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Ruta 29.-Alcolea de Cinca, Albalate de Cinca. Belver de Cinca, Osso de Cinca, Almudáfar de Cinca, Zaidín, Fraga, Miralsot, Velilla de Cinca, Ballobar, Chalamera, y Alcolea de Cinca.

 

El 1 de mayo de 2009 llego a Alcolea de Cinca con un cuenta kilómetros total de 2757 kilómetros. Alcolea de Cinca es una villa de la provincia de Huesca,  Situada en la depresión del Ebro, en el valle bajo del Cinca, a 186 metros, de altitud. Su población en 1998, era de 1.237 habitantes.; en 1978, 1.523 habitantes.; en 1950, 1. 692 habitantes.; en 1900, 2.299 habitantes. Este topónimo árabe significa «el castillejo». Íñigo Galíndez ya era señor de Alcolea desde mayo de 1102, según consta en varios documentos de Pedro I, quizá la confusión de Zurita sobre la entrega de esta tenencia por  Alfonso I está en un documento de marzo de 1105 en que da a Íñigo Galíndez el castillo de Peralta con sus términos, y ciertas posesiones en Alcolea, además de en otros lugares. La última vez que le encontramos como tenente es en abril de 1105.

Tras  la muerte del rey Pedro I, los templarios establecieron en el castillo de Monzón la encomienda de la que Alcolea formaba parte ya a mediados del siglo XII. Fueron estos monjes guerreros los que construyeron un primer templo dedicado a San Juan Bautista. Tras la disolución de la Orden del Temple en 1309, sus posesiones pasaron a manos de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, conocida luego como Orden de Malta. A principios del siglo XV la iglesia de Alcolea fue elevada a rango de abadiado permaneciendo como tal hasta la extinción de la orden en 1808.

Junto a la carretera hay una explosión de colorido maravilloso, las flores están en pleno apogeo, y no resisto la tentación de fotografiarlas.

 

Cruzo el Río Cinca con 2´24  kilómetros. El Río Cinca, río aragonés cuyo origen es el lago de Pineta, al noreste de Monte Perdido. A lo largo de unos 170 kilómetros de recorrido desciende de los 2.500 m. de altura de su nacimiento, a los 118 de Fraga, aguas abajo de la cual, en el límite de la provincia de Huesca con la de Lérida, se une al Segre. Es en longitud el segundo río de Aragón tras el Ebro.

En el kilómetro 2´75 llego a Albalate de Cinca

Albalate de Cinca es una villa de la provincia de Huesca. Situada en la depresión del Ebro, en el valle del Cinca a 188 metros, de altitud, en la margen izquierda del río que le da nombre a la localidad. En ella se elaboran productos amparados por la Denominación de Origen Agricultura Ecológica Su población en 1998, era de 1.090 habitantes.; en 1978, 1.206 habitantes.; en 1950, 1.368 habitantes.; en 1900, 1.377 habitantes. Gentilicio: Albalés. El topónimo le viene de la palabra árabe al-balatá, que significa encrucijada de caminos. Así que a causa de ello esta zona fue ocupada desde hace tiempo, como atestiguan los restos de una antigua villa romana con bonitos mosaicos, similares a los que nos podemos encontrar en los restos de Villa Fortunatus, Situado a 29 kilómetros de Fraga, el casco urbano ocupa una llanura en la margen izquierda del río, frente a Alcolea. El casco urbano presenta trazado medieval, del que sobresalen del resto dos edificios: el Torreón y el Palacio Ducal Solferino. El primero es un torreón medieval levantado en sillería de cuatro plantas y remate aterrazado. En el tercero de sus pisos se han encontrado unas pinturas murales datadas en el siglo XVI. Éstas son uno de los escasos ejemplos de este tipo de pinturas en una construcción de carácter civil. Anexo a éste se encuentra el palacio Solferino, ubicado en la plaza Mayor, una de las tres que articulan el caserío de la villa. Este palacio está construido en ladrillo y del que sobresale una espléndida portada barroca. Una placa en el torreón nos recuerda que es el pueblo natal del tenor Miguel Burro Fleta, nació en la localidad oscense de Albalate de Cinca, el 1 de diciembre de 1897. Sus inicios musicales, fueron en la rondalla de su pueblo natal. Posteriormente se trasladaría a Barcelona, donde estudiaría en el conservatorio del Liceo de la ciudad condal, ampliando estos estudios en Milán. Debutó en la ciudad de Trieste a los 22 años, para más tarde actuar en Viena, Roma, Montecarlo, Buenos Aires, Nueva York o Milán. Interpretó entre otras óperas, “Carmen” de Georges Bizet, ”Rigoletto” y “Aida” de Giuseppe Verdi y “Tosca” de Giacomo Puccini. Se retiraría en 1935, falleciendo tres años más tarde en La Coruña. La parroquial, del siglo XIII, fue muy dañada durante el transcurso de la Guerra Civil, tras la cual se restauró. Una vez más los coches invaden la fachada de la puerta de la iglesia y de un hermoso edificio en restauración. Dentro del término municipal se han encontrado los restos de un antiguo monasterio cisterciense, el de Fon-clara. Este cenobio acogió a un ilustre hijo de la villa, Pedro de Albalate, el que más tarde fuera arzobispo de Tarragona, y participase en la reconquista de Valencia junto a Jaime I. Esta localidad al igual que el resto de la comarca está muy vinculada al agua, así fuera del núcleo urbano nos encontramos con dos bonitas fuentes. Destaca la del Pino, en la que hay una inscripción en latín "FORTUNA IN ÓMNIBUS DOMINATUR", debajo aparece un león rampante en el lateral izquierdo y las barras de Aragón y las cadenas en el derecho. Además aparece la fecha de su construcción 1560. Celebra sus fiestas el 29 de septiembre, San Miguel, y el 11 de noviembre.

