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Ruta 074; por el Matarraña 1:- Ventas de Valdealgorfa, Valjunquera, La Fresneda, Valderrobres.
La comarca del Matarraña se localiza en el Bajo Ebro aragonés, desde las vegas bajas del Ebro hasta las últimas estribaciones de la cordillera ibérica, concretamente en las escarpadas sierras de los Puertos de Beceite.
Limita al oeste con la comarca del Bajo Aragón y al este con la provincia de Castellón. Con una superficie de 933 Km2 y una población de 8.661 habitantes, conforman la comarca los siguientes municipios: Arens de Lledó, Beceite, Calaceite, Cretas, Fórnoles, La Fresneda, Fuentespalda, Lledó, Mazaleón, Monroyo, Peñarroya de Tastavins, La Portellada, Ráfales, Torre de Arcas, Torre del Compte, Valdeltormo, Valderrobres, y Valjunquera.
Es una comarca muy variada, llena de contrastes paisajísticos, donde podremos disfrutar de excursiones a pie, en bicicleta y en coche.
El Río Matarraña, es el eje vertebrador de esta comarca a la que da nombre desde los tiempos de la dominación árabe. Sus cristalinas aguas nacen en el macizo de los Puertos de Beceite desciende encajonado entre cascadas y pequeños lagos y atraviesa la comarca entre campos de almendros y olivos.
La comarca se asienta sobre una tierra llena de historia, con referencias ya de poblados paleolíticos, como el abrigo de los Secans de Mazaleón. También encontramos yacimientos de la época del neolítico con arte rupestre, destacando los restos situados en Cretas, declarados zona de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
También son numerosos los vestigios romanos, como los de San Cristóbal en Mazaleón, San Antonio en Calaceite y la Torre Cremada de Valdeltormo. Y tras los romanos, se asentaron los musulmanes que dejaron numerosos topónimos en municipios de la comarca.
Pero la comarca del Matarraña, tierra de paso hasta nuestros días entre las tierras del interior y el mediterráneo, alberga también una herencia con un rico y variado patrimonio histórico en cualquiera de sus poblados, donde el viajero podrá alojarse en las múltiples viviendas de turismo rural repartidas por las localidades.
Pueblos también de tradiciones, fiestas y celebraciones muy arraigadas y de honda raíz mediterránea y algunas tan curiosas como la subida del "panistre" en lo alto de las cabezas de las más guapas mozas el día de San Sebastián. El fuego es uno de los elementos culturales más representativos, típicas son pues las hogueras y los diablets, donde las gentes de esta tierra se disfrazan con curiosos trajes de diablos. Fiestas tradicionales con una honda raíz mediterránea, con una simbología que adapta al cristianismo antiguos temas paganos en los que se suele representar la lucha entre el bien y el mal.
El 19 de marzo de 2011 llego a Las Ventas de Valdealgorfa con 5483 kilómetros totales. Las Ventas están situadas en la intersección de las carreteras, Nacional 232 y….
Salgo de las Ventas de Valdealgorfa por la carretera N-232.
En el kilómetro 0´80 tomo por la derecha el desvío hacia Valjunquera por la carretera A-231 y la N-420.
En el kilómetro 4´95 llego a Valjunquera. Población perteneciente a la comarca del Matarraña,. Gentilicio: Valjunqueranos.
Valjunquera es un Lugar de la provincia de Teruel, situado en el piedemonte del Sistema Ibérico bajoaragonés, en el interfluvio Guadalope-Matarraña, a 552 metros de altitud. Su población: en 1998, era de 443 habitantes.; en 1978, 613 habitantes.; en 1950, 1.004 habitantes.; en 1900, 1.271 habitantes.
En la entrada se encuentra la Ermita de la Virgen de la Piedad llamada popularmente “la Mare de Déu”, fue construida en las afueras de la población y es el punto final del Vía Crucis o camino del Calvario. Es un edificio de estilo barroco, al igual que la Iglesia Parroquial, aunque cronológicamente anterior; se construyó a finales del siglo XVII, entre 1697 y 1699. Está realizado con paredes de sillería y de mampostería y tiene una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y una gran cúpula en la cabecera. En el exterior del edificio encontramos un pórtico de entrada a modo de de arco de triunfo que combina arcos de medio punto y arcos apuntados. Adosada a la cabecera, hay una construcción exenta destinada a sacristía.
