El 6 de Marzo de 2016 llevo 11. 506 kilómetros.
La ruta de hoy comienza en la localidad de Bailo.
Bailo es el municipio más meridional de La Jacetania. Está situado al pie de la Sierra de San Juan de la Peña y en las estribaciones del Puerto de Santa Bárbara, tradicional eje de comunicación de los valles pirenáicos con la Hoya de Huesca como lo atestiguan la calzada romana (la número 33 del itinerario de Antonino) que atraviesa el Puerto de Palo y que se mantendrá como ruta habitual a Huesca hasta la segunda mitad del siglo XX. Bailo domina las tierras de la margen izquierda del Río Aragón a su paso por la depresión intrapirenaica y asume el papel de centro agrícola, con grandes extensiones de cereal y y enormes expectativas de regadío. La accesibilidad de sus relieves y las grandes extensiones de monte bajo lo convierten en un paraíso de la caza menor. Situado a 700 metros de altitud, goza de temperaturas más benignas y con menor precipitaciones que sus vecinos , Bailo tiene una arquitectura popular caracteristica del Prepirineo, con edificios más bajos, determinados por su vocación agrícola. El lugar pugna por los honores de hacer el mejor pan de la Jacetania. En el núcleo además de la iglesia, jalonada con un coquero patio exterior y una pila bautismal de estilo románico puro, destacan la plaza y muchas de sus casas. Entre sus pedanías se encuentran Arbués, Alastuey, Arrés y Larués. Todos estos núcleos ofrecen interesantes muestras de arquitectura civil y religiosa. El término de Bailo goza de una gran riqueza ornitológica como consecuencia de la variedad de ecosistemas que lo rodean. Predomina el sotobosque mediterráneo de quejigos, encinas y pinos, y la la superficie de cereal, pero no hay que olvidar que está al pie de las Sierras exteriores de San Juan y Santo Domingo. El municipio está integrado en el Parque Cultural y natural de San Juan de la Peña. Podemos descubrir, ciñéndonos por ejemplo a las rapaces, quebrantahuesos , Milanos aguiluchos, cernícalos, buhos reales, buitres leonados, azores y águilas calzadas, perdigueras y reales entre otras. Además esta zona es paso obligado para muchas aves migratorias, como las grullas, que durante la primavera se desplazan hacia el centro de Europa y regresan en el otoño.
La iglesia de San Fructuoso de Bailo cuenta con una espaciosa lonja a sus pies, presenta una planta de cruz latina de una sola nave, a la que se añadió un cuerpo en su lado norte, con crucero destacado, testero recto, pero resuelto en tres paños en altura, y coro elevado a los pies. El sistema de abovedamiento empleado es el de crucería estrellada, con complejos diseños, tanto en el tramo del crucero, como en el del presbiterio. Su torre campanario está adosada a la zona de los pies, en el lado de la Epístola, y cuenta con una sacristía en este mismo lado.
Construida con piedra sillar, ofrece un aspecto exterior rotundo que contrasta con la resolución más ligera del interior, dado que presenta un desarrollo vertical considerable.
Conserva una esbelta portada gótica en arco ligeramente apuntado, salvando su abocinamiento mediante finas arquivoltas que descansan en delgadas columnillas coronadas con sencillos capiteles. Su tímpano presenta una delicada decoración de carácter naturalista y vegetal.
En el interior destaca el retablo Mayor, de estilo renacentista y realizado probablemente en los primeros años de la segunda mitad del Siglo XVI. Responde a modelos propios del foco artístico de Sangüesa y debe relacionarse con la producción escultórica de maestros navarros asentados en esa localidad. Está dedicado al Obispo San Fructuoso y a su diáconos, los santos Eulogio y Augurio, que fueron martirizados en la ciudad de Tarragona en el Siglo V DC.. Consta de sotabanco, un alto banco organizado en cinco calles, un cuerpo tripartito con disposición en arco triunfal y un ático, en el que se inscriben el tradicional Calvario, flanqueado por sendos alerones. La estructura aparece presidida por la figura de un “Dios Padre” bendiciendo. Destaca también la pila bautismal de origen románico.
Terminada mi visita a esta localidad parto hacia Larués por la carretera A-2602.
En el kilómetro 4 llego a Larués.
Primero me dirijo a visitar la cercana ermita de San Cristóbal, edificio sencillo de factura popular.