Parto de Albalate de Cinca por la carretera A-1234En el kilómetro 19´45 entro en la Comarca del Bajo Cinca

Llego a Belver de Cinca con 20´50 kilómetros

Belver de Cinca es un Lugar de la provincia de Huesca, situado en la depresión del Ebro, en el Bajo Cinca, comarca oscense colindante con Lérida, en el valle del mismo nombre a 196 metros de altitud. Su población en 1998, era de 1.397 habitantes.; en 1978, 1.770 habitantes.; en 1950, 2.038 habitantes.; en 1900, 1582 habitantes. Comprende las entidades de población de Monte Julia, Peña Rosa, San Miguel y Valonga. Gentilicio: Belverinos .Belver se ubica a unos 30 kilómetros. al norte de Fraga en una suave pendiente en la margen izquierda del río Cinca rompiendo la llanura del territorio.

La historia de la villa se remonta mucho más allá de su fundación por los Templarios de Monzón en 1240. Ya en época íbera se conoce la existencia de dos poblados ilergetes, Ficena y Orsuyera, que serán el origen de la actual población. Tras una agitada historia plagada de interesantes hechos históricos en todas las épocas, llegamos al estado actual del municipio. Como recuerdo de algunos de ellos nos han quedado elementos patrimoniales de singular belleza. En el año 1583 se coloca la primera piedra de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, (siglo XVI) construida con participación de todo el pueblo, porque el Comendador había instalado su oratorio en la de San Juan y no permitía el libre acceso a la misma. Se debe a Juan Camurrio, maestro de obras de Monzón. La fábrica es de piedra sillar y ladrillo. Se adscribe al estilo gótico-renacentista aragonés. Cuenta con tres naves, una central y dos laterales, con ábside poligonal, separada por grandes columnas que sostienen las  bóvedas estrelladas. La girola va por detrás del presbiterio siendo un hecho único en toda la comarca, además de contar con cripta y profundo coro en alto a los pies. La portada es plateresca, con frontón, hornacina y flanqueada con columnas jónicas y dos medallones de San Pedro y San Pablo. Sobre la misma aparece el escudo de Belver y el año 1592, fecha de la terminación. La torre, inacabada, es toda de piedra sillar, de planta cuadrangular con el último cuerpo octogonal rematado  con y gárgolas  y garitas en sus esquinas. Tuvo dos campanas grandes, dos medianas y un cimbalico de las cuales resta una. Por algunos documentos se conoce toda la obra que albergó hasta la Guerra Civil, como el retablo mayor de estilo churrigueresco, la imagen de la Virgen de la Asunción, un retablo de San Juan, una talla muy  antigua de la Virgen del Rosario, varios santos, ornamentos de plata, joyas y las reliquias de Santa Orosia (mechones de pelo) y de San Blas. Las imágenes y la ornamentación actual son posteriores al conflicto bélico.

