Ruta 163 por Soria. Ruta de los Torreones Medievales. Valdegeña, Aldealpozo, Omeñaca,
Despoblado medieval de la Pica , Masegoso, El Villar, Valdegeña.
Ruta 163 por Soria. Ruta de los Torreones Medievales. Valdegeña, Aldealpozo, Omeñaca,
Despoblado medieval de la Pica , Masegoso, El Villar, Valdegeña.
Ruta 163 por Soria. Ruta de los Torreones Medievales. Valdegeña, Aldealpozo, Omeñaca, Despoblado medieval de la Pica , Masegoso, El Villar, Valdegeña.
Esta ruta la dedico al vecino de Omeñaca Luís Vera.
El 20 de Noviembre de 2016 llevo un total de 12.455 kilómetros.
La ruta de hoy comienza en Valdegeña, con una niebla y humedad que cala hasta los huesos y con un frio que me hiela las puntas de los dedos a pesar de los guantes. Me da igual, una vez aquí nada me impedirá hacer ruta, llevo mono de seguir viendo torreones, iglesias románicas y despoblados. Para mí una maravilla, para otros no significa nada, para mí sí, son testigos mudos de nuestra historia.
Salgo de Valdegeña en dirección Aldealpozo por el camino de
En el kilómetro 4,58, salgo a la carretera N-122
En el kilómetro 5,10, llego a Aldealpozo.
Terminada mi visita sigo por la carretera nacional en dirección Soria, hasta que en el kilómetro 7,85 tomo el desvío a Omeñaca, por la carretera SO-P-2015.Un poco más adelante en el kilómetro 8, hay una serie de señales , que nos indican los caminos , de la ruta del agua soriano, ; la vía Antonina y a Omeñaca.
En el kilómetro 9,75, llego a Omeñaca.
Omeñaca es una localidad de la provincia de Soria, partido judicial de Soria, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España. Pueblo de la Comarca de Campo de Gómara que pertenece al municipio de Arancón.
Omeñaca forma parte del itinerario del denominado Camino de Santiago de Soria o Camino Castellano Aragonés. Tierra de leyendas y de misterios, situada allá por los infinitos Campos de Gómara en dirección a la multicultural Ágreda, al sur de la enigmática Sierra del Almuerzo.
Esta pequeña población de la comarca de Campo de Gómara está ubicada en el centro de la provincia de Soria, al este de la capital y al sur de la sierra del Almuerzo. Ubicado al pie de la sierra de la Pica, forma parte del municipio de Arancón. Está a 24 kilómetros de la capital. Economía agrícola y ganadera. Cultivo de cereales secano. Este pueblo se dedica a la agricultura del cereal, principalmente. Cuenta con potencialidades turísticas
El Censo de Pecheros de 1528, en el que no se contaban eclesiásticos, hidalgos y nobles, registraba la existencia de 15 pecheros, es decir unidades familiares que pagaban impuestos. En el documento original figura como Homeñaca, formando parte del Sexmo de Arciel. A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja, partido de Soria que en el censo de 1842 contaba con 21 hogares y 80 vecinos. A mediados del siglo XIX este municipio desaparece porque se integra en el municipio Calderuela. En el año 1981 contaba con 24 habitantes, concentrados en el núcleo principal, pasando a 21 en 2010, 15 varones y 6 mujeres.
En la escuela ayuntamiento se encuentra embutido en la pared un escudo nobiliario que no se sabe a quien representa
Cabeza del Moro Esta escultura que en la actualidad adorna la fuente del pueblo se encontraba en "El estanque" por cuya boca desaguaba el manantial. Tanto el bigote como la boca son elementos que en el traslado a su actual localización debieron hacer los albañiles con cemento. No se conocen los orígenes. Se han formulado diversas hipótesis. Hay quienes le confieren un origen ibérico, visigótico o templario. Sobre esta última propuesta, la revista internacional "Mundo desconocido", en su número 53, 5º año, publicada en noviembre de 1980, comenta que tiene un cierto parecido con las representaciones escultóricas de los "bafomet" templarios. |
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Aquí hay que destacar, La Casa de Juan Baltasar González y Doña Luisa González de Gregorio. Los mayores ganaderos de Soria. En tiempos de la Mesta. Eran originarios de San Pedro Manrique. Sus fincas de aquí fueron compradas en Sigüenza, por el tatarabuelo del actual propietario, Luís Vera y que es quien me cuenta la historia.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Omeñaca domina el pueblo desde un altozano, quedando la aldea al Sur-Oeste del templo, mostrándonos a primera vista su sobrio muro norte, repleto de contrafuertes y sin ningún vano.es de una nave con ábside trapezoidal y espadaña a los pies. Atravesando el pueblo por sus irregulares calles, asciendo hasta la iglesia y me encuentro con una maravilla del románico. La galería que se abre al frontón (antes plaza mayor) con siete arcos que, según la leyenda, se abrieron milagrosamente para que los Siete Infantes de Lara entraran por cada uno de los ellos a la iglesia tras habérseles aparecido la Virgen mientras almorzaban en la llamada "Sierra del Almuerzo.