Larués, extiende su caserío en una planicie situada a 741 metros de altitud en la Canal de Berdún. El núcleo principal del caserío se ordena en torno a una alargada plaza rectangular a cuya espalda se sitúa la iglesia, en posición elevada sobre el casco. La arquitectura doméstica muestra los usos constructivos tradicionales de la zona. Casas adosadas por muros medianeros, mampostería (A veces encalada), vanos enmarcados por bloques monolíticos de piedra, sencillos aleros sobre canetes de madera y teja árabe, mientras que las pequeñas chimeneas son de factura reciente. Magnífico ejemplo de arquitectura civil, es Casa Solana enorme caserón del siglo XVII con jardín posterior y pozo, en el que destaca el solado de cantos rodados del zaguán y la vistosa decoración de ventanas y balcones. Se conserva también la antigua fuente.
La ganadería y el cultivo de cereal han sido sus medios tradicionales de vida, como atestigua la presencia del antiguo molino harinero. En Larués nació el reconocido escultor Ángel Orensanz.
Formó municipio independiente hasta su incorporación a Bailo (1971). En 1967 incorporó la Pardina de Jabarraz de Ena y cedió a Jaca la de El Segaral. El Fogaje que Fernando el Católico ordenó en 1495 daba a Larués 17 fuegos. En 1857 tenia 346 habitantes y 350m en 1900. En el 2004 tenía 81 habitantes.
De topónimo prerromano (formado con el sufijo –ués, de posible origen vascón), su historia es difícil de trazar debido a la parquedad de noticias y a la falsedad de los “primeros” documentos en los que se cita. Las donaciones de la villa e iglesia de Larués hechas supuestamente al Monasterio de San Juan de la Peña en los años 1014, en tiempos de Sancho III el Mayor de Navarra y 1071, no son sino el intento por parte del monasterio pinatense de afirmar sus derechos frente a la Diócesis de Jaca. En realidad la primera referencia cierta de Larués aparece en documento de 1044 por el cual Ramiro I otorgaba algunas de sus propiedades en la villa a su criado Iñigo López. Fue después lugar de señorío nobiliario y aún figuraba así en 1785. Entre Larués y el despoblado de Orzasso se encontraba el desaparecido monasterio de San Martín de Sarasso, tal como recoge un documento de 1054.
Su iglesia parroquial de San Vicente, es de origen gótico (siglo XVI). Las reformas llevadas a cabo en el siglo XVII para su ampliación modificaron su fisonomía. En el interior se conserva la capilla de tracería gótica y un retablo plateresco (Siglo XVII), dedicado a la virgen. El retablo mayor dedicado al patrón, fue realizado a principios del siglo XVII por Juan Berroeta, artista que trabajó varios retablos en la Canal de Berdún. De esta época es también un retablo dedicado a San Vicente y se sitúa en un lateral de la iglesia.
Terminada mi visita, parto en dirección a Bagüés.
En el kilómetro 11,20 salgo de la Comarca de la Jacetania (Huesca) y entro en la de Las Cinco Villas. (Zaragoza).
En el kilómetro 16,63, llego a Bagüés. Me dirijo directamente a su hermosa Iglesia de estilo Lombardo. Iglesia parroquial de los Santos Julián y Basilisa. Edificada en el siglo XI , de estilo románico, en su variante lombarda, siendo el ejemplar más occidental del arte románico lombardo en Aragón.
El templo se halla exento, frente al caserío del pueblo, al sur del mismo, separado por escasos 150 metros. Su silueta dominando la zona desde la altura en que se halla, muestra la elegante sobriedad del templo de hechuras lombardistas.
Para la misma autora, la excepcional hechura del templo así como su inusual decoración pictórica vendrían dadas por el patrocinio del monasterio pinatense en los años de su máximo esplendor en el último tercio del siglo XI, (Concretamente en los años 1080).