Su estructura urbana es muy alargada y tiene tres accesos: los portales de la Cruz, de la Huerta, y el más oriental, en dirección a Osso. El portal de la Huerta da acceso al centro del pueblo, a la plaza de Santa Ana. Allí los Comendadores templarios y sus herederos los Sanjuanistas celebraban sus actos públicos. En el número 13 de la plaza está casa Prin, antiguamente de Don Manuel Crejenzán, fechada en 1797 presenta una doble galería de arquillos coronando la fachada así como la portada en piedra y una gran cornisa. Siguiendo por la Calle San Juan , en el número 8 está casa Foj, donde se hallaba la antigua  ermita de Nuestra Señora de Gracia, y junto al cruce con la calle de la Peña puede verse una pequeña capilla elevada en el lugar, donde estaba la primitiva iglesia templaria de San Juan Bautista. Destacar además” casa  Benito”, con galería de arcos de medio punto en gradación, gran arco de piedra en su puerta de acceso y fachada revocada. “Casa Camilo”, llamada hoy también “Casa Batista”, conserva en su interior las mazmorras del castillo templario del siglo XIII así como dos grandes arcos en los bajos de la vivienda. “Casa Canalis”, “Casa Pardo”, o “Casa Ferrer” son otros de los ejemplos que nos podemos encontrar en la villa. Fiestas: 15 de agosto en honor a la Virgen de la Asunción y 12 de octubre en honor a la Virgen del Pilar.

Terminada la visita a Belver, parto hacia  Osso de Cinca al que llego con  11´41 kilómetros

Osso de Cinca es un municipio de la comarca del Bajo Cinca, provincia de Huesca situado en la margen izquierda del río Cinca, en un suave declinar del terreno.  a 164 metros de altitud. El termino municipal esta formado por Osso de Cinca y Almudáfar. En la ribera del río Cinca, sobre la margen izquierda, entre Belver y Zaidín, Osso mantiene viva la huella árabe, por haber sido centro de una zona morisca que tuvo gran influencia.”Os” es una palabra de raíz prerromana que significa castillo.

Su población  en el año 2005, era de 683 habitantes.; en 1998, 750 habitantes.; en 1978, 807 habitantes.; en 1950, 871 habitantes.; en 1900, 707 habitantes. Gentilicio: Osenses

Al igual que en el resto de municipios de la zona, su arquitectura histórica responde al modelo aragonés renacentista con caseríos de fachadas en piedra, rematados por bonitas cornisas de madera y galerías de arcos de medio punto en el piso superior. Aunque si recorremos sus calles podremos encontrar algún tipo más de decoración en vanos y accesos. En la calle mayor se encuentra la Casa Mora, perteneciente a la Familia Pirla, con escudo nobiliario fechado en 1847.; Frente a ella se abre un atractivo “callizo”

Lo más destacable es La iglesia parroquial dedicada a Santa Margarita de estilo mudéjar, con portada renacentista. La iglesia está compuesta por una nave rectangular con capillas laterales, presenta una destacada portada con diversos elementos decorativos de estilo renacentista. La torre campanario consta de cuatro cuerpos, los tres primeros de planta cuadrada y octogonal el último. Las fiestas son el primer domingo de mayo y el 20 de julio. De su entorno cabe destacar su proximidad al río brindando la oportunidad de realizar un agradable paseo por el paisaje ribereño del Cinca.

En el kilómetro 14´50 llego a Almudáfar de Cinca.

Almudáfar es una pequeña pedanía de Osso, Núcleo de paso obligado entre los municipios de Osso de Cinca y Zaidín. su nombre se deriva del árabe Almutafir (el victorioso), sobrenombre de uno de los últimos reyes musulmanes de Lérida y Fraga. Está situada en la margen izquierda del río Cinca, sobre una llanura a una altitud de 175 metros sobre el nivel del mar.; Contaba con una población de  121 habitantes, en 1980, 69 habitantes, en 1991; y 66 habitantes, en el año  2005. Su arquitectura se adscribe a los modelos de la zona con casa de fachadas en piedra, galerías de arcos y cornisas voladas. Destaca la denominada “casa Pirla” con atractivos vanos y portada. La iglesia es de Nuestra Señora del Pilar es de época moderna y factura popular. Desde la iglesia tomo un camino asfaltado que se dirige hacia la carretera.