Al sur se adosan la sacristía, el almacén de grano y el pórtico. El templo actual es el resultado de la evolución del primitivo edificio románico a lo largo de los siglos. De la primera fase conserva los muros laterales de la nave y el pórtico. Ambos se prolongaban algo más hacia el oeste según se deduce de los restos de cimentación que afloran por ese lado y del salmer y cimacio que rematan el último arco actual. En el muro meridional se abre la portada original, delimitada por tres arquivoltas lisas y coronadas por seis canecillos decorados con un barrilillo, una liebre, una cabeza humana, un personaje femenino, un contorsionista y una pareja abrazándose. A oriente se ubica una ventana aspillera abocinada. Lo más importante del templo su pórtico, ya que constituye el ejemplo de iglesia porticada más oriental de Castilla, siendo éste el último eslabón de la cadena de iglesias sorianas de este tipo en su avance ascendente por la Ribera del Duero. Está declarado como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León y ha sido objeto de numerosos e importantes estudios.
Siete arcos para los Siete Infantes de Lara.
Su iglesia de la Inmaculada Concepción, que luce una magnífica galería porticada, ocupa lugar de importancia en la leyenda de los Siete Infantes de Lara, quienes atravesarían cada uno de los siete arcos del porticado antes de su fatal destino en el valle del Araviana. Así se relata este episodio: "A daros gracias vinieron los siete infantes de Lara y encontraron, cosa rara, que siete puertas se abrieron".
La galería porticada cuenta hoy con seis arquerías tres a cada lado de la puerta, aunque en su origen tuvo cuatro en el lado occidental. El arco central de entrada apoya sobre jambas y los restantes en columnas pareadas. La decoración se concentra en los capiteles.
Durante la Edad Media los pórticos tenían una amplia utilidad; se usaban como cementerio, para la celebración de determinados actos religiosos, la reunión del concejo y como lugar de esparcimiento.
Su emplazamiento en ladera provocó seguramente la desaparición de la cabecera primitiva que fue rehecha en el Siglo XVI.
La actual presenta planta trapezoidal con bóveda de crucería y exhibe elementos de cantería con encuentros en espina de pez.
El arco de ingreso datado en el Siglo XV, es apuntado. Cerca de éste, en el lado de la Epístola, se abre un nicho sepulcral cerrado por un arco escarzado, con decoración de pomos y escoltado por sendos pináculos que descansan en escudos.
De oeste a Oeste los capiteles muestran la siguiente decoración:
El primero, muy deteriorado, representa arpías, animales fabulosos con rostro de mujer u hombre y cuerpo de ave de rapiña.
El segundo muestra árboles de hojas enrolladas y animales híbridos, con cabeza de león, cuerpo de ave, cola de dragón y pezuñas.
El tercero reproduce en cu cara occidental dos soldados vestidos con túnica y separados por un árbol. Uno de ellos monta a la grupa de un león al que agarra de la melena, mientras que el otro, armado con un escudo de bloca cruciforme y lanza se enfrenta a un león. En la cara oriental dos arpías se dan la espalda y en el extremo norte dos animales híbridos con cabeza de león. Todo ello se aúna con elementos vegetales de hojas carnosas, a veces cerradas en bucle.
El cuarto dibuja anchas hojas palmeadas, de marcados nervios, con hojas o bayas aveneradas colgando de los extremos.
El quinto tiene labrada una doble corona de estrechas hojas carnosas que se vuelven y regruesan en los extremos a modo de cogollos,
El sexto representa hojas cortas y anchas abiertas a modo de abanico con marcados nervios y piñas colgantes de la parte superior; en la base otras hojas de menor tamaño ocupan los espacios intermedios.
