RUTA 0131- Por el Sobrarbe.-Ainsa, San Bizien, Labuerda, Usana.

El nombre se Sobrarbe viene de que esta región estaba sobre la sierra de Arbe. Se extendía desde las riberas del Cinca hasta Alquézar. Sobre Arbe, para llegar a la contracción definitiva de Sobrarbe. El nombre según la fabla es La Aínsa o L´Aínsa.

Se fecha el año 724 como el de la Reconquista. Según la leyenda de San Juan de la Peña, García Jiménez fue nombrado primer rey de Sobrabe y fue el que decidió atacar a los moros en La Aínsa. García con sus 300 soldados cayó por sorpresa en La Aínsa, aprovechando la noche y diciendo a sus soldados que la Divina providencia estaba de su parte por haber visto una cruz sobre un árbol de encina (carrasca). Al final declaró Aínsa capital del reino de Sobrarbe, por eso el escudo de Sobrarbe tiene una cruz roja sobre una encina, siendo uno de los cuarteles del histórico escudo de Aragón. El antiguo reino de Sobrarbe abarca unos setenta pueblos agrupados en veinte municipios.

 

El  28 de Diciembre de 2015 llevo 11.392 kilómetros.

 

La ruta de hoy comienza en el castillo  de Ainsa.

El tiempo acaricia con sus largos dedos de sabio protector de las piedras de un país de leyenda, que hunde sus raíces en tiempos remotos. Los primeros pobladores habitaron los abrigos y covachas de este entorno prodigioso, y con el paso del tiempo fueron dando forma humana a uno de los enclaves más hermosos del Pirineo. Piedra sobre piedra, camino a camino, nombre a nombre…las diferentes culturas que habitaron estas tierras dejaron su huella singular. 

Celtas, romanos, musulmanes, cristianos…una historia de diversidad y riqueza que convierte la visita a la villa de Aínsa en un asombroso viaje en el tiempo, lleno de color y sembrado de maravillosas sorpresas. Se encuentra a una altitud de 589 metros  sobre el nivel del mar.
Gentilicio: Ainsetano.
Ainsa tiene 1353  habitantes En todo el municipio son unos 1.897 habitantes. Pertenecen a este municipio las siguientes localidades: Aínsa, Arcusa, Arro, Banastón, Las Bellostas, Camporrotuno, Castejón de Sobrarbe, Castellazo, Coscojuela de Sobrarbe, El Coscollar, Gerbe, Griebal, Guaso, Jabierre de Olsón, Latorre, Latorrecilla, Mondot, Morillo de Tou, Olsón, La Pardina, Paúles de Sarsa y Santa María de Buil, Sarratillo, Sarsa de Surta.
Días festivos locales: 20 de enero se celebra San Sebastián, con hogueras y fiesta de los casados y 14 de septiembre La Morisma, cada dos años.
En Aínsa, situada en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, podemos encontrar un conjunto arquitectónico y urbanístico de gran valor siendo declarado su Casco Antiguo como Conjunto Histórico-Artístico en el año 1965. Villa de la provincia de Huesca y capital de la comarca de Sobrarbe.

Históricamente se cita Aínsa en el 1055, pero su verdadera documentación histórica empieza con el fuero de la repoblación otorgado por Alfonso el Batallador en 1124. El antiguo castillo también es de esta misma época, luego en el siglo XVI fue ampliado como fortaleza.
Aínsa está dividida en dos partes. La de arriba que es el casco antiguo, con dos calles y una plaza sencilla, al lado del castillo, dan forma al primitivo casco urbano.

El castillo conserva casi toda la muralla. De sus puertas exteriores principales, quedan dos en pie. Del castillo podemos ver el conjunto amurallado y torreones cuadrangulares en los ángulos. De grandes dimensiones, tiene una serie de arcos que sostienen el paso de ronda. La Torre del Homenaje, del siglo XI, está totalmente reconstruida. Es una torre pentagonal de cinco pisos con saeteras y tejado a dos aguas. Hoy en día es el Centro de Interpretación de la Fauna Pirenaica.
Las otras dos torres nordeste y sudeste, también rehabilitadas, albergan varias instalaciones. En la torre nordeste encontraremos la Oficina Comarcal de turismo, la Oficina Técnica y Sala de Geovisión del Geoparque de Sobrarbe. Y en la Sudeste podremos visitar el Espacio del Geoparque, centro de interpretación que nos mostrará la riqueza geológica de esta comarca.