 

Llego a Zaidín, Villa de la provincia de Huesca, en la comarca del Bajo Cinca. Situada en la depresión del Ebro, en la margen izquierda del río Cinca, sobre una pequeña loma, a 155 metros de altitud y muy cerca de su confluencia con el Alcanadre, en la zona oriental de la provincia. de Huesca, lindante ya con la de Lérida. Su población en 1998, era de 1.688 habitantes.; en 1978, 1.921 habitantes.; en 1950, 2.040 habitantes.; en 1900, 1.868 habitantes. Gentilicio: Zaidinenses.

Su nombre es de origen árabe, viene de sayd, “señor” y hace alusión a su castillo. Posee un interesante casco urbano, con notables edificios y un rico  pasado histórico en el que destacan varios de diferentes épocas como la renacentista (Siglo.XVI) cuando se levantó el amurallamiento que protegía todo el centro urbano, muralla que se ha conservado hasta bien entrado el siglo XX. Sus accesos o puertas se encontraban en el Portal (entrada principal); la porteta (Plaza de la Iglesia); el forat (Calle Baja); el furigachó (Calle Ruiz de Alda), y al final de la calle Mayor, existió otra puerta con torre de defensa y vigilancia, conservándose restos hasta hoy. La  fecha de la construcción del castillo todavía se desconoce , al igual que la de las murallas que cercaban la población. Según algunos historiadores, fue una de las principales fortalezas musulmanas, del distrito de Fraga. La población fue ocupada por Sancho Ramírez en 1062, y en 1092 está documentado la donación del castillo a Pedro Ramón de Eril, por parte del Infante Don Pedro, futuro Pedro I. Sin embargo en 1120 pertenecía al gobernador musulmán de Lérida, Abgifiliel, quien lo ofreció a Ramón Berenguer III como pacto de no agresión. Aunque se sabe que en 1130 fue residencia de Alfonso I el Batallador, en 1148 se debe a Ramón Berenguer IV, quien la puso en manos de Pedro de Estopiñán a cambio de Monzón. Excavaciones realizadas a principios del siglo XX hallaron lo que fue el aljibe de la fortaleza, monedas utensilios y tumbas. Desgraciadamente, durante la Guerra Civil fue destruido y los restos desaparecieron. Así los restos que nos quedan del castillo palacio de los señores de Zaidín se limitan a la plataforma donde se encontraba y al muro de sillería de unos 50 metros, con la base de un torreón cuadrado y dos torreones semicilíndricos con base troncocónica, adornados con dos bandas en forma de bocel. Se han conservado gracias a la magnífica argamasa que los une lateralmente a la roca. Durante los enfrentamientos previos al Compromiso de Caspe tuvo concentradas en él sus tropas el Conde de Urgel; tras la resolución dinástica formó parte de la Baronía de uno de los compromisarios, Berenguer de Bardají.

Otro de sus principales edificios es la Casa Consistorial, construida en el siglo XVIII. Destaca su fachada porticada con puerta dovelada de medio punto, con inscripción “Zaidín 1577”. Actualmente está totalmente rehabilitada.

La iglesia parroquial de San Juan Bautista. Edificio barroco construido sobre un templo románico anterior. De éste se conservan algunos muros con sillares marcados por canteros. De dimensiones reducidas, se encontraba en un estado muy precario hacia 1737, por lo que se ordenó la construcción del templo actual. Éste se inicia entre 1730 y 1748, aprovechando partes del anterior. Consta en planta de tres naves en planta de cruz latina y cimborrio, habiendo desaparecido el brazo norte del crucero. En el proyecto inicial se incluían dos campanarios gemelos de los que únicamente se construyó uno. Destaca su portada en la fachada, es típicamente barroca, con arco de medio punto, hornada con pilastras, otros motivos vegetales en las enjutas  y escudo centrado inscrito en frontón curvo. Figura la fecha de 1741 en una hornacina superior. A fines del siglo XVIII fueron añadidas nuevas dependencias como la sala capitular y el archivo, así como otros detalles arquitectónicos como son el chapitel o la claraboya. Torre sur montando la fachada, de tres cuerpos, cuadrado el primero y con aristas cóncavas, el segundo octogonal con arcos ciegos, y el tercero octogonal cierre. Las obras más importantes que contenía esta iglesia están actualmente en el Museo Diocesano de Lérida.

