Ruta 0150 por la Ribagorza. -Tolva, Luzás, Castigaleu, Santas Masas, Lascuerre.,Luzás, Tolva.
Ruta 0150 por la Ribagorza. -Tolva, Luzás, Castigaleu, Santas Masas, Lascuerre.,Luzás, Tolva.
Ruta 0150 por la Ribagorza. -Tolva, Luzás, Castigaleu, Santas Masas, Lascuerre.,Luzás, Tolva.
El día 10 de junio de 2017 llevo un total de 13.330 kilómetros. La ruta de hoy comienza en la localidad de Tolva.
Hace ahora unos mil años. Ribagorza vivió un momento histórico trascendental. El territorio pugnaba por salir de la bruma altomedieval y asentar su independencia política frente a musulmanes y estados cristianos vecinos. Pero el asesinato del último y oven conde Guillermo en el Valle de Arán, allá por el año 1016, truncó esas aspiraciones. El viejo condado, nacido al amparo de un depuesto conde tolosano en el año 872, sucumbió así ante el nuevo mapa político fraguado en tierras pirenaicas. Ribagorza fue incorporada a los dominios del rey Pamplonés Sancho III el Mayor hacia 1019 y, más tarde a los de Ramiro I Rey de Aragón en torno a 1044. Para entonar su particular canto de cisne y renacer dentro del reino de Aragón. El antiguo condado se vistió de gala con la mejor arquitectura de la época. Ribagorza Año Mil es un completo proyecto de ocio cultural que trata de recuperar ese magnífico patrimonio medieval y la memoria de quienes lo hicieron posible. Conocer ese mítico pasado es adentrarse en una tierra de fuerte personalidad, donde la historia transcurre entre agrestes montañas y valles generosos.
La villa de Tolva se levanta a 696 metros. de altitud, en un "costera" por encima de la ribera derecha después de encajar el río Queixigar, con la riera de Viacamp, y sobre un macizo erosionado. Las casas se distribuyen sin ningún plan urbanístico en calles sinuosas alrededor de la iglesia parroquial de Santa María del Puy (Pueyo), edificio de estructura barroca con la fachada renovada a principios del siglo XX, cuando le fue incorporada una notable porticada y ventanal románica procedente de la Iglesia de Falç (porticada con arquivueltas con dibujos geométricos, impostas florales, capitales zoomorficos, ángeles y dos cantoneras con un animal y una mujer a punto de ser devorada por un monstruo; en la fachada dos leones y un grabado de Cristo).
La Fuente Aljibe de Tolva es una infraestructura hidráulica que parece haber sido realizada en la segunda mitad del siglo XVII, más concretamente en el año 1663.Según se desprende del escudo que campea sobre la dóvela central del arco que da acceso al interior del aljibe. Este tiene un desarrollo longitudinal de unos 8 o 9 metros; y desciende unos 6 metros hasta la embocadura del pozo. Este se realiza mediante tres tramos de bóveda de cañón escalonados. De forma que cada tramo tiene un desarrollo de unos tres metros. La altura de las mismazas la determina el desarrollo de los sucesivos arcos de medio punto. Destacar que mientras los dos tramos superiores están realizados mediante mampostería irregular, el tramo inferior está ejecutado en una sillería bien trabajada. En la base del último tramo comienza propiamente el depósito del agua. Resaltar que del aljibe parte una conducción que alimenta una fuente abrevadero situados en una cota inferior, unos 30 o 40 metros calle abajo. Este presenta un muro de contención de ladrillo, en el que se abre la fuente en forma de arco rebajado. Junto a ella se ubica un abrevadero rectangular de piedra. Así mismo se ha creado una especie de área recreativa.
Desciendo hasta el cauce del Río Cagijar y justo en el puente de la carretera nacional, que salva su cauce está el comienzo de la carretera HU-V-9321 que se dirige a Luzás, enseguida cuando apenas llevo 1,90 kilómetros, esta carretera comienza a ascender, pero hay un tramo recto brutal y desmoralizador, que debido al peso que llevo en las alforjas, hace que me vea obligado a desmontar y continuar empujando la bici.
En el kilómetro, 4,44 termino de subir la dichosa cuesta, llegando a los 772 metros de altitud.
En el kilómetro, 5,99 llego a Luzás.
Pequeña aldea asentada en la margen derecha del río Cajigar al norte de
Tolva. Adentrándonos por sus calles vemos reflejadas en sus construcciones las
características propias de la arquitectura popular ribagorzana de la zona
destacando un fuerte carácter medieval.