Rodeado al fondo por la Peña Montañesa, las Tres Sorores, las Tres Marías y la sierra de las Tucas, Ainsa es el centro para todas las direcciones del Sobrarbe. Destaca su historia y arte, su patio de armas del castillo que enlaza con la Plaza Mayor, una de las más antiguas del país entre las porticadas, con porches de estilo románico-gótico, con las casas de piedra. En las casas Consistoriales está el arco de acceso a la calle mayor

En otro lado de la Villa, encontramos la Torre románica de la iglesia de Santa María de Buil, antigua colegiata. Su papel fue militar y religioso. Hizo escuela para el resto de torres del Sobrarbe. Sus dimensiones son únicas en el románico aragonés. Lo más llamativo es el cuerpo superior, con cuatro amplios ventanales con arquivoltas y capiteles decorados. Dos calles salen de la plaza: la de Gonzalo I y la de Santa Cruz. En su confluencia encontramos una placeta con el nombre del San Salvador. A los pies quedan los arcos de la Escalereta y del Hospital, además del de la plaza Mayor, y los portales de Fontela, de Abajo y de Afuera.

a iglesia es del siglo 1181, dedicada a Santa María. Su construcción se inició a finales del siglo XI y se acabo en la segunda mitad del XII. La última restauración fue en 1972-1974. En su portada principal, destacan cinco arquivoltas sobre columnillas. En marzo del 1974 se hizo la consagración del altar mayor y de la cripta, el altar en honor a Santa María y la cripta, con 18 columnillas con capiteles renovados, en honor a Santa Cruz. También es de gran interés el claustro, donde se mezclan los estilos románico y gótico. Tiene planta de pentágono irregular y fue construido en los siglos XIV-XVI.
La nave de la iglesia es de arco ligeramente apuntado y el presbiterio contiene en su ábside una bóveda de horno. En él hay un Cristo de talla moderna y una Virgen gótica en madera policromada del siglo XIV.

E L'Aínsa celebra La Morisma, dedicado a la fiesta de la Santa Cruz, el primer domingo de septiembre de los años pares. Es una representación singular, diferente de todos los que existen en Aragón, y que guarda semejanza con los del reino valenciano en sus representaciones de moros y cristianos, con influencia de las clásicas pastoradas. En el espectáculo aparece el rey Garci Jiménez, el general moro, la reina mora y la reina cristiana. No faltan el rabadán y el mayoral, además del pecado, aliado de Lucifer y el ángel. Se narra la batalla contra los moros, cuando Garci Jiménez vio la luz en el cielo y aparecen en el texto las villas del antiguo Sobrarbe, como, Labuerda, San Vicente, El Pueyo, La Fueba, Banastón, Araguás, Cagigosa, Labayo y Montpellier. Se finge una batalla, la conquista del castillo, y al final un pastor parte para Jaca y San Juan de la Peña para anunciar la victoria de los cristianos.

A finales del mes de julio, se celebra el Festival Internacional de Música Castillo de Aínsa.

Después de disfrutar de este maravilloso entorno parto por la pista asfaltada que arranca en la Plaza Mayor, paso por los aparcamientos donde  se sigue a la derecha de estos  por la PR-HU 41 en dirección San Vicente de Labuerda ,  que me  lleva por pista asfaltada, hasta donde se libró la batalla de Sobrarbe. La Cruz de Sobrarbe, la Cruz Cubierta señala el lugar. En  el kilómetro 1,47 llego al monumento. Un pequeño monumento circular compuesto por un templete con columna toscana, con una verja de hierro forjado y cubierta piramidal. En el interior encontramos el emblema de Aínsa y Sobrarbe: la Carrasca coronada por la cruz. La Cruz se erige orgullosa como símbolo de los orígenes legendarios de la villa. Conmemora la victoria en el 724 de las tropas cristianas de Garcí Ximénez sobre el ejército musulmán. Según la leyenda de San Juan de la Peña, García Jiménez fue nombrado primer rey de Sobrabe y fue el que decidió atacar a los moros en La Aínsa. García con sus 300 soldados cayó por sorpresa en La Aínsa, aprovechando la noche y diciendo a sus soldados que la Divina providencia estaba de su parte por haber visto una cruz sobre un árbol de encina (carrasca). Al final declaró Aínsa capital del reino de Sobrarbe, por eso el escudo de Sobrarbe tiene una cruz roja sobre una encina, siendo uno de los cuarteles del histórico escudo de Aragón. Esta cruz cubierta fue construida en 1655, pero fue derribada por un huracán, y se volvió a reconstruir en 1765 por orden de Carlos II. Cada dos años, los ainsetanos rememoran esta gesta protagonizando la representación épico-dramática de La Morisma. 