Cuenta la tradición oral que hacia el año 1575, el escultor valenciano Urbano Foz regaló a su abuelo, Pedro Foz, natural de Valjunquera, una talla de la Virgen de la Piedad. Para que todo el pueblo pudiera darle culto se fabricó un nicho al lado del camino. La escultura fue robada y recuperada varias veces, por lo que se decidió construirle una ermita.
Una inscripción en la fachada recuerda que esta ermita sufrió graves daños en “La Guerra Civil” y que al poco de finalizar esta, se restauró. Otra inscripción indica que el interior de la ermita se pintó en 1865,” a devoción de Don Francisco Riol”. Las pinturas se distribuyen en los muros laterales, en los pilares y en toda su cubierta.
Junto a la ermita se encuentra la Cruz de Piedra.
Del núcleo urbano sobresalen dos edificaciones: la iglesia parroquial de San Miguel, y el Ayuntamiento. La iglesia parroquial de San Miguel, constituye uno de los mejores exponentes del Barroco en la Comarca del Matarraña. Fue construida en el Siglo XVIII con bastante celeridad, entre 1734 y 1747, con la intervención del maestro de fábrica Cosme Bayod. El modelo constructivo de esta iglesia se incluye en la llamada” estela pilarista” cuyo centro generador fue la iglesia colegial de Alcañíz. Esta corriente del barroco se caracteriza por la idea de planta de salón, basada en la igualdad de altura de las naves, que era un espacio interior amplio y unitario. La nave central y los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón con lunetos, las laterales con bóveda de arista y el crucero con una gran cúpula sobre pechinas.
Como es general en el estilo barroco, en el exterior destacan la torre, de planta cuadrada y tres cuerpos y la portada retablo, de dos cuerpos que fue realizada por Juan Antonio Martín, ayudado por el escultor valjunquero Joaquín Espada. En 1788 había en la iglesia once altares, pero durante la Guerra Civil, el edificio perdió todos sus retablos, las tallas y las esculturas de la fachada, a excepción de la figura de San Miguel Arcángel, que preside la portada, que se conservó aunque con un brazo roto. El retablo actual del altar mayor y el de la Inmaculada fueron realizados en los años 50 del Siglo XX; el resto de la imagineria es posterior.
El antiguo ayuntamiento, hoy casa de cultura, es la otra construcción más importante, se sitúa cerca de la iglesia, en la plaza Mayor. En la fachada junto al reloj de sol, encontramos el escudo de la Villa y la fecha 1707, que probablemente corresponde a época de construcción de la parte de la Lonja. El resto del edificio es anterior, como atestigua el arco apuntado de sillería en su interior que podría ser del Siglo XV o anterior. La construcción se estructura en tres alturas. La planta baja, construida con paredes de sillería, alberga la Lonja con el típico”pedris” (banco de piedra). A partir de la segunda planta el edificio ha sido bastante remodelado. En su interior conservan los trujales y otras construcciones para el almacenamiento de alimentos. Las Lonjas son espacios públicos que a partir del Siglo XVI se extienden por la comarca, ligadas a la construcción de las casas consistoriales. Eran y son, un centro importante de relaciones entre los habitantes. En ellas se realizaban reuniones públicas del Concejo Municipal y también tenían lugar el mercado, que continua ubicándose aquí en la actualidad. Cuando el ayuntamiento se trasladó al edificio contiguo a la iglesia, éste fue utilizado como casa parroquial por lo que popularment6e se loe conoce como “la casa del Retor”. En las últimas décadas, había quedado abandonado hasta que el Consistorio municipal lo rehabilitó como Casa cultural.