De ser así, correspondería al momento de la expansión de la reforma cluniacense, auspiciada por el rey Sancho Ramírez, la aportación final a la hechura del actual templo, es decir, las zonas altas de la nave donde comenzamos a hallar decoración en ménsulas y ajedrezado jaqués, así como la ulterior e inmediata decoración pictórica al interior. Es altamente improbable que en la fase álgida del reinado de Sancho Ramírez, el que trae canteros franceses para edificar la capilla real de Loarre, concluir la catedral Jaca o la iglesia alta de San Juan de la Peña impulsase ex novo la fábrica de un templo de hechura lombarda. Probablemente estemos ante uno más de los ejemplos del cambio en la manera de edificar, acorde con el cambio de rito derivado de la infeudación de Sancho Ramírez a la Santa Sede. Sus maravillosas pinturas románicas fueron descubiertas a finales de la década de los 50 del pasado siglo, arrancadas en el verano de 1966 por Ramón Gudiol y trasladadas en 1970 al museo Diocesano de Jaca, donde son sin lugar a dudas su más importante patrimonio.
Desde que fueron descubiertas, las pinturas de Bagüés se han erigido como uno de los principales conjuntos pictóricos de la Europa románica y sin lugar a dudas, el de mayor importancia de la España de ese momento, tanto por la magnitud de la obra conservada como por la calidad y estilo de la misma.
Se me echa a nevar y decido no enredar con el tiempo, por lo que decido, que no me entretengo en visitar el casco urbano de Bagüés y dirigirme rápidamente al punto de partido, es decir Bailo. Aún así no está demás dejar constancia de la historia de este lugar.
El término municipal de Bagüés linda por el norte con Mianos (perteneciente a la provincia de Zaragoza pero a la comarca de la Jacetania), por el este con la Canal de Berdún, perteneciente a la Jacetania y provincia de Huesca, por el sur con Longás y por el oeste con Los Pintanos, pertenecientes estos últimos a las Cinco Villas.
La mayor altura de Bagüés es el Bruñuelo, de 1.120 metros de altura.
Junto al casco urbano de Bagüés discurre el barranco de Calcones, que desagua en el barranco de Sobresechos ya casi en el momento en que este último desemboca en el río Aragón, casi en la cola del embalse de Yesa.
Las características geográficas de su término se corresponden con las de una localidad ubicada ya en el Prepirineo aragonés. Se trata de un terreno accidentado, con alturas, barrancos y montes, a la vez que el núcleo urbano se asienta en la parte más baja, en el pequeño valle formado por el barranco de Calcones.
.El término de Bagüés se encuentra ubicado en una zona que, a partir del siglo VI a. C., aproximadamente, fue objeto de asentamiento de pueblos de origen celtas, en concreto de la tribu de los suessetanos, pertenecientes al llamado grupo belga dentro de las tribus celtas.
Por la cercanía de la actual Bagüés a territorios de los iacetanos, cuya capital era Iacca, la actual Jaca, y habida cuenta de las malas relaciones existentes entre iacetanos y suessetanos, cabe suponer que la zona fue objeto de choques entre ambas tribus, aunque no hay datos al respecto.
En cualquier caso, un ejército romano, al mando de Marco Porcio Catón el Viejo, derrotó en el 195 a. C. a los iacetanos con apoyo suessetano, con lo que parecía que la zona debía quedar pacificada. Pero los suessetanos, molestos con el dominio romano, se sublevaron contra el mismo, por lo que un nuevo ejército romano, al mando de Terencio Varrón, pasó a sangre y fuego el territorio suessetano en una campaña militar el 184 a. C., arrasando su capital, Corbio, que no ha podido ser localizada, y cediendo el control del territorio suessetano a los vascones, aliados de Roma. Por ese motivo se suele considerar erróneamente que la zona es vascona.
Poco después, el territorio vascón fue incorporado al Imperio romano, a la provincia Tarraconense y la zona sufrió una intensa y profunda romanización.
A partir de la llamada crisis del siglo III y las posteriores invasiones bárbaras se generó en todo un clima de alteraciones sociales en la zona (por ejemplo, el abandono de la villa romana existente en la localidad de Liédena, en Navarra, pocos kilómetros al oeste). La situación se acentúa cuando, en el 409, los visigodos penetran definitivamente en la península, utilizando entre otros, posiblemente, los cercanos pasos de Roncesvalles, Roncal o Canfranc. Como consecuencia, se producen sublevaciones, conocidas genéricamente con el nombre de movimientos bagaudas, que indudablemente tuvieron influencia en el territorio bagüesino.
