Ruta 0120.-
Ruta 0120.-
Ruta 0120.-
El 4 de mayo de 2014 llevo un total de 9595 kilómetros.
La ruta de hoy comienza en la localidad de la Muela. Concretamente en el Paseo Reina Sofía, y que me deja perplejo por la proliferación de estatuas y ornamentos que rayan lo barroco, por excesivo.
La Muela es un municipio de español perteneciente a la comarca de Valdejalón en la lt provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón, con una población de 5.062 habitantes (INE 2012). Localidad fundada en 1259 para proteger de los bandidos a los viajeros que transitaban por el Camino Real. Fue barrio de Zaragoza hasta que, ya en el siglo XIX, se estableció como municipio independiente. ''Muela'' es un topónimo de origen latino que define un tipo de relieve de forma amesetada y aislada, cuyo perfil semeja al de un diente molar. La frecuencia del saludable viento del norte alimenta una de las fuentes más importantes de energía alternativa: la eólica. Numerosas empresas de producción de energía han elegido este término municipal para instalar aquí sus parques eólicos, pintando el paisaje de modernos molinos blancos. El agua cobra en el entorno de La Muela un protagonismo especial. Junto al recuerdo de los viejos pozos y neveras, restaurados en muchos casos, la presencia del agua en fuentes, balsas o monumentos es una constante.
Este pueblo se hizo famoso desgraciadamente a raíz de la gestión de su alcaldesa, María Victoria Pinilla , que era regidora del Ayuntamiento de La Muela desde 1987, entonces por el CDS. Cuatro años más tarde lo haría bajo las siglas del Partido Aragonés.
A partir de 1990 empezó su macro-
Esta etapa terminó el día 18 de marzo de 2009, en el que su alcaldesa fue detenida, acusada de 9 delitos y corruptelas urbanísticas, junto a otras 19 personas más, entre ellas su marido, hijo, otro concejal y numerosos empresarios y técnicos vinculados al urbanismo del municipio como Carmelo Aured. El día 22 de marzo de 2009, el juez de la Almunia de Doña Godina, responsable de la investigación, ordena el ingreso en prisión provisional (a la espera de juicio), pero sin fianza, por los graves delitos que se le imputan, a la alcaldesa María Victoria Pinilla. Además de afectar a la localidad de La Muela, se investigan otros municipios del extraradio de Zaragoza con situación similar como el ayuntamiento de lt La Puebla de Alfindén, Cuarte de Huerva, Utebo o María de Huerva.
Su ayuntamiento tiene su sede en un hermoso edificio gótico de tres plantas, construido a finales del siglo XV. Conserva los escudos de la familia de Torres.
La Ermita barroca de San Antonio del siglo XVIII. Es de planta rectangular. Forma conjunto con la casa del ermitaño, la cual se sitúa a su izquierda. Las estaciones del Vía Crucis se inician al final de la calle Gil Tarín y continúan por la Avenida de San Antonio, camino de la ermita de San Antonio de Padua; en torno a la misma se hallan colocadas las últimas estaciones, representadas en cerámica de Manises y de Muel: Crucifixión, Calvario y Descendimiento.
El edificio de la ermita es de mampostería revocada y pintada de blanco, especialmente en la cabecera y en la fachada, con la casa del ermitaño adosada al muro de la parte del evangelio. La fachada es muy sencilla; tiene la puerta de arco de media punta doblado, con una pequeña hornacina sobre y ella y un vano de iluminación del coro; corona la fachada una espadaña con dos campanas de diseño muy elegante.