El actual ayuntamiento de Valjunquera está ubicado en un edificio adosado a la cabecera de la iglesia parroquial, en el lado de la epístola. Se desconoce su uso original, aunque se sabe que con anterioridad había albergado la casa parroquial y cuando se trasladó aquí el consistorio se produjo un intercambio de funciones entre este edificio y el antiguo ayuntamiento, ahora Casa Cultural. En 1913, cuando se construyeron las escuelas en la parte trasera del edificio, éste sufrió algunas alt6eracuiones. Hoy se puede observar en la fachada de las escuelas cómo se abrían varios vanos que eran prolongación del edificio consistorial. En la planta baja se abre una gran sala de entrada al estilo de las casas palaciegas. En ella encontramos una pared que tiene el aspecto de una pared exterior, con un banco de piedra y dos arcos de medio punto adovedados que dan acceso a unos habitáculos que fueron utilizados como cárcel. Desde la planta baja se levantan dos gruesas columnas que se prolongan hasta el tejado y soportan la estructura principal del edificio. Se trata de una construcción muy sólida realizada enteramente en piedra sillar. En la fachada destaca la hornacina vacía, donde se ubicaba antiguamente la capilla de Santa Ana, y las ventanas estrechas con arco de medio punto.
En los alrededores encontramos dos ermitas: la de Santa Bárbara, del siglo XVII, con pinturas murales del XIX; y la de la Piedad, datada en el XVIII, de estilo barroco. Además, no podemos olvidar el poblado de la primera Edad de Hierro de Mirablanc.
Destacan sus cultivos de Melocotón de Calanda y olivos, con los que se produce un excelente Aceite de Oliva, productos que cuentan con Denominación de Origen.
Las fiestas mayores de la localidad tienen lugar durante los días 29 y 30 de septiembre en honor a San Miguel.
Salgo de Valjunquera con 5´83 kilómetros.
En el kilómetro 10´79 me desvío a la Fresneda, el pequeño tramo de carretera se transforma en una cuesta que se hace interminable. La Fresneda es una Villa de la provincia de Teruel, situada en el valle del río Matarraña, a 585 metros de altitud.: su población en 1998, era de 418 habitantes.; en 1978, 747 habitantes.; en 1950, 1.615 habitantes.; en 1900, 2.529 habitantes. Comprende la entidad de población de Fórnoles. Gentilicio: Fresnedinos.
La Fresneda es una villa también declarada conjunto histórico artístico en 1983. La Fresneda, antigua plaza fuerte calatrava, se encuentra a dos kilómetros del río Matarraña que avena el término municipal. El casco urbano ocupa la falda de una colina y es sumamente pintoresco. La piedra domina en la construcción, que luego toma forma de soportales o de airosos arcos de medio punto. En época musulmana se llamó Fraxneda y poco después Frexuela. Tras la reconquista por Alfonso II tomó el nombre actual de La Fresneda.
La fábrica de la iglesia parroquial se alza sobre la máxima altura del pueblo. Los orígenes de la iglesia, dedicada a Santa Maria la Mayor, podrían remontarse al siglo XIII, o incluso más antiguamente según ciertos indicios sobre la posibilidad de que el templo fuera levantado en el lugar de una antigua mezquita. Indicios al margen, los primeros documentos que nos hablan del templo son del año 1224 cuando al parecer, estaba situado a los pies del castillo de la Orden de Calatrava. La Institución eclesiástica fue muy importante en la Fresneda en los siglos siguientes. El apoyo de la Orden de Calatrava, por un lado y el fervor popular por otro, convirtieron la iglesia en el centro de la vida social de la Fresneda y se promovió la construcción de altares, capillas y ermitas dedicadas a los santos con mayor devoción por parte de los feligreses, entre ellos San Juan, San Roque, los santos Simón y Judas, la Inmaculada o la Virgen del Rosario.
El fervor cristiano y el aumento de la población llevaron al obispo Alonso Gregorio a proyectar una ampliación del templo a principios del Siglo XVII, si bien el proyecto se demoró hasta casi finales del mismo siglo por los pocos fondos existentes después de la construcción de la Casa Consistorial. Dicha ampliación aprovecha el templo gótico y lo redefine y reestructura completamente, dándole el aspecto barroco que presenta actualmente, ampliando en gran medida tanto su anchura como su longitud. En la actualidad, el culto dominical se celebra en la Capilla del Pilar por su ubicación en la zona llana de la población, mientras que este templo se reserva para celebraciones especiales.