Desde sus inmediaciones ya destaca la silueta de su castillo.
Es primavera en el Río Cagijar, Luzás espabila. Comienza una nueva campaña contra el infiel y el Señor de la guerra Don Arnau Mir de de Tost, vizconde de Ager, pronto llegará para ultimar preparativos. Jimeno Fortuñones lo organiza todo, él custodia el castillo. Los hombres suben trancas, piedras y armas a los pisos de la torre erizados de cadalsos. Reorganizan los almacenes. Alguien se pierde en el retrete. La mayoría buscará buena fortuna en las tierras del sur, cada vez más prometedor, pero la torre ha de permanecer inexpugnable. Aunque si hay que huir, siempre quedará el monte a las espaldas y un bosque de quejigos verde, verde en primavera. (Crónicas del Año Mil)
Arnau Mir de Tost fue el primer vizconde de Ager (Lérida). Hijo de Miró, señor de Tost y vasallo de Ermengol III, Conde de Urgel, conquistó el valle de Ager a los musulmanes, a instancias del Rey Aragonés Ramiro I. Sus dominios abarcaron la cuenca del Tremp y las tierras próximas a la Sierra del Montsec hasta Balaguer más al sur, sumando una amplia porción de tierras a ambos lados de la actual frontera de Aragón con Cataluña. Ello incluía parte de la Ribagorza oriental que reorganizó y fortificó. Junto a su señor, participó en la primera toma de Barbastro (1064), que está considerada el precedente de las posteriores cruzadas. Más tarde, junto al vizconde de Castellbó, gobernó el condado urgelés hasta la mayoría de edad de Ermengol IV. Murió sin herederos varones y el vizcondado pasó a manos de su nieto Guerau Ponç de Cabrera.
Este castillo formaba parte de la línea defensiva creada por Ramiro I para defender el condado de Ribagorza, al igual que el cercano de Viacamp, aunque a diferencia de este, no se le conoce un origen musulmán. Tanto la población como el castillo fueron gobernados en un primer momento por tenentes, y en 1136 ya pertenecían al conde de Pallars. Posteriormente, en 1292, fueron incorporados por Jaime II a la baronía de Castro.
Al piso de acceso se llegaba mediante una escalera de mano que apoyaba en una repisa de madera. La puerta se abre al norte en arco de medio punto doblado que continúa en una pequeña bóveda. En la cuña que forma el muro occidental hay un retrete, al que se llegaba por un estrecho pasillo en codo y abovedado. Por el exterior una piedra en saledizo indica la salida del desagüe. Este servicio existía en las torres mejor preparadas para sufrir asedios prolongados. Debajo del nivel de acceso se encontraba, primero el basamento macizo,; sobre el basamento un almacén, y entre éste y el acceso de entrada un almacén con tres aspilleras para dar luz y ventilar.
Sobre el nivel de la entrada, se encontraba el piso de defensa con vanos similares a los inferiores, con los que alternan para tener protegida toda la anchura de cada lado con cadalsos, hacia el este, dos de estos vanos flanquean una austera capilla castrense formada por una hornacina absidial con una ventanita en el centro. Sobre este piso había otro más de defensa con vanos abovedados que daban acceso a un buen número de cadalsos, que eran balcones de madera preparados para una defensa vertical. Los vanos laterales presentan una desviación o esviaje hacia las esquinas con el objetivo de cubrir todos los ángulos. Todos los pisos eran de madera que apoyaba en el retranqueo de los muros, con excepción de algunos mechinales y ménsulas. Y ya en el piso superior, se encuentra la falsa defensiva en la que hay tres vanos cuadrados por lado. Posiblemente esta zona no era aterrazada, como ahora la vemos, sino que estaba cubierta por un tejado poligonal de madera.
El castillo fue edificado sobre una plataforma con una excelente posición sobre los terrenos circundantes. Dicha plataforma estuvo rodeada por un muro que hacía la función de muralla y del que se han conservado algunos lienzos, de sillarejo, y que contienen las bases de cubos y torres cuadradas. La torre principal es de planta pentagonal aunque interiormente tiene planta cuadrangular. Mide unos 25 metros de altura y sus muros tienen casi 2'5 metros. Está construida en sillarejo aunque a veces aparecen piedras irregulares en su aparejo. Interiormente conserva los mechinales de las seis plantas en que se organizaba.