El séptimo refleja en su cara occidental dos personajes luchando con un león, uno lo agarra de la boca y el otro le clava una lanza en el pecho; en la septentrional dos leones y dos arpías en la oriental y en la meridional. La temática y composición es muy similar a la desarrollada en el tercer capitel.
El octavo delinea hojas muy toscas, carnosas y de marcados nervios, dispuestas en dos planos, con perfil sinuoso ancho.
No nos ha llegado ningún documento sobre la fundación de la iglesia, pero todos los autores consultados coinciden en fechar la primera construcción del templo bien avanzado el siglo XII, fecha ésta a la que pertenecen los elementos más antiguos de la construcción: el muro sur y la galería porticada.
A mediados del siglo XVI se proyecta una reconstrucción de la iglesia en estilo Gótico, pero a fines de siglo se abandona este proyecto al concluirse la cabecera, por ser demasiado ambicioso para las posibilidades económicas de la aldea.
En 1596 se pide licencia al Obispado para comprar un nuevo retablo para la nueva cabecera, ocupándose de su construcción el arquitecto Francisco Rodríguez con una traza muy clasicista influida por lo que se está haciendo en el Escorial. Los contrafuertes que refuerzan el muro Norte, que es el más afectado por la topografía, fueron levantados entre los siglos XVII y XVIII probablemente (Interpretación hecha por el equipo que restauró la iglesia en 1984, dirigido y coordinado por Fernando de Cobos Guerra y José JaVier de Castro Fernández).
La espadaña que aloja las campanas, fechadas éstas en el año 1894, es un añadido del siglo XIX, y será ésta la última intervención arquitectónica en el edificio hasta su restauración.
En 1983 se declaró "Monumento de Interés Histórico-Artístico" a la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Omeñaca, y un año más tarde se procedió a la restauración de su pórtico, único en este enclave.
Terminada mi visita me dirijo al despoblado medieval de La Pica.
En el kilómetro 10,70, tomo el camino a la Pica.
En el kilómetro 14,41, llego a La Pica.
La ocupación del lugar se remonta al Siglo X, cuando tras la toma de Ágreda por Sancho Garcés de Navarra y el momentáneo abandono de esta ciudad por los árabes se construye el torreón que preside el despoblado. Formaría parte del sistema de autodefensa de un grupo de pequeñas poblaciones del Campo del Araviana. El 18 de Julio de 1684 el rey Carlos II concedió al Maestre de Campo Francisco Barvo de Saravia, descendiente del linaje soriano de los Salvadores, el Marquesado de La Pica en reconocimiento de los buenos servicios prestados en Chile, en las Guerras de Arauco. Posteriormente Felipe V lo renovó a perpetuidad. A estos títulos se asociaron mayorazgos y propiedades en España y Chile. Actualmente lo detenta una familia chilena. Se deshabitó en el Siglo XVIII y en estos momentos el despoblado está adscrito al término municipal de Tajahuerce.
Lo más llamativo del enclave es el torreón de la Pica o torre de los Salvadores. Es de planta rectangular y consta de cinco alturas. La planta baja se utilizaba como almacén; el primer piso servía de cuerpo de guardia para la pequeña guarnición que cuidaba de la torre; el segundo y tercer piso servía de refugio a mujeres y niños en caso de ataque; y finalmente la terraza, desde donde se ejercían las funciones de vigilancia y comunicación entre torres y castillos, Los mensajes, que empleaban humo o señales lumínicas (espejos por el día y fuego por la noche) avisaban de un inminente ataque enemigo. Trampillas abiertas en los pisos permitían las comunicaciones entre las diferentes alturas, mediante el uso de escaleras de mano. La puerta, remodelada en época bajomedieval, es un falso arco de medio punto tallado sobre largos sillares, y sobre ellos, un dintel semicircular, muestra en relieve un castillo de tres torres.