Terminada la visita a Zaidín sigo en dirección a Fraga. En el kilómetro 46´50 llego al indicador de  Villa Fortunatus que no pude visitar, porque el yacimiento está siendo cubierto en todo su perímetro, para resguardarlo de las inclemencias del tiempo, y regular las visitas. Sigo por la carretera A-1234 en dirección a fraga escoltado por el Río Cinca, llegando a Fraga con 38´´200 kilómetros. Fraga Ciudad situada en el extremo sureste de la provincia de Huesca en el último tramo del valle del Cinca, próximo ya el río a su unión con el Segre; Fraga tiene su emplazamiento inicial en el escarpe de una plataforma caliza que cae sobre la margen izquierda del río, casi en la misma raya de Aragón y Cataluña.. Al crecer la población, el pueblo ha cruzado el río, extendiéndose sobre la terraza de la orilla derecha, a 118 metros, de altitud., Fraga tenía  una población en  1998, de 11.804 habitantes., cifra que sólo superan en la provincia, aparte de la capital, Monzón y Barbastro, y que, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los pueblos aragoneses, tiene una línea claramente ascendente: en 1900 llegaba a los 6.899 habitantes., que pasan a 7.120 en 1940, a 8.791 en 1960, a 10.134 en 1970, a 10.574 en 1975; en 1981, 11.186 habitantes y 11.491 en el año 1991. De origen ibérico, con vestigios romanos en sus cercanías, y con un claro protagonismo en la historia de la reconquista aragonesa, Fraga,  es ciudad por concesión de Felipe V en 1709. Durante la dominación musulmana, Fraga fue un importante centro fortificado y una avanzada del reino moro de Lérida. Son conocidas algunas sublevaciones y levantamientos de la población musulmana en los siglos IX y X. Durante el siglo XI fue una base estratégica para las luchas contra los condes de Urgel y los reyes de Aragón, especialmente contra Sancho Ramírez quien llegó a tomarla por sorpresa en 1093, perdiéndose poco más tarde al ser enviado un ejército desde Zaragoza. En 1122 fue ocupada nuevamente por Alfonso I, quien avanzaba hacia Lérida, pero igualmente se perdió poco después. En 1133 quedó sitiada durante año y medio, y en julio de 1134 se libró la conocida batalla de Fraga, que supuso la derrota del Batallador. Desde esta fecha hasta 1149 subsistió el señorío musulmán dependiendo del rey de Lérida. Finalmente el 24-X-1149 fue conquistado definitivamente por Ramón Berenguer IV. Tras su toma, el conde de Pallás quedó como señor de la ciudad. En 1240, Jaime I concedió a sus habitantes el Fuero de Huesca. Los fragatinos se rigieron siempre por los Fueros Aragoneses, aunque los tenentes catalanes intentaron aplicar, sin éxito, los Usatges. Durante la Edad Moderna los acontecimientos históricos que tuvieron más trascendencia en la historia de Fraga fueron, por una parte, la expulsión de los moriscos en 1610, que supuso la pérdida de hegemonía cultural, demográfica y económica de una comunidad que fue mayoritaria en Fraga durante más de 800 años, por otra parte cien años más tarde Felipe V, como premio a la lealtad mostrada por la ciudad hacia su causa durante la guerra de Sucesión concedió títulos de ciudad (1709), vencedora y fidelísima (1710), y el privilegio de dos ferias francas (1710). También es importante anotar que es en esta época cuando comienza la implantación de órdenes religiosas, principalmente la orden de San Agustín (1615) y la de los trinitarios (1550). En la Edad Contemporánea la estructura de la propiedad de la tierra sufre un cambio significativo debido al proceso desamortizador del siglo XIX y a un segundo reparto, producido por iniciativa de los grandes propietarios durante el siglo XX, al venderse la tierra entre sus arrendatarios como consecuencia de la elevación de los salarios que supuso la apertura de explotaciones mineras en Torrente y Mequinenza. En el aspecto socio-político, como consecuencia de la rápida toma de conciencia de esta zona a principios del siglo XX, se vivió con intensidad la década de los años 30-40; en 1931 se proclama la II república al ganar las elecciones municipales los candidatos republicanos; en 1936 se inicia la experiencia de las colectivizaciones agrarias; en 1937 se clausura esta experiencia por las tropas comunistas a mando del gobierno republicano, y en 28-III-1938 se produce la entrada de las tropas nacionales. A partir de esta fecha, impotentemente se sufre una constante marginación y represión hasta la primavera de 1975, en que se produce una movilización general en el Bajo Cinca como respuesta al intento gubernamental de instalar una central nuclear en Chalamera que da impulso definitivo a una nueva toma de conciencia socio-política