Desde aquí asciendo hasta un pequeño torreón desde donde tengo una amplia panorámica de la población y de su cercano castillo, alzado en un cercano promontorio.
De este castillo fortaleza de origen árabe, Se conservan restos de la torre y amurallamiento pertenecientes al antiguo castillo, residencia habitual del comendador durante siglos, del que se conservan restos de un cubo cuadrado de mampostería, pertenecientes a la Torre del Homenaje a la cual se accedía por escalera de caracol, esquina de sillería y una ventana de ladrillo en uno de los lienzos. La planta tiene forma de C; el primer piso, destinado a vivienda, dispondría de claustro. En la fachada principal, la puerta conserva un escudo de la Orden de Calatrava y de diferentes comendadores. Todo el conjunto estaría coronado por almenas.
Desciendo a la Plaza Mayor donde se encuentra su Casa Consistorial, pero para ello debo pasar por Arco de la Villa (Portal de Xifré) Este portal está situado en el vértice septentrional de un ámbito triangular cuya base está constituida por la Casa Consistorial, Se trata de un antiguo portal de entrada a la villa, de cuando estaba fortificada y rodeada de murallas. Extramuros presenta un arco de medio punto con remates en moldura circular, que imitan los del Ayuntamiento.. Intramuros presenta arco rebajado.
La Plaza Mayor de la Fresneda forma parte de la ampliación del entramado urbano que se produce al final de la Edad Media co0mo co0nsecuencia del crecimiento económico y de población. No es muy habitual que una plaza mayor presenta planta en forma triangular como ocurre en este caso. En su lado oeste, observamos una línea de impresionantes casas señoriales de los siglos XVII y XVIII, levantadas en sillería con grandes fachadas y portales, así como galerías de arcos de medio punto. Mención especial merece el lado este, con soportales que la unen a la calle mayor y que constituyen una perfecta muestra del trazado medieval de las calles de la Fresneda.
La base del triangulo está ocupada, evidentemente por, por la Casa Consistorial. El orgulloso edificio muestra hacia la plaza su lado más ceremonioso y protocolario; con el enorme balcón, el reloj y, bien visible, el escudo de la villa con el fresno. Finalmente, la punta del triangulo está ocupada por el Arco de Xifré. La Plaza Mayor de la Fresneda sigue siendo el centro neurálgico y social de la villa, testigo de sus fiestas y celebraciones. Como curiosidad, cabe señalar que en 1996 fue escenario cinematográfico de la película Libertarias, de Vicente Aranda.
La Casa Consistorial de la Fresneda se levanta hacia finales del siglo XVI (en la fachada aparece la fecha de 1576, aunque otras fuentes apuntan que fue construido en torno a 1590) y es la expresión más palpable del nuevo poder municipal que empieza a oponerse a los estamentos tradicionales, representados en este caso por la Orden de Calatrava, su castillo y la Cas de la Encomienda. De su maestro constructor no sabemos casi nada, aunque se especula que podría ser el responsable de la construcción del Ayuntamiento de Torre del Compte, ya que estos dos ayuntamientos son los únicos de la zona en presentar unas curiosas gárgolas, inspiradas en bestiarios medievales. En su arquitectura se observan elementos góticos y renacentistas con tres fachadas diferenciadas que se adaptan a las funciones correspondientes: la fachada principal es la más noble, pensada para acontecimientos importantes y la recepción de visitantes; la lateral izquierda es la más propia de la función de gobierno municipal; y la lateral derecha, la más sencilla, es la que vertebra la zona de servicios. Este edificio fue declarado B.I.C en el año 2002.