En los muros inferiores aparecen aspilleras, en el tercero el vano de la
puerta de entrada y en los dos últimos pisos se abren ventanas, algunas con
arcos de medio punto y las laterales con un curioso esviaje hacia las esquinas
exteriores, lo que les da un particular aspecto. El remate tal vez sería
almenado pero ha desaparecido así como el tejado.
El avanzado estado de deterioro que presentaba la torre motivó la puesta en
marcha de la restauración total de la misma que se efectuó en dos fases: la
primera en 2001 y la segunda entre 2007 y 2009, ambas financiadas por el
Gobierno de Aragón.
El Castillo de Luzás está incluido dentro de la relación de castillos
considerados Bienes de Interés Cultural en virtud de lo dispuesto en la
disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio
Cultural Aragonés. Este listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón
del día 22 de mayo de 2006.
La Iglesia parroquial de San Cristóbal de Luzás es uno de los ejemplos más destacados del románico de la comarca. Es por ello declarada BIC. Datada en el siglo XII. Presenta en planta tres naves, la central más ancha que las laterales. Estas se hallan separadas por columnas, las cuales a su vez se hallan coronadas por capiteles decorados con motivos vegetales y zoomórficos. Sobre estos descansan una serie de arcos fajones que permiten sostener las bóvedas de cañón que cubren el templo. La cabecera del mismo se resuelve mediante ábside central flanqueado por sendos ábsides de menor tamaño, todos ellos cubiertos mediante una bóveda de cuarto de esfera. Todo el templo se halla cubierto por un tejado a dos aguas. Destacar que el lado norte del edificio es el que ha sufrido más alteraciones con el paso del tiempo. En él se puede localizar una capilla cubierta por una bóveda a base de un arco apuntado (siglos XIII y XIV). Ésta se ubica entre la base de la torre que alberga el campanario, cuyos dos cuerpos superiores (Siglo XV) y su chapitel que puede ser datado en el siglo XVI; y una ampliación del edificio que permite desarrollar una capilla de estilo barroco (Siglo XVII), cubierta mediante una cúpula que se remata con una linterna. A esta se accede mediante un dintel renacentista profusamente trabajado (Segunda mitad del XVI) Del exterior destacar la decoración del friso, mediante taqueado jaqués que soporta el alero del tejado y las ménsulas zoomórficas. En el lateral sur destacar una pequeña puerta tapiada cuyo tímpano esta decorado a base de figuras, cruces y letras. La belleza del conjunto le ha valido para ser considerada Bien de Interés Cultural.
El proyectista de esta iglesia era un erudito que trató de imitar la Jerusalén Celeste, la Ciudad de Dios. Empleó números simbólicos como el 12 (Número de apóstoles) y módulo de la Jerusalén Celeste, el 11 (apóstoles fieles a Jesús, y fecha de la creación del mundo según cómputos antiguos (Undécimo día de las calendas de abril) y el 7 (totalidad y Apocalipsis). Utilizó razones aritméticas procedentes de las armonías musicales para el alzado. Para la planta, echó mano de la geometría del triángulo equilátero, en alusión a la Santísima Trinidad y de la denominada divina proporción, nacida del pentágono. Las ventanitas de los ábsides y los tres vanos crucíferos abiertos en el cierre de las naves aúnan la evocación trinitaria y el simbolismo divino de la luz.
La puertecita cegada en el muro norte acoge motivos relacionados con el apocalipsis. El tosco crismón del tímpano formado por la cruz y las letras griegas alfa y omega es el signo de Dios vivo que aparecerá el día del Juicio Final. Al lado, está el nombre abreviado de la Virgen (MAR), identificada con la mujer que vence a la serpiente (debajo). Las figuraciones del interior corresponden a otras tantas vis8iones del profético texto.
En el kilómetro, 7,19 junto a la carretera paro a contemplar un bonito peirón. El Pilar o Peirón de Santa Lucia. Fotografiado el Peirón continúo por la carretera A-2618. Al llegar Casa Granells, tomo el desvío a Castigaleu, abandonando la carretera que continúa a Monesma, en el kilómetro, 12,90, llego a Castigaleu.