Una vez visitado este monumento histórico  de Aragón, prosigo ruta en dirección San Vicente de Labuerda. La pista se convierte en un estrecho sendero que me impide pedalear, por lo que me veo obligado a continuar a pie.

En el kilómetro   2,16 debo cruzar un barranco, enfrente se encuentra una cantera, aquí debo continuar por la pista de la izquierda. Enseguida  encuentro fuertes pendientes, que debido a la grava suelta, se hace más penosa la subida.

 

En el kilómetro   6,32 dejo a mi izquierda una fuente que recoge su agua en una pequeña poza.

 

En el kilómetro   6,40 llego a un cruce de caminos. Por la derecha indica dirección Labuerda y por la izquierda La PR-HU 41 me indica a San Vicente, que es hacia donde voy. A partir de aquí la pista, no puede llamarse así, es un conglomerado de arena, grava y piedras sueltas de considerable tamaño, a lo que hay que sumar las barranqueras producidas por las lluvias, sumado todo a una pendiente de aupa. Una vez más me veo obligado a descender de la bici y continuar a pie por lo menos doscientos metros.

En el kilómetro 6,92 termina la infame subida, una pequeña explanada me aguarda y un indicador me informa  que puedo ir a Labuerda por el Sarrau de Planaermita y el Camino de Coculón.

El camino es más llevadero y enseguida, contemplo en la lejanía San Vicente y la Peña Montañesa, guardiana de estos parajes.

 

En el kilómetro 7,77, después de una pronunciada bajada me deja a los pies de un Peirón de piedra, que se sitúa al comienzo del camino a Boltaña

 

En el kilómetro 8,60, paro en la Ermita de San Miguel, su emplazamiento es ideal para contemplar una bella panorámica de la Peña Montañesa y San Bizien.

 

En el kilómetro   9,41 llego a La Abadía de San Bizien, su espacio circundante y sacro de la iglesia permanece cercado por unos muretes de piedra que delimitan el área del cementerio de la localidad. Para acceder a este recito y la propia iglesia debo traspasar una especie de pabellón abierto con cuatro arquerías en sus paredes. En realidad esta construcción no es un simple acceso o pórtico a la parroquial sino que se trata de un esconjuradero, también llamado esconjuradera.

El esconjuradero es un tipo de edificio de raigambre popular que podemos encontrar en diversas localidades a lo largo y ancho de toda la geografía del Sobrarbe. Por ejemplo, los hay en los pueblos de Asín de Broto, Almazorre, Mediano, Burgasé o Guaso, tal vez el más conocido de todos ellos. Estas construcciones nos hablan de viejas creencias populares de los habitantes de la zona y de su total dependencia respecto a los avatares climatológicos. Se alzaban en puntos altos del paisaje y por lo tanto dominando excelentes vistas, para que desde allí, el párroco de la población, acompañado por sus más fieles feligreses, recitara oraciones y plegarias, con las que aplacar los peligros de amenazantes tronadas. No sabemos nada sobre la efectividad real de tales ritos. Sin embargo, si nos podemos imaginar las catástrofes que podían suponer para las gentes y los cultivos las tormentas de granizo o las avenidas de aguas provocadas por las lluvias.

 La Iglesia parroquial es obra del Siglo XII,  esta construcción separada del casco urbano y rodeada de fajas de añejos olivos, fue en origen un templo románico tradición lombarda, al que en el Siglo XVII se le realizaron añadidos. El hallazgo cercano de las supuestas reliquias de San Visorio, santo francés de gran devoción popular, justifica la grandiosidad de esta iglesia para un pueblo que nunca tuvo más de 13 habitantes. Las formas lombardas se manifiestan en el ábside de la iglesia, donde se ve un friso de baquetones y pilastras. Pero por otro lado, el gran desarrollo de los vanos del ábside, el repertorio decorativo con canecillos, el crismón y hasta capiteles, y la portada abierta  con cuatro arquivoltas hablan de una parroquial perteneciente a la corriente jacobea típicamente románica.

Su  nave única, de planta rectangular  rematada con cabecera semicircular, está cubierta con bóveda de cañón apuntado. Ahí se cobija el retablo mayor, de estilo gótico, dedicado a San Vicente Mártir, realizado a finales del Siglo XV por Juan de Abadía., junto a otras obras de imaginería gótica y barroca. Su campanario se remata con chapitel octogonal.

 

Desde aquí me dirijo al pueblo de San Vicente propiamente dicho, por un camino precioso y donde pacen en sus campos unos borricos, que me siguen, supongo que esperando algo de mí.