La cárcel de la Fresneda fue construida dentro de la Casa Consistorial, a finales del Siglo XVI, en 1576. Era una gran estancia reservada al encarcelamiento de personas de un alto nivel social: religiosos, militares o personas de un alto rango. Se trata de una sal bien iluminada y ventilada, amplia (de unos 20 metros cuadrados), construida en la planta noble del Ayuntamiento. Podría calificarse como “cárcel de lujo”
Su puerta de acceso es adintelada. Se comunica al exterior por un gran vano adintelado, cerrado con bella reja de forja y acorde con la mayor prestancia de esta cárcel. También posee una pequeña ventana, a modo de aspillera. La cubierta está adintelada con maderos. El pavimento todavía conserva el embaldosado original. Los muros interiores son de sillería o mampostería, que conservan zonas de enlucido. En uno de sus muros conserva la letrina, empotrada en el propio muro. En sus muros y en el suelo se conservan interesantísimos “ghraffitis” que combinan los dibujos y las pinturas. Entre las representaciones conservadas abundan los árboles, círculos, figuras geométricas, barcos, pájaros, juegos, figuras de tipo religioso (cáliz, capilla con virgen, etc.), soldados, cruces, inscripciones referentes a santos, etc. Se trata de un conjunto de excepcional interés, todavía muy bien conservado.
A continuación paro a contemplar la réplica de una cruz barroca del Siglo XVIII conocida como “la Creu” (la cruz). Estaba situada a escasos metros de donde se encuentra actualmente, por lo que esta plazoleta recibe el mismo nombre.
A principios del siglo XX fue trasladada a la Plaza mayor, frente al ayuntamiento, dado que, por su ubicación, impedía el paso de los carros. Un poco antes del inicio de la Guerra Civil (1936-1939) desapareció, conservándose sólo la cruz de hierro forjado del remate.
Gracias a fotografías antiguas, se ha podido reconstruir, estudiar su origen y valorarla como una verdadera obra de arte de la cantería con mérito histórico artístico. Es una obra atípica. Las paredes del fuste están completamente labradas en forma de escamas y, en la parte superior, en lugar de la típica cruz de piedra tallada, la sustituye una sencilla cruz de hierro forjado, que posiblemente fue añadida posteriormente. En el capitel encontramos esculpidas las figuras siguientes: en la parte superior frontal, el Sagrado Corazón y, bajo éste, una capilla central con la Virgen del Pilar y el Niño, en la capilla lateral izquierda, San Valero; en la capilla lateral derecha, San Blas; y en la parte posterior, el arcángel San Miguel glorificado.
A pocos metros de la cruz continuando descendiendo hacia la salida del pueblo, me quedo asombrado al contemplar una excepcional joya arquitectónica, situada en el antiguo barrio judío de la población medieval. Se trata del palacio de la Encomienda, que perteneció a la orden de Calatrava, cuya Comanda se estableció en la Fresneda en el año 1210 y posteriormente su carta de población. Tras la conquista a los árabes (1169), el rey Alfonso II el Casto dona en el año 1179 esta villa, y otras de la comarca, a la Orden religiosa-militar de Calatrava, cuyo dominio se extenderá en La Fresneda durante más de seiscientos años.
Sobre su puerta principal hay un armonioso Blasón y texto pintados.
El comendador de la Orden era propietario tanto del castillo como del derecho a los diezmos (la parte de la cosecha que los vecinos tenían que pagar como tributo), entre otras potestades de orden jurídico y económico. Su residencia oficial era el castillo, pero las dificultades de acceso y sus limitaciones para ser utilizado tanto como vivienda como almacén de los diezmos, favorecieron el traslado a este edificio, la Casa del Comendador o de la Encomienda, en la parte llana del pueblo, que pasó a ser la sede principal de la Orden en la villa. A partir de entonces, el castillo se fue abandonando progresivamente y quedó como un elemento ornamental hasta su casi destrucción en 1839, durante las Guerras Carlistas.
Este edificio se construyó en el siglo XVI en estilo renacentista, que queda de manifiesto en las tres plantas típicas que presenta: tres grandes arcos de medio punto en la inferior, balconada en la planta noble y galería de arquillos en la superior, bajo el característico alero compitiendo en belleza con el otro centro de poder en la población de la época, la casa del Concejo (el Ayuntamiento). En su interior conserva en la planta baja los trujales donde se almacenaban los diezmos.