Se accede al interior a través de un pequeño atrio y una bella puerta de madera. Es una nave de planta rectangular con la cabecera recta en la que se halla el retablo; a la izquierda queda una pequeña sacristía, dentro del bloque de la casa del ermitaño. Una imposta recorre los muro laterales; sobre ella se colocaron en el siglo XIX seis lienzos en los que se representan otros tantos milagros realizados por San Antonio, explicados por poemas en forma de pequeñas cuartetas. Sobre los lienzos, un friso decorativo en vivos colores, con ramas y jarrones con flores. El techo está pintado imitando casetones enmarcados por una cenefa de grisalla. En su interior podemos contemplar el Retablo de San Antonio. Es de madera dorada y consta de banco, cuerpo y ático. Las tres calles del cuerpo del retablo se estructuran entre columnas decoradas con angelotes y guirnaldas; en la calle del centro se forma una hornacina en forma de concha; en ella se halla colocada una talla de San Antonio, liberada no hace mucho tiempo de sus recargados repintes; a los lados, dos lienzos: a la derecha de San Antonio, la Virgen del Carmen; a su izquierda, San José. En el remate hay un pequeño lienzo con la Santa Faz. A los lados del retablo hay otros dos lienzos con marco rococó en los que se representa a Cristo atado a la columna y a Cristo con la cruz.
En la calle principal del pueblo se levanta, frente a la plaza de la Iglesia, la fachada principal del templo parroquial de San Clemente. Se trata de un edificio construido en piedra sillar y mampostería, a excepción de la torre y el recrecimiento de la nave en ladrillo a base de la típica galería corrida encima de las bóvedas compuesta por arcos de medio punto que, posteriormente fueron cegados. Al interior consta de nave única, de tres tramos, con capillas entre los contrafuertes y coro alto a los pies sobre amplio arco rebajado. Encima del óculo que se abre en el coro figura inscrita la fecha "1578" que ha servido para datar la construcción de la iglesia, según veremos al final de la tercera página. Tanto el ábside como las bóvedas de la nave se cubren con bóvedas de crucería estrellada, cuyos nervios apoyan en ménsulas sobre una imposta corrida. La cabecera se presenta en ábside poligonal de cinco lados con contrafuertes exteriores. Estas ménsulas adoptan diferentes formas de ángeles, leones, motivos heráldicos y figuras bíblicas. En la cabecera se sitúa el retablo mayor con la imagen de San Clemente en la hornacina central, al que flanquean las de San Vicente y San Lorenzo. Carmen Morte ha datado la fábrica de este retablo a partir de 1589 como obra de Pedro Martínez de Calatayud. Desde esta calle parto en dirección La Almunia , pero me equivoco y salgo hacia la autovía, por lo que retrocedo y un vecino me indica un camino de tierra por el que conectare con la antigua carretera.
En el kilómetro 6,33 llego a una gran balsa con cruce de caminos, donde sigo por la derecha, que me conectará con la antigua carretera nacional, hoy en desuso.
Una vez salvado un pequeño repecho la carretera antigua es una recta, hasta el comienzo de la cuesta de La Almunia o "caracol". A estas horas de la mañana esta carretera está plagada de conejos y sus crías, además de perdices. La causa no es otra que al no haber prácticamente tráfico, limitándose su uso al agrícola, y a algún loco como yo, estos animales, no tienen mucha presión ambiental externa. Las fotos lo dicen todo.
En el kilómetro 9,04 comienzo el descenso llamado "del caracol", por la antigua carretera nacional hoy en desuso
En el kilómetro 13, 24 se acaba la carretera.
En el kilómetro 15 paso por el Polígono Industrial de Muel "El Sabinar", nombre curioso, porque no hay una sola Sabina.
En el kilómetro 16,28, conecto con la carretera A-
En el kilómetro 23,27 llego a Épila.Los datos de esta localidad las expongo en la Ruta 062.
En el kilómetro 24,88 conecto con la carretera A-
En el kilómetro 29,96 llego al indicador de Berbedel, al que llego en el kilómetro 30,47.
Berbedel es una pequeña población cercana al río Jalón, que pertenece a Lucena. Además del río citado, riega el núcleo la acequia de la villa, con lo cual sus huertas son de las más feraces de la comarca.