 

En el kilómetro 9,68 llego a San Vicente de Labuerda. Se encuentra a una altitud de 569 metros, junto a La Sierra de San Visorio. Su origen se remonta muchos siglos atrás, porque en documentos datados en el año 1056, ya se cita esta localidad con la categoría de villa. Sus casas se disponen a lo largo de la ladera de Pico Moro de 1323 metros de altura, y quedan flanqueadas por los barrancos de Serratón o Fontanal y el de San Miguel.

En su trama urbana encontramos excelentes ejemplos de arquitectura popular pirenaica. Entre ellos destaca Casa Buil, una construcción del Siglo XVI en cuya fachada se yergue adosado un robusto torreón de planta cuadrada. Esta casa pertenecía a un infanzón del lugar, quien quiso plasmar su poder y riqueza construyendo una magnífica residencia que destacase por su volumen sobre el conjunto. Aunque no descuidó los detalles ornamentales, de ahí la ventana geminada que se abre en un flanco de la torre.

 

Terminada mi visita desciendo, y nunca mejor dicho por una pista asfaltada estrecha con el piso en buen estado y pendiente pronunciada, que embala la bici, lo que agradezco para descansar las piernas.

 

En el kilómetro 13,67   llego a Labuerda.

Labuerda (A Buerda en aragonés) Pertenece a La Comarca del Sobrarbe

No son especialmente abundantes los datos que se tienen del poblamiento de Labuerda antes de que se levantase la torre de su iglesia, aunque se supone que el templo ya se encontraba en el lugar donde hoy se yergue el pueblo, donde se cree que pudo haberse encontrado como templo en mitad de una extensión agrícola. Los campos que rodean Labuerda son los más extensos en Sobrarbe, con la excepción histórica de toda la ribera de Mediano, hoy sepultada bajo las aguas del embalse homónimo (véase la nueva localidad Mediano).

Se cree que el nombre del pueblo viene de una evolución (quizás castellanizante) de la palabra aragonesa Borda, dado que a decir de muchos pobladores de la zona, el caserío de Labuerda antiguamente se encontraba en algún punto de los montes de su entorno, tal vez en Troteras (a medio camino de Aínsa), Coseñor (camino de Escalona) o La Plana, siendo dichas construcciones las únicas que junto con la iglesia debían encontrarse ahí.

Rodeado de los montes de Escalona por el norte, de la Sierra de San Visorio a poniente, y por el río Cinca haciendo las veces de frontera con el vecino término de El Pueyo de Araguás al este, limita por el sur con el término de Aínsa-Sobrarbe, situándose a escasos 4 km al norte de la cabecera de dicho municipio (la villa medieval de Aínsa) y capital de la comarca. Constituye el segundo término municipal más pequeño de Sobrarbe después de Palo.

El término municipal lo componen los núcleos de

Labuerda: el más grande y sede del ayuntamiento local, sito en el fondo del valle junto al Cinca

San Vicente de Labuerda  , que es de donde vengo ,que  se asienta junto a la sierra de San Visorio y tiene un importante conjunto eclesiástico que empezó a levantarse en la segunda mitad del siglo XII, parte constitutiva del singular periodo, histórica y arquitectónicamente, del románico altoaragonés.

Típicamente, a los habitantes y/o naturales de Labuerda se les conoce en la zona con el malnombre de Gurrions de canalera o Gurrions a secas (en aragonés, gorriones) debido a la pequeña estatura que familiarmente se le ha atribuido a sus gentes.

Su caserío, que ofrece buenos exponentes de arquitectura tradicional en piedra, se desarrolla en tres barrios; el barrio Mingué, pequeña agrupación de casas situada al norte del casco urbano, en la orilla izquierda del Barranco de la Sierra; el barrio de San Juan, a lo largo del camino que conduce al pequeño núcleo de San Vicente de Labuerda, y por último el de San Sebastián, núcleo principal de Labuerda, donde se reúnen las principales calles del pueblo, confluyendo en una plaza protagonizada por una bella fuente que, junto con la parroquial, constituye uno de los emblemas del pueblo. Está realizada en piedra por canteros procedentes de la localidad de Sieste (Boltaña) en 1888, y está formada por un abrevadero circular y un grifo cuyos caños ostentan interesantes rostros humanos esculpidos con gran belleza.