La monumentalidad del edificio, actualmente de propiedad particular, le hizo merecedor de ser reproducido en el “Pueblo español” de Barcelona con motivo de la Exposición Universal de 1929, al igual que el Ayuntamiento de la villa.
A continuación paro a fotografiar la Capilla del Pilar, construida a finales del siglo XVII, supone el inicio de un período de gran fervor cristiano y de auge del barroco en La Fresneda, como muestra la reconstrucción y ampliación desde esta fecha y durante el siglo XVIII de sus edificios religiosos más importantes: la Iglesia parroquial, la ermita de la Virgen de Gracia y la ermita de Santa Bárbara.
Está situada en la antigua plaza del Sanctus (hoy plaza del Pilar). Posiblemente ocupó el lugar de otra capilla, dedicada a San Bartolomé, aunque de ésta última no nos queda constancia documental, como si la hay de la actual, perfectamente documentada a partir del siglo XVIII.
Se trata de una sólida construcción barroca de bóveda de cañón y crucero, con una cúpula asentada sobre unas pechinas con decoración alusiva a la Virgen María.
La decoración interior sufrió daños considerables durante la última Guerra Civil, por lo que se tuvo que renovar el policromado de sus estucos en los años de la posguerra. También la fachada ha padecido el deterioro de las distintas guerras y el paso del tiempo, aunque todavía permanece como uno de los ejemplos más brillantes de la arquetípica portada-retablo aragonesa, que destaca por su perfil curvo. Sus elementos más sobresalientes son el robusto arco principal, la hornacina con la efigie de la Virgen y el escudo de la villa con el fresno, aquí acompañado del monograma del Ave María.
En la actualidad, se celebra aquí la Misa dominical, mientras que la Iglesia parroquial, con más dificultades para el acceso dada su situación en la parte alta de la población, se reserva para celebraciones especiales.
En un callizo cercano se encuentra el Convento de los Mínimos.La relación de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Asis con la Fresneda se remonta a 1580, cuando la Vi9lla y la Encomienda donan a esta orden religiosa la ermita del monte de la Mangranera, actual santuario de la Virgen de Gracia y lugar donde, según la tradición, se había encontrado una talla de la Virgen.
La orden establece allí un pequeño convento, pero las durísimas condiciones climatológicas obli9gan a los frailes a cambiar su ubicación y establecerse en el interior de la población. Las obras de este convento de estilo0 renacentista, ordenadas por Fray Gregorio de Paula se inician en 1593, pero no es hasta el 1 de noviembre de 1595 cuando la comunidad se instala entre sus muros. Más adelante, en los albores del siglo XVII, se le añade una iglesia. Desgraciadamente, tanto la Guerra de Sucesión como las Guerras Carlistas hacen estragos en el edificio, quedando únicamente en pie la fachada plateresca y parte de sus muros exteriores. En el Siglo XIX, con la Desamortización de Medizábal, el edificio pasa a manos privadas y así ha llegado hasta nuestros días. En los últimos años, ha sido restaurado y recuperado como una espléndida instalación hotelera que ha conservado la planta del antiguo edificio con un claustro central.
Construido fuera del recinto urbano por la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula. Se trata de un edificio del Siglo XVI, consta de tres plantas. Conserva portada de acceso en arco triunfal, de medio punto con un modillón en la clave; va enmarcado por dos pilastras acanaladas, que sustentan el entablamento en el que se alternan metopas con decoración floral con triglifos; las enjutas se inscriben en tondos. En los pisos superiores se abren balcones y vanos adintelados. El edificio remata con una cornisa de gran volumen de pecho de paloma.
En el municipio se cultivan olivos, con los que se elabora Aceite de Oliva, y Melocotón de Calanda, productos que cuentan con su Denominación de Origen.
Las fiestas patronales tienen lugar del 24 y 25 de agosto en honor de San Bartolomé y de San Felicísimo. El 8 de septiembre se conmemora su patrona, Nuestra Señora de Gracia.
Salgo de la Fresneda con 12´82 kilómetros
En el Kilómetro 13´82 paro ante la cruz del Codolar.