Castigaleu es una localidad y municipio español de la provincia de Huesca, en la Ribagorza, Aragón. Está situado próximo a las orillas del río Cajigar (cuenca del río Noguera Ribagorzana) a 854 metros de altitud. Su lengua propia es el aragonés ribagorzano. Según el 2013, la localidad por sí misma contaba con 100 habitantes. Según Ubieto Arteta, Castigaleu es mencionado por primera vez en 1042. Alfonso III de Aragón ordenó la devolución del castillo de Castigaleu, en poder del señor feudal Raimundo de Espés. Fue en 1322 cuando se unió al condado de Ribagorza. Otras fechas documentan que en 1381, 1385 y 1610, acreditan la integración de estas tierras en el Condado de Ribagorza. En 1785 pasa a ser Lugar de realengo. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas saquearon la iglesia parroquial. En 1834 se creó su ayuntamiento propio. En 1936, al principio de la Guerra Civil, los marxistas republicanos destruyeron los altares e imágenes de la iglesia e hicieron desaparecer los documentos y registros existentes. El ayuntamiento municipal emitió algunos billetes en aquel entonces.
Lo primero que me llama la atención en la entrada de Castigaleu, es la ermita de San Miguel, está situada dentro del núcleo urbano, pero en un camino que asciende o desciende (según se vea), del rio al pueblo. Es de estilo románico, de una nave cubierta de bóveda de cañón, ábside semicircular, puerta de arco de medio punto y campanario con óculo en el muro Sur. En la portada, un sillar lleva grabada la fecha de 1687.
En la demarcación territorial denominada Alto Aragón, que corresponde a la provincia de Huesca en su parte oriental se halla la comarca o antiguo Condado de Ribagorza, de gran tradición cultural e histórica, a la que pertenece el término municipal llamado de CASTIGALEU, situado en la cuenca del río Cajigar y a las márgenes del mismo que lo cruza de Norte a Sur y en el que desembocan los barrancos de Monesma, Ribañé, Santes Mases y Montanuy. Confina el citado de CASTIGALEU con los términos de Monesma y Cajigar al Norte, Tolva al Sur y Lascuarre e Isábena al Oeste. CASTIGALEU se halla en un pequeño valle, a medio camino entre Benabarre y Graus, está a 836 metros de altitud. Forman el municipio junto con CASTIGALEU el núcleo de SAN LLORENS (San Lorenzo), situado a 885 metros, de altitud, tuvo Ayuntamiento propio que se agregó al de CASTIGALEU en 1845; se aposenta en una llanura en la margen izquierda del río Cajigar. CASTIGALEU, tiene en la actualidad una población de 95 habitantes, de los cuales 39 son mujeres y 56 son hombres. Configuran el municipio San Lorenzo, casa Castell, Santas Masas, casa Pucharcos, casa Joaquinet, El Puy, Estaña, casa Marcual, casa Mateva, las Graeras y las aldeas deshabitadas de Marcantoni, El Llenero, La Almella, casa Subiranas, Llevot, Raulera, Buira, Paulo, Peretó y Sallán.
La iglesia parroquial, dedicada a San Martín es un interesante y bello conjunto gótico con portal renacentista, todo de una austeridad y una elegancia extrema, fue construida en el siglo XVI, de una nave, ábside poligonal y bóveda de crucería, campanario poligonal sobre base cuadrada y cuatro capillas laterales que se refuerzan por el exterior con sus correspondientes contrafuertes. Parto hacia Lascuarre, pero ahora la carretera es la A-2613.
En el kilómetro, 14,24 paro a fotografiar desde la carretera, el torreón de fortificado de lo que fue un antiguo caserío hoy despoblado No pude acercarme a él porque estaba el trigo muy alto y , no creí procedente pisarlo. Por lo que me conformé en contemplarlo de lejos, porque estaba bordeado de cereal. Esta torre data del Siglo XVI, y se sitúa sobre el extremo de un considerable cortado, desde donde vigilaba perfectamente el cauce del Río Cagijar. El despoblado además del torreón todavía conserva en pie un horno de piedra, restos de otro y varias puertas doveladas.
En el kilómetro, 15,50, paso por Santas Masas, que fotografío desde la carretera.
En el kilómetro, 22,17, después de un descenso vertiginoso, en el que descansé las piernas, llego a Lascuarre.
Lascuarre es un pequeño municipio
dentro de la comarca de la Ribagorza, situado en la parte baja del valle del
Isábena, a 2 Km de la carretera que va hacia Bonansa, y al lado de la carretera
que continua hacia Castigaleu.
Se encuentra a 648 metros de altura sobre el nivel del mar, que proporcionan un
clima agradable, tanto en invierno como en verano.
Está asentada en una pequeña colina situada entre dos barrancos de notable
profundidad, el Barrán de La Creu que pasa por la fuente de la Abadía (Fon de
l´Abadía), y el Barrán de Sabró, que cuando entra en el pueblo se denomina
Barrán de la Pila.