El conjunto urbano está formado por una plaza de tres alas y una calle hacia el oeste. El frente de la plaza lo ocupa el palacio; a la derecha queda la iglesia y a la izquierda la, las casas de los administradores y servidores. El palacio es, un edificio en L, con grandes vanos y galería de arquillos en la planta superior. Las casas de los servidores, son todas iguales y algunas, aún conservan la inscripción:"Ave María Purísima. Sin Pecado Concebida". La iglesia es de planta rectangular con contrafuertes en los ángulos. La piedra sillar se utiliza solamente para las puertas, ventanas y esquinazos. La fachada es muy sencilla y de gran belleza. Entre dos contrafuertes angulares, el muro de mampostería contiene la portada, un óculo sobre ella, y un frontón recto. La portada está construida en arco de medio punto, con piedra sillar bien trabajada y con grandes dóvelas en el arco; sobre él, un frontón recto y partido en el que se inserta el escudo de los Urrea, con una inscripción:
"JHS. MISERERE MEI IN QUO EST SALUS ET VITA PER QUEN SALVATIS SUMUS/ REIS –O-
Jesús en quien está la salvación y la vida, por quien hemos sido salvados, ¡Ten compasión!
La iglesia es de planta rectangular con contrafuertes en los ángulos. La piedra sillar se utiliza solamente para las puertas y ventanas y esquinazos. La fachada es muy sencilla y de gran belleza. Entre dos contrafuertes angulares, el muro de mampostería contiene la portada, un óculo sobre ella y un frontón recto. La portada está construida en arco de medio punto con piedra sillar bien trabajada y con grandes dovelas en el arco, sobre él, un frontón recto y partido en el que se inserta el escudo de los Urrea, con una inscripción.
"JHS.MISERERE MEI IN QUO EST SALUS ET VITA PER QUEM SALVATIS SUMUS /REIS-
Jesús en quien está la salvación y la vida, por quien hemos sido salvados ¡Ten compasión de mí! ¡Señora madre, perdona a los pecadores!
El interior es de una sola nave rectangular de dos tramos cubierta con bóveda de lu7netos. En la parte alta del lado izquie4rdo del presbiterio hay un balcón de madera con celosías, con un remate heráldico en el centro, que corresponde con la tribuna que se unía con el palacio de los condes. La inscripción de la parte alta del muro de los pies se refiere a la terminación de la obra.
"SIENDO DEÑOR DE BERBEDEL EL SEÑOR DON FRANCISCO GONZÁLEZ DE URREA SE ACABÓ ESTA IGLESIA EN FEBRERO 1646".
El retablo mayor es de madera dorada y policromada y parece del primer tercio del siglo XVII, tal vez del taller de Juan Miguel de Orliens. En la hornacina central se halla una bella imagen de la Virgen del Pilar. En las calles laterales y en el remate, imágenes de varios santos en relieve.
El retablo portátil de la flagelación es de madera dorada y policromada. En el mismo se representa en relieve la Flagelación. También podría ser obra de Juan Miguel Orliens, de los primeros años del siglo XVII.
En el retablo de la Anunciación, la mazonería es de madera, con los guardapolvos decorados con candelieri y las armas de los Urrea. La pintura es de mediados del siglo XVI, de taller aragonés con la Anunciación del ángel a la Virgen, en el centro y otras imágenes en las calles laterales y en el banco.
De Berbedel salgo por un camino que rodea el conjunto de la Casa palacio e iglesia, y que se dirige hacia el Río Jalón, por su margen derecha y que en el kilómetro 31,60 me conecta con la carretera que se dirige a Salillas de Jalón. Cruzo el Río Jalón e inmediatamente llego a la localidad de Salillas de Jalón. Llevo recorridos hasta aquí 32,38 kilómetros.
Salillas de Jalón es un municipio Español
La Casa de los Moros es un edificio singular en la población que, en sus principios, pudo ser un torreón musulmán para convertirse después en la torre del Señorío. La torre del Señorío de Salillas de Jalón tenía el aspecto de un gran caserón con el tejado inclinado, con ventanas modernas y galería acristalada.