El trazado urbanístico de Fraga responde a la concepción árabe de la construcción, con casas de adobe, que aún es posible contemplar en algunas zonas. Hay dos barrios bien diferenciados: el viejo, en lo alto del cerro, y el nuevo, a orillas del río, precisamente desde el río me dirijo al viejo por la calle Barranco , pasando por el arco medieval , llego a  la plaza  Severo Ochoa, siguiendo por la calle Banco, hasta  la Plaza Hort de Hospital donde se encuentra el Palacio de los Montcada, este es un caserón de sillería, de finales del siglo XVII, que responde a la tipología tradicional de obra civil renacentista aragonesa. Situado junto al que fue el castillo árabe, ocupa una parte del antiguo Palacio residencia de los señores de Montcada, señores de Fraga, del que ha tomado el nombre actual. Cerca de él se alojó en 1644 el monarca Felipe IV acompañado del ilustre pintor Don Diego de Velázquez, que realizó en Fraga dos de sus obras, Felipe IV. Retrato de Fraga, actualmente en la Frick Collectión de Nueva York y el Primo expuesto en el Museo del Prado de Madrid. Se construyó para albergar el Concejo y de su segunda etapa como casa consistorial es conocido como Ayuntamiento Viejo. En 1986 se rehabilitó como Centro Cultural y alberga entre otros el Archivo Histórico, la Biblioteca Pública Municipal, las Salas Museo de exposición permanente del Torreón de la Cárcel , las Salas de exposiciones Miguel Viladrich y los Gigantes de Fraga. Desde aquí llego a la Iglesia de San Pedro, construida en honor a Doña Petronila (casada con el Conde Ramón Berenguer IV) a finales del siglo XII, sobre la antigua Mezquita mayor. Fue reformada en varias ocasiones, contando con elementos románicos, góticos, mudéjares y renacentistas. A finales del siglo XVIII se construyeron una galería y el alero rematando la fachada. El abside es semicircular con ventanas en arco de medio punto. En el exterior destacan la torre con ocho pisos , la casa abadia adosada al edificio principal y especialmente la portada, de estilo románico. El interior presenta una sola nave (siglo XVI), con bóveda de crucería con decoración renacentista. En el primer rellano de la escalera que sube al campanario se reubicó un bello friso románico, con la figura de Cristo consolando a dos mujeres ante dos hombres que sostienen un cadáver, apareciendo al fondo el bello ángel turiferario. La Iconografía está en la línea de la de la portada y el estilo es muy naturalista. Al no poder visitar su interior por las primeras comuniones, y el  gentío que hay, hago unas fotos rápidas del exterior y comienzo a descender hacia la avenida situada junto al río.

Salgo de Fraga  cruzando el Río Cinca para dirigirme hacia Velilla  por la carretera A-131, en el kilómetro 42 a la derecha de la carretera paro a contemplar el Molino de Fraga que esta en proceso de restauración.

En el kilómetro 46´69 paso por la localidad de Miralsot que fotografío desde la carretera. Miralsot  es Aldea de Fraga, situada a una altitud de 135 metros, a  pocos kilómetros hacia el norte de Fraga.;Su población era de 348 habitantes, en 1980; 246 habitantes en 1991. Miralsot consta de dos poblados, Miralsot de Arriba y Miralsot de Abajo, aunque ambos constituyen una entidad de población con personalidad propia, se asientan en la margen derecha del Cinca, casi al pie de la carretera de Alcolea el uno y el otro sobre un monte que le sirve de mirador sobre la ribera. Actualmente el primero de ellos se encuentra en estado de ruina por lo que la vida se concentra en el segundo de los núcleos. Éste presenta una arquitectura común al resto de poblaciones que lo rodean, con ello nos referimos al estilo aragonés renacentista de casonas con patios interiores, fachadas de piedra, galerías de arquillos de medio punto coronando la parte superior, así como grandes aleros de madera volados.