Junto al despoblado se encuentran, las ruinas de la iglesia románica, casi derruida, es de una nave, ábside semicircular y espadaña, con dos huecos para las campanas sobre el hastial occidental, En el lienzo meridional se conserva una ventana aspillera que presenta un arco ultrasemicircular. Y la fuente pozo de la Pica, y que apenas se distingue porque lo está devorando la maleza. El poblado se surtía de agua de una fuente pozo construida con sillares de arenisca y situada al norte. En los siglos XVII y XVIII los marqueses de la Pica, construyeron unas casas en hilera, con sillares enmarcando los vanos de las fachadas, que en la actualidad se hallan en ruinas Esta fuente pozo que mana al abrigo de una roca, surtía de agua al poblado de la Pica, del que dista poco más de de 100 metros, siendo muy probable que la aldea medieval se extendiera hacia sus inmediaciones. El abandono del caserío y el escaso uso dado con posterioridad, condujo a su definitiva amortización. Aunque algunos pastores quemaban esporádicamente zarzas y espinos para dar de beber al ganado, la reducción de la cabaña lanar acabó dejando paso libre a la vegetación. Con el tiempo, Con el tiempo colonizó por completo la fuente, haciendo impracticable el acceso y facilitando que el agua se hiciera insalubre por falta de limpieza. El terreno en esta zona es húmedo, por ello sus constructores solo necesitaron excavar un agujero más o menos profundo que recogiera el agua filtrada de los estratos superiores. Seguidamente se protegió con un cerramiento cuadrangular de sillares dispuestos en seco, lo que posibilitaba la filtración del líquido hacia el interior del pozo. De él se conserva parte de las paredes perimetrales sin que queden evidencias de la cubierta, que pudo ser abovedada y tejado a dos aguas, o simplemente a cielo abierto. El sobradero y la pila, que en la actualidad no se perciben, estaban dispuestos hacia la caída natural del terreno. La continua aportación de agua generó una acequia que conducía el sobrante al barranco del Royal, por donde discurre un arroyo de cauce intermitente.
En el kilómetro 16, cruce de caminos a Masegoso
En el kilómetro 17,8 nuevo cruce de caminos, tomo la derecha hacia el puente romano y Masegoso
En el kilómetro 20,5 llego al Puente Romano sobre el Río Rituerto y que también, por falta de mantenimiento lo está devorando la maleza.
La calzada que unía Caesaraugusta (Zaragoza) y Artúrica Augusta (Astorga) era la Vía XXVII según el itinerario de Antonino. El tramo que pasa por aquí comunicaba Turiaso (Tarazona) y Numancia (Garray) según los estudios realizados por E. Saavedra a finales del Siglo XIX. La estructura de la calzada en esta zona era muy sencilla, componiéndose de una superficie de cantos apisonados sobre una cama de gravas evitando así daños en los cascos de las caballerías. Las calzadas romanas han sido reutilizadas y reparadas a lo largo de la historia pues aprovechaban los mejores trazados y pasos naturales. No se aprecian restos de las misma en la actualidad pues han sido cubiertos bajo modernos caminos como en este caso donde el puente y el camino existente son de época medieval moderna.
El puente tiene una dimensión de
10,25 metros de largo, 4 metros de ancho y 2,90 metros de rasante. La estructura
del puente esta realizada en sillería y el resto en mampostería. Consta de 3
bóvedas de cañón de buena factura y labrada sillería arenisca bien labrada
formando bóvedas en el arco y construyendo tímpanos y estribos.
Las dovelas de arco son de muy poco canto, muy anchas y profundas.
Las bóvedas semicirculares se construyen sobre unas pequeñas pilas. Por lo tanto
la forma del puente simétrica de tres ojos.
Los tajamares son triangulares y están construidos con mampostería, enfoscada en
una época posterior, adosándose a los tímpanos casi aguas arriba. El pretil ha
desaparecido casi en su totalidad.
Salvando las dudas que la dotación de un puente romano. El puente ha sido objeto
de diferentes acondicionamientos y arreglos, especialmente en el siglo XVIII.
En el kilómetro 21,6, llego a Masegoso. Desde aquí giro hacia el norte, al Villar del Campo al que llego con 24,6 kilómetros.
En el kilómetro 26, 94, llego a la carretera N-122.
En el kilómetro 30,12 llego a Valdegeña principio y final de esta ruta.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.xtec.cat/~rjimenez/historia.htm
https://www.google.es/?gws_rd=ssl#q=Ome%C3%B1aca
http://guiadesoria.es/soria-y-provincia/comarcas-de-soria/645-tierra-de-agreda.html
"(TARACENA, B. y TUDELA, J., Guía artística de Soria y su provincia, Madrid, 1962, pág. 123).