Las cruces de término, como esta, eran y son indicadores viarios de simbología cristiana que solían colocarse a la entrada de poblaciones o en las encrucijadas de caminos. En este caso, la cruz indica la salida de la Fresneda por el camino tradicional hacia las poblaciones vecinas de la Portellada y Fuenteespalda.
La cruz actual es una réplica de la original, de la que se ha conservado solamente el basamento. Es de estilo gótico, con la caña y el capitel de planta octogonal. En el capitel tiene escu8lpido el escudo de la antigua Corona de Aragón en una de sus caras y en la opuesta el escudo de la villa de la Fresneda. Las otras caras están decoradas con las escenas de la Anunciación de María y la Adoración de los Reyes Magos. El espigón o cuerpo superior del capitel, está decorado con ventanales góticos que enmarcan imágenes de apóstoles y santos: San Bartolomé, San Pedro, san pablo, San Miguel, San Antonio Abada, santa Lucía, Santa Águeda y Santa Apolonia. Finalmente coronando el monumento se sitúa la cruz, en forma de cruz latina galconada y flordelisada con la representación de la Madre de Dios y el niño en el reverso, mientras que en el anverso aparece Cristo agonizante con la cabeza inclinada hacia la derecha con corona de espinas y cabellera repartida sobre la frente.
Al lado de la cruz hay una fuente de reciente construcción con agua potable
En el Kilómetro 18´79 cruzo el Rio Tastavis.
En el Kilómetro 23 llego a Valderrobres.
Valderrobres.es una localidad turolense de la comarca del Matarraña, capital de la misma, junto con Calaceite. Situada a 508 metros de altitud, al pie del Perigañol y la "Caixa", conocida antaño como "arca de Valderrobres" o "Peña de Aznar Lagaya", es una enorme roca caliza de planta rectangular que cuenta con una altura de unos 25 metros. Su población en 2010, era de 2.285 habitantes.; en 1998, 1.914 habitantes.; en 1978, 2.013 habitantes.; en 1950, 2.564 habitantes.; en 1900, 3.023 habitantes. Gentilicio: Valderrobrenses.
El casco antiguo de la villa está situado en lo alto de una pequeña colina, a la derecha del río y al pie del castillo. Éste, de origen musulmán, fue declarado monumento nacional en 1931.La villa de Valderrobres, declarada como conjunto histórico y artístico y centro comarcal de servicios, está dominada por su espectacular castillo, destacando también su fotogénico puente medieval.
El dialecto que se habla en Valderrobres y en toda la comarca del Matarraña, ha sobrevivido desde la época de la repoblación cristiana en el siglo XII, y constituye una de las señas de identidad más importantes de la zona. Se trata de un dialecto de transición y de uso exclusivamente oral con ciertas influencias catalanas por su situación fronteriza.
La parte montañosa del término está cubierta de bosques de pinos y encinas siendo los principales cultivos, el olivo, la viña, los almendros, el trigo y la cebada, siendo una zona de excelentes vinos, así como destacable productora de aceite.
Entro en el casco antiguo por el puente de Piedra y el portal de San Roque, que ofrecen una espectacular entrada al núcleo antiguo de Valderrobres.
La construcción del puente parece estar asociada a la de sus murallas, con lo que las obras se iniciarían en torno a 1390, con la petición del arzobispo García Fernández de Heredia ante el rey Juan I el Cazador para la construcción de las murallas. Mucho más difícil sería afirmar con seguridad la fecha de su conclusión; seguramente a principios del siglo XV y estando Valderrobres bajo la prelatura de Dalmau de Mur, responsable también de las plantas más altas del castillo.
Se trata de un puente medieval, de cuatro ojos, extremadamente sólido y provisto de tajamares en forma de cuña pensados para protegerlo de fuertes riadas y evitar la acumulación de troncos. En el siglo XVI se asienta sobre su último tramo el Ayuntamiento, modificando el aspecto del puente en su tramo final al conectar con la plaza.
El puente atraviesa la antigua puerta principal de acceso al recinto amurallado. A finales del siglo XVI este portal fue consagrado a San Roque, protector ante las epidemias y patrón de la población, quedando hoy en día como uno de los portales mejor conservados de todo el conjunto.