Las obras de la iglesia empezaron en 1671 y no acabaron hasta 1773, con la colocación de la portada en la que se esculpió la citada fecha. La fábrica actual es de ladrillo y tapial sobre el basamento de mampostería, con esquinazos y verdugadas de ladrillo. Iglesia parroquial de San Martín Obispo tal y como la contemplamos actualmente es la conjunción de una serie de obras y ampliaciones que abarcan desde el siglo XVI hasta la segunda mitad del XVIII que es cuando se realiza la actual portada neoclásica. La primitiva fábrica renacentista está tan desdibujada por las sucesivas reformas barrocas que nada se aprecia de la misma. Queda de esta época constructiva la torre adosada al tramo de los pies. En las "Descripciones de Castillos, Villas y Lugares del Conde de Aranda" de 1725 se dice de esta iglesia de Salillas que "es bastante reciente y en ella no hay rector porque la regenta un religioso mercedario", lo que parece confirmar la fecha que se baraja como de conclusión de la estructura actual del templo a principios del siglo XVIII, concretamente en 1703, completándose en los años siguientes con algunas reformas y ampliaciones hasta culminar las obras con la construcción de la portada.
Esta portada de estilo neoclásico está datada en 1773, fecha que figura inscrita encima del escudo de armas de los Urrea colocado se la clave del arco de medio punto de la entrada, arco que apea en pilastras laterales. Se remata con frontón recto partido en cuyo centro sobresale una cruz latina pometeada. Completan la decoración acroteras simulando jarrones con tapadera colocados en los vértices laterales. Al interior, la iglesia consta de tres naves de dos tramos con crucero no acusado en planta y coro alto a los pies. Los tramos de las naves laterales están comunicados entre sí mediante amplios arcos de medio punto, idénticos a los que sirven de paso entre éstas y la nave central. Cubre la nave central con bóvedas de medio cañón con lunetos cuadrados que apoyan sobre arcos perpiaños que apean sobre pilastras adosadas que no llegan hasta el suelo de la nave. El crucero se cubre con cúpula sobre pechinas con linterna central, al igual que los cuatro tramos de las naves laterales. A destacar la vistosidad de los colores azul, rojo y crema que se combinan con el blanco en la pintura de la iglesia. La parte que realmente nos interesa de esta iglesia de Salillas es la torre que se levanta adosada al lado del Evangelio, entre el atrio de entrada y el tramo de los pies del templo. En principio debía de estar exenta, ya que la entrada a su interior abre en el lado izquierdo del atrio, atrio construido alrededor de unos dos siglos después que la torre. Es posible que la antigua entrada a la iglesia se realizase por una sencilla portada de ladrillo actualmente cegada situada en la nave del evangelio y ahora oculta por el actual almacén adosado a la parte trasera de la torre. De planta cuadrada, se divide en cuatro cuerpos realizados en ladrillo, excepto la parte baja del primero que es de mampostería y tapial, probablemente correspondiente a una torre anterior de menor altura que se decidió recrecer ya avanzado el siglo XVI, época a la que corresponde la decoración en ladrillo resaltado que cubre la parte superior de este cuerpo y el siguiente. Cada uno de los lados de la parte superior de este primer cuerpo se ornamenta con un pequeño paño de cruces de múltiples brazos formando rombos ribeteado horizontalmente con dos bandas de tres filas de esquinillas dispuestas al tresbolillo. Una pequeña cornisa sobre ménsulas en forma de pirámide invertida sirve de separación con el cuerpo superior. La posterior construcción del atrio y del almacén ocultaron parte de esta decoración.
Los tres cuerpos superiores son íntegramente de ladrillo y es probable que el último sea un recrecimiento de época posterior. El segundo cuerpo es el más corto en altura y presenta los mismos motivos que la parte alta del inferior, o sea, un pequeño paño de rombos con dos bandas horizontales de esquinillas. Se diferencia del anterior en que la banda inferior de esquinillas se dispone en dientes de sierra en lugar de al tresbolillo como la superior El tercer cuerpo está exento de decoración en ladrillo resaltado. En cada lado abre un vano doblado en arco de medio punto cegados todos ellos. Es posible que sirviesen para alojar las campanas hasta el recrecimiento del cuerpo superior. Una fina imposta recorre las pilastras a la altura del arranque de los arcos. La separación con el cuerpo superior se realiza mediante una volada cornisa en ladrillo aplantillado. El último cuerpo que hace las funciones del de campanas abre en cada lateral un arco en medio punto enmarcado en alfiz, dos de los cuales albergan sendas campanas. La parte superior de cada lado de este último cuerpo se decora con seis placas de cerámica azul y blanca con motivos de lazo. Se remata el conjunto con un chapitel troncopiramidal con cuatro pequeñas torrecillas en los ángulos.