Si algo nos enseña la historia es
que la población evoluciona, crece, emigra, busca nuevas formas de vida. La
economía es el factor fundamental que provoca estos cambios demográficos y que
en la mayoría de pequeñas poblaciones han sido cíclicos con épocas de desarrollo
económico y demográfico y otras de éxodo en busca de nuevas posibilidades.
Citaremos algunos datos de esta evolución histórica a través de los distintos
registros de que se tiene constancia.
Así, en la Manifestación de Foçs del Condado de Ribagorza realizada en 1381
aparecía Lascuarre con 48 foçs u hogares siendo Jurado Antoni de Aguilar y
Conseyler Nadal d´Espanya. Esta cifra suponía que cada fuego o vivienda
albergaba al menos a 5 residentes, siendo la población aproximada de unas 220
almas.
En el Libro de Morabatins realizado en 1385, se consignaba que Lascuarre era del
señor Marqués y el poblado de La Abellana del Prior de Roda, con 73 casas o
fuegos, según testimonio de Bernardo de Mora, notario residente en la villa,
ejerciendo como Jurados Raimundo de Guylla y Domingo Guitart.
Más de un siglo más tarde, en el Censo de Fogages de la Ribagorza del año 1495
se redujo el censo a 37 fuegos (270 personas aprox.) y con 44 se mantuvo durante
el siguiente siglo, y a su segunda mitad se construyó el templo parroquial
(1552-1556). Bajo la advocación de la Asunción de la Virgen, la iglesia conserva
detalles románicos del anterior, combinados con otros góticos y renacentistas en
el interior. En 1610 la Villa era del Señor de La Laguna y en el siglo XVIII del
Duque de Medinaceli. En 1637 tenía 750 habitantes.
El siglo XVI fue el siglo del inicio del desarrollo arquitectónico y
demográfico.
De este periodo son la construcción de la iglesia parroquial actual, el antiguo
Convento Trinitario y muchos de los cubiertos tan característicos de las calles
de Lascuarre. La mejora de los medios productivos agrícolas y de las condiciones
sanitarias, provocaron un auge demográfico que se mantuvo hasta el siglo XIX.
Así en 1713, se manifestaban 87 hogares y ya en el año 1787 la población llegó a
759 habitantes. El crecimiento de la población siguió hasta los 932 habitantes
en 1857, pico demográfico máximo. Quince años antes, en 1842, se registraron 492
habitantes, cifra poco real debió a que los censos eran retocados muchas veces
para reducir los tributos del pueblo al Estado o siglos atrás al señor o Conde
de la Ribagorza.
En 1834 se constituyó en Ayuntamiento con las aldeas de la Avellana y La
Mellera, al que se agregó, en 1845, el de Sagarras Altas.
Tras 1857, las cifras de población se han ido reduciendo paulatinamente hasta
nuestros días. Así, en 1860 Lascuarre tenía 923 vecinos, se redujo a 759 en 1887
y hasta 529 habitantes en 1900.
Los inicios del siglo XX supusieron un progreso demográfico que aumentó la
población de 509 en 1920 hasta 540 en 1930. Tras la Guerra Civil, ya en la
década de los años 40 la caída de población ha sido incesante evolucionando de
la siguiente forma: 497 h en 1940, 427 habitantes en 1950 hasta reducirse a 351
h en 1960 y 242 en 1970 tras el éxodo masivo de los pueblos a las ciudades en
busca de nuevos medios económicos por el inicio de la mecanización agrícola.
Desde los años 80, la población de Lascuarre se ha estabilizado en torno a los
200 habitantes y tras caer a los 165 del año 2001, en la actualidad se ha
remontado levemente gracias a la llegada de nuevos vecinos a finales de los años
90 y en el inicio del siglo XXI.
En sus piscinas, me tomo un refrigerio, y planeo como volver a Tolva, sin tener que volver a pasar por Lascuarre y Luzás. La solución es parcial ya que si bien no pasaré por Lascuarre, no puedo evitar pasar por Luzás. Paran ello deberé coger la pista junto a la ermita de San Martín o del cementerio, pista de tierra en buen estado, lo que no pensé en el cambio0 horario, y que iba a caer sobre mí un Sol de justicia.