En el kilómetro 49´71 llego a la Ermita de San Valero, que pertenece a Velilla de Cinca

Esta ermita románica, realizada en piedra sillar, esta construida directamente sobre los citados restos del mausoleo romano, lo que le otorga una importancia añadida, tratándose además del único del que nos ha llegado algo en la provincia de Huesca.
La fecha de su edificación se remontaría al siglo I de nuestra Era, considerándolo como el más antiguo de Aragón. Del mismo, subsisten el pódium, el muro norte, y parte del muro este. En la prolongación del muro norte se encuentran, al nivel del suelo, dos fragmentos de arquitrabe con la decoración de listeles, pertenecientes al edificio original. En los años 80 del siglo XX, con ocasión del cubrimiento de la acequia que lleva agua a Velilla de Cinca, se hallaron un par de tambores de columna y dos capiteles muy desfigurados y que seguramente pertenecieron también al monumento romano. Igualmente se encontraron una vasija y un molino romano.
Muy importante era el retablo gótico existente en la ermita de San Valero y que desapareció en 1936. Fue pintado por Pedro García de Benabarre en 1480. Constaba de tres calles: la central, dedicada a San Valero, representado como un hombre mayor, con grandes barbas y la tez arrugada. Aparecía revisto con las capas episcopales, con un libro en la mano izquierda y la derecha en actitud de bendecir. Estaba acompañado por los diáconos aragoneses Vicente y Lorenzo, cada uno de ellos con los atributos de su martirio. Adornaban las calles laterales escenas de la vida del santo. La fiesta de San Valero se celebra el 29 de enero. Típica es la costumbre de acudir la víspera a su ermita y después del culto, participar en el reparto de pan, vino, sardinas secas y caracoles. El 17 de febrero se celebra la fiesta de San Valeret, en acción de gracias por haber librado al pueblo de la peste en tiempos pasados. Hasta finales del siglo XIX se acudía a la ermita del Lunes de Pascua para despedir al padre cuaresmo.
En el kilómetro 51´44 paso por Velilla de Cinca ya que paré aquí en
la Ruta 28, aun así, expongo los datos referentes a este
  Lugar  situado al sur de la provincia de Huesca , perteneciente a la comarca oscense del Bajo Cinca, Velilla de Cinca se halla asentada a 126 metros de altitud ,en declive suave, camino de las aguas del río que le da nombre,. Su  población: en 1998, era de 489 habitantes.; en 1978, 608 habitantes.; en 1950, 823 habitantes.; en 1900, 980 habitantes. Situada en la carretera A- 131, una de las principales vías de comunicación provinciales, tiene situados sus linderos, con Fraga, capital de la Comarca del Bajo Cinca/ Baix Cinca, con el municipio de Ballobar y con el Río Cinca. Durante la época romana cuando Velilla vive sus días de mayor esplendor. Su nombre proviene de la voz latina villa, mansión romana de recreo o casa principal del señor de un latifundio. Es posible que en su entorno a esta villa fueran construyendo sus viviendas los moradores de los altozanos vecinos y de cuya existencia tenemos noticias por los restos arqueológicos hallados.
La primera noticia documentada que tenemos sobre Velilla es del año 1101. Pedro I de Aragón ha conquistado Barbastro y los moros le entregan el castillo de Velilla. Tras la reconquista, en octubre de 1149, empieza una época de repoblación. Velilla fue villa de realengo, es decir de protección real. A lo largo de su historia ha pertenecido a varios señores y al monasterio de trinitarias de Aviganya, cuyo señorío concluyó en 1846.
La Iglesia parroquial, dedicada a San Lorenzo, se halla situada en el centro de la población, en la plaza del mismo nombre. Es de estilo románico, aunque el campanario, de ladrillo en su parte más alta tiene características del arte mudéjar. La capilla del Santo Cristo es una prueba de que la iglesia actual fue edificada sobre otra anterior
En el S. XVIII siguiendo la moda de la época, se le puso una portada barroca.
En una de las zonas más altas del término municipal, se halla el enclave de Los Castellassos, fortificación ibérica reutilizada en el medievo.
Actualmente Velilla de Cinca,
  basa su actividad económica en la agricultura de regadío. En su término municipal de 16,5 km2 , abundan los árboles frutales, fundamentalmente melocotoneros, nectarinas y perales y en menor importancia cerezos, ciruelos y manzanos: asimismo existen explotaciones de cereal de secano en la planicie del municipio sobre el valle del río.
En el kilómetro 59´37 llego a Ballobar.