Una calle que pasa junto a la Torre del Señorío se adentra en la población hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, remozado hace poco tiempo. De la misma parten dos calles, a derecha e izquierda, con otras que las cruzan; alguna de ellas acaba en callejones ciegos. Hay casas de interés en estas calles y la arquitectura es la propia del valle del Jalón. Algunas muestran decoración de yeserías con cabezas o bien con ramos y rosetas.
En la parte alta de la población se encuentra el motivo principal que me ha llevado hasta aquí. Las casas cueva y bodegas.
Lo habitual es que las viviendas se excaven en la ladera o frente de una elevación montañosa, horadando su interior: así, por lo general la luz penetra únicamente a través de los vanos que se abren en la ‘fachada’, de donde viene también la ventilación, por lo que no pueden ser muy profundas. Su distribución típica consiste en una sucesión de dependencias que se comunican en línea, una detrás de la otra y al exterior sobresale únicamente la imprescindible chimenea.
Son viviendas muy sencillas, de techos bajos y estancias no demasiado espaciosas aunque suficientes, sobre todo en épocas pasadas, cuando las exigencias de alojamiento eran menos complejas que las actuales. Viviendas sin tejados, paredes de roca o de conglomerado de tierra, apenas puertas ni ventanas, pocas habitaciones, rudimentarios sistemas de evacuación de aguas. Eso sí, estas casas poseen una ventaja esencial, y es su condición isoterma: mantienen de manera natural una temperatura constante durante todo el año, por lo que resultan cálidas en invierno y frescas en verano, sin necesidad de sistemas artificiales de calefacción o refrigeración.
Las ‘casas cueva’ de Salillas son diferentes: aquí no hay montes que horadar, sólo suaves colinas cuya elevación apenas es perceptible en el terreno. De modo que la mayor parte de las viviendas que de este tipo existen en el pueblo (unas sesenta, formando un barrio en la parte norte del casco urbano, junto a las vías del tren) tuvieron que ser excavadas bajo tierra, no agujereadas en el monte, y eso las singulariza de las que son habituales en el valle del Ebro.
Para construir una de estas viviendas, era necesario en primer lugar excavar en vertical, en hondo, una gran cantidad de terreno para disponer el acceso, con una puerta a la que se llega mediante rampas o escaleras. Una vez hecha esta parte, que es la fachada, la vivienda se habilita siguiendo el mismo procedimiento que en cualquier otra ‘casa cueva’ de las que existen en la zona, esto es, sacando habitaciones a base de quitar la tierra. Las habitaciones se suceden una junto a otra, de una manera un tanto caótica que parece no responder a una planificación previa.
Pero las casas cueva de Salillas tienen aún otro elemento que las diferencia del modelo más habitual, y es que cuentan en la parte trasera con un patio de luces o corral, más o menos amplio, abierto por la parte superior y al que dan las habitaciones del fondo. De esta manera se consigue una mayor iluminación y mejor ventilación de las estancias de la casa, pues les entra luz y aire tanto por delante como por detrás. En cada vivienda se colocaba, además, una chimenea para el hogar que salía por la parte alta al exterior.
Las paredes de todas las habitaciones se encalaban, por dos motivos: uno, para dar mayor luminosidad a la casa, y otro, como medida higiénica. En origen, los suelos serían de tierra apisonada, salvo algunas zonas de enlosado de piedra, generalmente donde había paso de animales.
Al exterior, el resultado es sorprendente: por el lado de la calle hay una sucesión de fachadas en hondo, por debajo del nivel del suelo, encaladas, a las que se llega mediante una rampa; por la parte superior de la colina, donde deberían estar los techos, se puede pasear e incluso acceder en coche sin temor a derrumbamientos, aun a sabiendas de que, debajo, el interior de la tierra es hueco. Son viviendas rudimentarias, pero perfectamente sólidas. La profundidad de la excavación para hacer una casa alcanzaba, por término medio, unos 4 m, dos para dedicarlos a vivienda y los otros dos para dejar una zona suficiente de tierra compacta por encima, que garantizara que no se iban a producir derrumbamientos ni filtraciones.