Pero lo primero después de reponer fuerzas en la piscina, visito esta localidad., Bajando precisamente de la piscina lo primero que me encuentro a mi izquierda es la ermita de San Martín. La ermita de San Martín es conocida también como ermita de la Piedad y como la ermita del cementerio, es una pequeña construcción románica levantada durante el siglo XII. El edificio consta de una nave, con un ábside semicircular en la cabecera coronado por bóveda de cuatro de esfera, orientado y rematado a oriente. Su construcción se llevo a cabo con sillares. En tiempos posteriores se colocó una puerta en el muro de poniente, coronando esta nueva fachada con una espadaña de doble ojo. En la actualidad carece prácticamente de ornamentación. Tras su completa rehabilitación en 2006, se consagró de nuevo el altar de la ermita de San Martín.
En Lascuarre hay muchos pasadizos cubiertos, llamados aquí” Cubert” y son el Cubert de Pelaire, el Cubert del Llop, el Cubert de la plaza, el Cubert de Barrabes, el Cubert de la Calle Torrente, el Cubert de Terraza, y el Cubert de Paulo.
La iglesia parroquial de la Asunción de la Virgen en Lascuarre es uno de los más representativos ejemplos del gótico aragonés. Fue originariamente un templo románico documentado el año 1092 empleado como templo del castillo. Dedica su altar mayor a la Asunción de la Virgen y presenta nueve capillas laterales en las que habría al menos ocho altares dedicados a distintos santos. La iglesia de la Asunción de Lascuarre tuvo esta advocación ya que en la época de su construcción todos los templos dedicados a Virgen María, lo hacían a la Asunción. La iglesia parroquial fue consagrada desde su origen, acto que llevaba a cabo el Obispo en templos de reconocida importancia.
Destaca la techumbre estrellada, la portada plateresca y el campanario hexagonal. El templo dependió en la Edad Media del Monasterio de San Sadurní de Tabernolas (Urgel). El cabildo de Roda contó con numerosas posesiones especialmente en la Avellana. La población tenía en San Martín a su patrón. Además de la ermita de San Martín, este templo contaba con cinco racioneros o beneficiados. En 1540 el templo contaba con varios altares: Asunción, santos Bartolomé, Margarita, Pedro y El Salvador. El cementerio se hallaba alrededor del templo (“in circuito ecclesie”) y el campanario poseía cuatro campanas. Los inventarios, ornamentos y libros son extensos lo que denota la riqueza pasada del templo. La iglesia parroquial de la Asunción fue construida por Anduxe entre los años 1552 y 1556 y el maestro picapedrero se llamaba Juan Tellet ya que se documenta en Graus como habitante y vecino de Lascuarre el 15 de febrero de 1556. El templo presenta una entrada derecha para la sacristía que parece ser que fue ampliada ya que la actual se comunica con lo que parece los restos de una capilla previa. El campanario contó con seis campanas y un carrillón en el interior del templo.
En el año 1758 existían tres iglesias anexas dedicadas a San Pedro (Mora la Joven), Santa Magdalena (Avellana), Santos Justo y Pastor (La Mellera). La iglesia de Lascuarre tiene un gran parecido con la de Laguarres (1586) y Castigaleu ya que todas fueron construidas en la misma época (mediado el siglo XVI). El altar mayor es de estilo churrigueresco y perdió sus obras de arte durante la Guerra Civil Española.
Como las viandas en la plaza de la iglesia, y decido partir de regreso, me preocupa que no haya una sola nube en el cielo y hay un Sol de Justicia sobre mi cabeza. El camino de regreso se inicia junto a la ermita de San Martín.
Ni un metro de sombra me darán los robles y carrascas en esta pista, el Sol estaba en su cenit, y fe implacable hasta Luzás. Partí desde 649 metros de altura, en la que se sitúa Lascuarre, pasando por las granjas del Colladet estaba a 743 metros de altitud; la pista continúa por la llamada Vereda del Portell, donde alcancé los 875 metros de altitud. Aquí terminó la subida desde Lascuarre, llevando en este punto un parcial de 28,13 kilómetros.
A partir de aquí la pista discurre por un altiplano, pero por poco tiempo, la pista enseguida inicia un fuerte descenso, en algún tramo, incluso peligroso diría yo. Por lo que al ir solo decido apearme de la bici y continuar andando, el tramo más peligroso.
En el kilómetro, 31,60 estoy de nuevo en Luzás, junto al torreón.
En el kilómetro, 37,87 llego a Tolva, inicio y final de la ruta de hoy.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/castillo-de-luzas
http://www.tolva.es/index.
http://www.rutasconhistoria.es