrió las violentas incursiones de navarros, castellanos, franceses y, en 1413, el ataque de tropas de Atón de Luna. Se ha sugerido la existencia de un primer asentamiento en el llano (próximo a los poblados de San Vicén y Santa Coloma (Antiguo Monasterio), abandonado a mediados del siglo XIV y reedificado en alto, en la ubicación actual.
La iglesia de Santa Águeda es una fábrica del siglo XVI con abadía anexa y atrio porticado. De4 nave única, con capillas laterales, ábside poligonal y coro alto a los pies, se cubría con bóvedas de crucería, sustituidas casi en su totalidad por otras de cañón con lunetos en una reforma del siglo XVII. De finales de esta centuria es el efectista retablo de San Antonio de Padua. Hacia 1767 fue renovado el retablo mayor, dedicado a la inmaculada (antigua advocación), de gusto rococó, como la decoración pictórica de factura popular visible aún en el presbiterio y en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. De esta iglesia procede una bella cruz procesional de orfebrería.
El conjunto urbano de bien conservada traza medieval, las casas siguen un eje longitudinal que crestea por la sierra y descienden por la ladera de la solana, con algún pasadizo en arco (Casa Capón), Dominan la mampostería y la teja, y los vanos enmarcados por sillares y bloques pétreos, con los dinteles tallados con muescas apuntadas de recuerdo gótico. Hay portadas en arco de medio punto de grandes dovelas y adinteladas, alguna con escudo heráldico (Casa Lorenz). Se conservan monumentales Camineras Ramón Jaca está con su fogaril (en ruinas).
Una de las casas más imponentes es Casa Clara, asentada sobre la roca, de aire señorial, con gran portada pétrea en arco, elaborados herrajes, reloj de sol y balcón volado.
Enriscada en la parte más alta se alza una magnífica torre señorial fortificada bajo medieval (siglo XV), con remate almenado, estrechas seteras y elegantes ventana de asiento y chimenea francesa.
Se conserva el antiguo horno (rehabilitado), y aunque arruinado, el espléndido molino harinero, próximo al río Aragón.
Terminada mi visita desciendo en dirección Norte, hacia el camino de santiago que por la izquierda prosigue a Míanos y Berdún, y por la derecha hacia Puente la Reina de Jaca, tomando la decisión de seguir por la derecha hacia Puente la Reina y dejar Berdún para otro día.
En el kilómetro 28,45 salgo a la carretera A-132.
En el kilómetro 28,83 llego al peligroso cruce del Puente de la Reina. Pasado éste, tomo el Camino Jacobeo en dirección a Santa Cilia.
En el kilómetro 29,64, me quedo estupefacto, asombrado, en fin no tengo palabras adecuadas para lo que mis ojos contemplaron. A los lados del camino cientos o miles de túmulos, unos pequeños otros grandes otros solo tres pequeñas piedras, unas encima de otras, que los peregrinos han ido dejando a su paso como ofrenda, a lo que uno en su interior ofrezca, yo contribuí con el mío propio a la memoria de mi padre, abuelos, tíos o seres queridos, que ya no están entre nosotros. Creo que mientras uno los recuerde, de alguna forma siguen entre nosotros, para mi no hay peor muerte que el olvido.
En el kilómetro 29,83 salgo de nuevo a la Carretera Nacional donde prosigo por el camino de Santiago, que discurre pegado a la carretera, es estrecho pero suficiente para alejarse del peligroso tráfico.
En el kilómetro 35,37 llego a Santa Cilia de Jaca.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.pasoapalmo.com/top_pueblos_paisaje_san_juan_pena.htm
Textos de Javier Cano Álvarez