En la zona superior de las casas, que está a piso llano, solo hay dos elementos que delatan la presencia de viviendas debajo de nuestros pies: una sucesión de pequeños muretes que delimitan el espacio de los patios interiores, que quedan en hondo como si fueran pozos; y las estructuras de las gruesas chimeneas, que parecen pequeñas torretas encaladas, salpicando el terreno aquí y allá. Por el interior, estas casas suelen ser más amplias que las excavadas en ladera y también más luminosas, gracias a sus patios traseros. La mayoría de ellas tienen los techos abovedados, lo que les confiere una mayor estabilidad. Su construcción era tremendamente costosa, por la dureza que supone el trabajo de excavar el terreno a pico y pala y acarrear fuera todo el material que se extrae, operación que hay que suponer que se haría en casi todos los casos a capaceo o espuertas, pues la gran mayoría de estas viviendas tiene varios siglos de antigüedad.
Si en otro tiempo sus moradores tuvieron que bregar con muchas incomodidades, como fueron la lucha contra las inundaciones que ocasionaban las lluvias en los patios, o la falta de redes de agua y saneamiento, hoy estas dificultades ya no existen, pues hace ya unos años que todas cuentan con los mismos servicios de aguas, electricidad, servicio telefónico y recogida de basuras que el resto de las viviendas del pueblo.
Cuando se visita la zona por primera vez, se tiene la impresión de estar en algún pueblo del Magreb. Probablemente no es una sensación equivocada, pues el origen de este tipo de habitación troglodita probablemente se remonta a la época de la dominación islámica, que en estas tierras del valle del Jalón fue muy intensa y no se dio solo entre los siglos VIII y XII, sino que se prolongó tras la reconquista todavía durante cinco siglos más, pues la población de toda esta zona estuvo compuesta casi íntegramente por moriscos. De hecho, para encontrar casas parecidas a estas de Salillas hay que acudir hasta Crevillente, en Alicante, o ya directamente a Túnez. Se trata, en definitiva, de una perfecta adaptación al entorno y de un hábil método de aprovechamiento de las posibilidades que ofrece, lo que demuestra no sólo una gran sabiduría a la hora de hacerse viviendas cómodas y seguras en tiempos difíciles, sino un gran nivel en conocimientos de ingeniería en plena Edad Media que, por su validez, han mantenido su vigencia hasta la actualidad. De hecho, la documentación conservada en los ayuntamientos de la comarca evidencia la construcción de algunas de ellas durante el siglo XIX.
Hoy, la mayoría de estas casas cueva están rehabilitadas, tienen todas las comodidades que demanda el modo de vida actual y son apreciadísimas por los vecinos, pues además son viviendas naturalmente ecológicas y muy económicas en cuanto al mantenimiento. Terminada mi visita inicio el regreso.
En el kilómetro 36,10 conecto con la carretera A-
En el kilómetro 37,22 abandono dicha carretera por una pista a la izquierda
En el kilómetro 43,52 salgo al camino de servicio a la altura de la Venta de la Romera.
En el kilómetro 47,63, conecto con la carretera de Épila a la altura del polígono industrial El Sabinar
En el kilómetro 51, termina la pista y da comienzo la carretera y la subida del "caracol"
En el kilómetro 54,50 termina la cuesta, desde donde tengo una magnífica panorámica a mis pies.
En el kilómetro 58,19 estoy de regreso en el coche.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.redaragon.com/turismo/
http://es.wikipedia.org/wiki/La_Muela
http://www.ayto-
http://www.aragonmudejar.com/mapgen/valdejalon.htm
http://www.turismodezaragoza.es/provincia/pueblos/salillas-
BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA SOBRE EL LUGAR:
* MONREAL CASAMAYOR, Manuel.-