La parroquial de Labuerda protagonizada por la esbelta figura de su torre campanario, se alza a la entrada al barrio de su mismo nombre. El templo, construido en sillarejo y piedra sillar en la segunda mitad del Siglo XVI, según fecha que aparece en la portada (1561), es obra del maestro cantero Pedro Pedenós de San Bobiri, a quien encontraremos trabajando en otras iglesias próximas como las de Laspuña y la aldea de Ceresa. El acceso en arco de medio punto con tres arquivoltas decoradas, es de estilo románico, anterior al resto del templo que contemplamos hoy, lo que podría significar que hubo un primitivo templo medieval transformado en siglos posteriores, del que se conservó la portada románica. Sobre la  puerta hay labradas sobre sendas piedras las siguientes fechas: 1561/ SMV (do) 1776. El interior es un sencillo espacio rectangular, cubierto con bóveda de cañón con fajones, que son los arcos que la sustentan. A los lados de la nave se abren capillas que se encuentran comunicadas entre sí, y que se abrieron durante las obras de reforma del templo realizadas en el siglo XVIII (1776), obras que pudieron afectar también a la cabecera y a la sacristía adyacente. Del interior es destacable el pretil de piedra del coro, decorado con paños de casetones y columnitas, y una sobría pila baustimal de piedra de finales del S.XVI

 

Este pueblo, espléndidamente situado en la margen derecha del alto Cinca, ha tenido una evolución calcada a la de tantos pueblos de la provincia que vieron sentenciada la forma de vida que posibilitó su existencia y desarrollo durante generaciones y sintieron -desgarradoramente- que la sangre fluía de su interior y quedaban sin aliento.

En la década de los años sesenta un buen número de familias cierran la puerta de sus casas y emprenden el incierto camino de la emigración interior. Ponían punto y final -o al menos con esa intención se iban- al abandono administrativo y a las penurias cotidianas y se iban con un punto de amargura pero también con un asomo de esperanza. Otro importante número de familias se quedan en el pueblo y continúan con sus esforzadas actividades económicas: poca agricultura, algo de ganadería, algunos oficios y algunos trabajos en la comarca son los principales medios de sustento. Hay, pues, un tiempo en que el pueblo camina, con bastante rapidez, cuesta abajo; nada diferente, desde luego, de lo que ocurrió en tantos otros pueblos de la comarca de Sobrarbe.

Labuerda sigue siendo un pueblo bien situado, geográficamente hablando. Podríamos decir que está en el corazón de la comarca, un poco escorado hacia el este. Se asienta al lado de la carretera, en terreno llano y, por tanto, de fácil y cómodo acceso. Forma un triángulo geográfico con Boltaña y Aínsa y ha recuperado, en los últimos tiempos, el protagonismo que tuvo. No debemos olvidar que Labuerda era el primer pueblo que encontraban los montañeses de Vio, Bielsa, Chistau…cuando bajaban en busca de provisiones: había comercios, vino y aceite en muchas casas y era lugar de parada de las numerosas y bien nutridas cabañas ovinas cuando realizaban el viaje de bajada o el de subida entre los altos valles y la Tierra Baja.

 

Parto por la carretera A-138 hacia Ainsa

 

En el kilómetro   18,70 paso por Ainsa  y me dirijo por la carretera N-260 en dirección a Campo, para ir al barrio de Usana.

 

En el kilómetro   21,79 llego al barrio de Usana.

 

Usana  se sitúa 586 metros de altitud, es uno de los nueve barrios pertenecientes al antiguo municipio de Banastón y hoy perteneciente al Ayuntamiento de L'Aínsa. Está situado junto al río Ara y a poco más de 1 km. de L'Aínsa dirección a Campo.

Pueblo pequeñico con construcciones rehabilitadas donde podremos encontrar encantadores rincones y preciosas chamineras, por supuesto.

En la parte alta del pueblo se encuentran tres "callizos" o pasos cubiertos. Los dos iniciales resultan muy agradables y representan en si mismos un museo etnológico creado al abrigo del cariño de las gentes de Usana, pero el tercero es un regalo para los sentidos.

Un pasadizo abovedado o Callizo, que mide unos 50 metros de largo, se dice que es el más largo del Sobrarbe.  Una de las entradas a este callizo está a continuación de la pequeña ermita de Santa Águeda, y tras recorrerlo prestando atención a sus magníficas sorpresas se accede a un mirador que regala una de las vistas más hermosas de Mediano. Pero no acaban aquí los secretos de este pasadizo, si somos capaces de encontrar el momento adecuado en la mañana del día del solsticio de verano veremos como un rayo de sol lo atraviesa de punta a punta y entonces su belleza y magia alcanzan el máximo esplendor.

También podemos encontrar un oratorio de Santa Águeda, del siglo XVII.

Después de disfrutar de Usana inicio el regreso a Ainsa.

En el kilómetro   26,84 estoy de nuevo en Ainsa principio y final de esta etapa.

 

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

 

Serafín Martín.

 

Fuentes propias y:

 

http://www.villadeainsa.com/

 

 

http://turismosobrarbe.com/

 

http://chaminerasinfumo.blogspot.com.es/