En el kilómetro 65 paso por  Chalamera, donde tomo el desvío de la carretera V-H-3811 hacia Alcolea de Cinca

 

En el kilómetro 67´300 tomo a la izquierda el desvío a la Ermita de La Virgen de Chalamera a la que llego con 67´900 kilómetros.

La ermita de Santa María de Chalamera se encuentra a un kilómetro del casco urbano de esta localidad. Se sitúa sobre una meseta que domina el río Cinca y gran parte de su ribera. El edificio de la ermita de Santa María de Chalamera es un magnífico ejemplar románico de finales del siglo XII, compuesto de plata de cruz latina, de una sola nave, tres ábsides, de los cuales solo el central trasciende al exterior. También consta de cimborrio sobre trompas y de arcos fajones en sus muros. Aún se pueden apreciar restos de lo que fuera el coro monacal. A los pies de la iglesia está la puerta principal, en arco de medio punto con seis arquivoltas. Las jambas se forman con 16 columnas de fuste monolítico decoradas con capiteles bestiarios y florales. Sobre esta puerta se sitúa una ventana abocinada con tres arquivoltas en gradación, formada por seis columnillas y su decoración es de piñas. Termina la fachada con dos espadañas de arco de medio punto. En la parte meridional tiene una puerta de acceso a la iglesia y al lado un arcosolio adosado al muro. En el interior preside la imagen de la virgen, talla de piedra blanca policromada, copia de una anterior que fue destrozada durante la pasada Guerra Civil. En el interior de esta ermita se han conservado restos de una primitiva basílica visigótica, aunque la construcción del actual edificio como parte de un conjunto monástico data de finales del siglo XII. Con el afianzamiento del dominio cristiano en esta zona, se produjo un reparto de los nuevos territorios entre diferentes poderes civiles y eclesiásticos que, en algunas ocasiones, desembocó en agrias disputas jurídicas como la que enfrentó, por la titularidad de este monasterio, a la Orden del Temple, que disponía de importantes posesiones en la zona, con el Monasterio de Santa María de Alaón en Ribagorza. Finalmente fue éste último el que consiguió a su favor el dictamen del Papa Celestino III. El modelo de su espectacular portada pudo ser la del cercano Monasterio de Sigena en la que los arquillos de su parte superior, denominados arquivoltas, también se van retrasando progresivamente para dar una sensación de profundidad. Estas arquivoltas arrancan a partir de dos series de seis columnas, cada una de las cuales acaba a su vez en un capitel con figuras esculpidas de oscuro significado. En la fachada destaca así mismo la ventana superior que se decora a modo de una nueva portada en miniatura. Debido a su localización en un lugar aislado, esta iglesia recibe el nombre de ermita, a pesar de tener todas las características de un gran templo medieval. Está construida a base de bloques regulares de sillería bien asentados y su planta, de estructura a partir de una nave única principal y otra secundaria, el crucero que la atraviesa formando una cruz latina de brazos muy cortos. En la parte trasera posee  tres ábsides semicirculares aunque solamente el central queda acusado en planta, en el exterior. Esta ermita se encuentra en un antiguo ramal del Camino de Santiago, que venía desde Lérida y Fraga y pasaba posteriormente, por el Monasterio de Sigena y Huesca. Por ello aunque se celebra en ella una romería anual el día 25 de abril, su fiesta principal es el día de Santiago (25 de Julio) de cada Año Santo Jacobino. Después de la visita a esta hermosa ermita, pruebo a seguir por un camino que discurre por el altiplano en dirección hacia la carretera que va a Alcolea, pero una vez que el camino se asoma a la carretera, la ladera de la montaña está erosionada, y me  es imposible  descender, por lo que me veo obligado a volver a la ermita y bajar desde aquí hasta la carretera.

En el kilómetro 75 llego de nuevo a Alcolea de Cinca  escoltado por las “Ripas”

 

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

 

Serafín Martín.

 

Fuentes propias y:

 

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/

 

Colección Rutas CAI - Nº 18 Fraga y El Bajo Cinca Edita CAI – PRAMES

Colección Rutas CAI - Nº 5 Monzón y el Cinca Medio Edita CAI – PRAMES.

 

MIS RUTAS

 

©  Cheluy -Sera 2009