Cabe suponer, por otra parte, que una vez el Reino visigodo se hubo asentado para formar la Hispania visigoda y, habida cuenta de las luchas que mantuvo en forma intermitente con los vascones, que ocupaban territorios muy cercanos, la zona donde actualmente se asienta Bagüés se viera afectada por las operaciones militares, aunque no quedan constancias documentales de ello.
Como tampoco quedan rastros de la invasión musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII, aunque la zona formaba parte posiblemente de los dominios del conde visigodo Casio, quien pactó su conversión al Islam, para formar así la familia de los Banu Qasi (hijos de Casio).
Hacia la segunda mitad del siglo X es cuando realmente la zona de Bagüés aparece en la escena histórica, ya que la enemistad conjugada del reino de Pamplona, del incipiente reino de Aragón y del Califato de Córdoba acabó con el poder de los Banu Qasi. Cuando a finales del mismo siglo y principios del siglo XI se inicia una política de expansión de los reinos cristianos, el territorio de Bagüés pasa a ser objeto de la lucha militar directa.
Según Antonio Ubieto, la primera cita documentada de Bagüés, cuyo nombre presenta las variantes Bagues, Baguasse, Bahues y Baos, se produce en el año 928, recogida en la obra de Antonio Ubieto Arteta Cartulario de San Juan de la Peña (Textos Medievales, 6, 1962 Valencia). No debe confundirse el pueblo con Bagüesta, antiguamente Baguest, en la zona de Boltaña.
Siendo Bagüés en esta época un territorio de frontera, es de suponer que se vería afectado por el desarrollo de las operaciones militares en la zona, especialmente con la campaña de Almanzor del año 999 contra el reino de Pamplona durante la que dicho militar del Al-Ándalus tomó y devastó Uncastillo, no muy lejos de Bagüés.
Las noticias más antiguas de Bagüés se remontan a 1030 fecha de un documento por el que "el abad Blasco entrega al monasterio de San Juan de la Peña la mitad de la villa y la iglesia de san Julián, dependencia que mantuvo en forma de priorato durante toda la Edad Media" (Pilar Giménez Aísa.).
Igualmente, a partir de 1035 se debió ver afectado por las luchas entre Ramiro I de Aragón y García Sánchez III de Navarra, luchas que tuvieron continuidad a lo largo de los siglos posteriores.
Con la expansión del reino de Aragón hacia el valle del Ebro y con la conquista de Navarra a principios del siglo XVI, Bagüés dejó de ser tierra de frontera.
Durante la Guerra de Sucesión española la comarca de las Cinco Villas, en términos generales, se puso al lado de Felipe V de España en su lucha contra el archiduque Carlos.
Durante la Guerra de la Independencia, la zona se vio ocupada por el Ejército francés de Napoleón I, a la vez que diversas partidas de guerrilleros actuaron por las Cinco Villas.
Diversas partidas carlistas, procedentes en su mayor parte de la cercana Navarra, actuaron por la comarca, a lo largo de las Guerras carlistas.
Por su situación geográfica, Bagüés, como todo el resto de la subcomarca de las Altas Cinco Villas en los que se ha hablado hasta mediados del siglo XX la lengua aragonesa. No obstante, la presión social y mediática de la segunda mitad del siglo, junto con la masiva emigración producida por circunstancias, ha conseguido hacer desaparecer su uso, al debilitar fuertemente el número de hablantes. A ello ha contribuido una profunda presión contraria al uso de la lengua propia, tendente a hacer pensar a sus hablantes que su uso equivale a hablar mal, fenómeno común a toda el área de uso de la lengua aragonesa.
De todos modos, en un fenómeno igualmente común con el resto de localidades de su entorno geográfico, se siguen utilizando con profusión palabras en aragonés para referirse no sólo a algunos puntos geográficos del lugar, sino también a los elementos más próximos a la persona (partes de la vivienda, enseres domésticos, nombres de plantas y árboles, de animales, de técnicas o herramientas agrícolas, etc.).
Si deseáis visitar el templo, los teléfonos de contacto de las personas que guardan las llaves son:
608 83 24 94 (familia Lobera); y 619 41 59 62 (María Jesús Lobera, que realiza visitas guiadas al templo)
En el kilómetro 32,43, estoy en Bailo, principio y final de esta etapa.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
Textos de Javier Ibáñez, Miguel Hermoso, Mónica Velásquez y Jose Luis Ona.
http://www.romanicoaragones.com/4-Cinco%20Villas/990474-Bagues.htm