Desde el Portal se accede a La Plaza de España, donde a la izquierda se sitúa el Ayuntamiento del Siglo XVI, que fue una época de cambios en toda Europa. Las viejas estructuras de poder empezaban a tambalearse y nuevas corrientes artísticas aportaban formas diferentes de construir y de interpretar el mundo.
En Valderrobres estas nuevas tendencias cristalizaron en la construcción del Ayuntamiento; símbolo del progresivo aumento de poder de la burguesía y sus concejos en detrimento del poder del Arzobispado representado por el Castillo.
Se trata de un edificio inspirado en el ayuntamiento de Alcañiz, aunque aquí se añadiría una lonja con fines comerciales además de los servicios administrativos y judiciales propios del edificio. Se construye bajo las órdenes del maestro Antonio de Champanach dentro del estilo manierista. Según vemos en el escudo la obra se termina en 1599. Este escudo tiene la peculiaridad de aportar por primera vez las figuras de dos grifos, un macho y una hembra, al tradicional escudo del roble que venía simbolizando a Valderrobres desde el siglo XIII.
En 1847 se le encarga al pintor Jerónimo Palau decorar la fachada con una pintura relacionada con la situación política del momento. Se trata de una pintura emblemática del partido puritano en la que pueden leerse las palabras "paz, unión y libertad".
En 1929 este edificio fue reproducido en el Pueblo Español de Barcelona. En 1982 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), reconociendo que también ha sido otorgado al conjunto histórico de la villa en el 2004. A lo largo de los años ha sufrido diversas restauraciones y reformas internas que han hecho posible que en la actualidad siga siendo el centro neurálgico de la administración local y la casa de todos los valderrobrenses.
En la Plaza de España también se puede contemplar, pese a que su edificio más representativo es sin duda el ayuntamiento, el resto de los que la conforman no desmerecen su valor histórico.
La llamada “Fonda de la Plaza” es un antiquísimo edificio ya en pie en el siglo XIV. Empieza siendo el edificio destinado a la recaudación de impuestos, función que mantiene hasta 1545, año en que se termina la construcción del “Palau” que albergará ahora dicha función, y el edificio de la futura Fonda pasará a ser la casa del justicia y los notarios. Finalmente, es la función de fonda la que más tiempo ha desempeñado y, aunque ha pasado a través de multitud de propietarios, se ha mantenido hasta nuestros días.
Continuando el recorrido por la plaza nos encontramos con la llamada “Casa Pereret”, un espléndido edificio de cinco alturas en cuya fachada podemos ver un escudo familiar y un sólido balcón de ménsulas onduladas. Opuesta a esta casa se sitúa “Casa Pallarés”, otro imponente edificio familiar que conecta con las escaleras de “el Pelleric” que nos llevarán a las entrañas del Valderrobres más antiguo.
Enfrente del Ayuntamiento está la “Pensión Moderna”, edificio polivalente que en 1925 empieza como pensión de lujo y cuya utilidad ha ido variando con el paso del tiempo, llegando incluso a ser la central de teléfonos durante unos años.
Estos y otros edificios han conformado y conforman el auténtico corazón de Valderrobres, su Plaza, testimonio de su historia y núcleo vital en la vida de los valderroblenses del pasado, del presente y del futuro.
La Iglesia Parroquial Santa María la Mayor inseparablemente unida a la figura del castillo-palacio, la iglesia de Valderrobres, levantada en honor a Santa María la Mayor, es uno de los más espléndidos ejemplos del gótico levantino de la provincia de Teruel y origen de un foco comarcal del gótico bajoaragonés.
Es una obra en dos etapas, una primera, del segundo cuarto del siglo XIV, que abarca toda la obra, excepto el segundo tramo del campanario y el tramo de los pies de la iglesia, que datan de finales del siglo XIV. . Se trata de una iglesia de una sola nave, de tres tramos y ábside heptagonal; con capillas laterales en los tramos (hexagonales en el primero, rectangular y portada en el segundo y rectangular, que pasa a hexagonal y hexagonal en el tercero) y radiales en el ábside en lados alternos, de forma pentagonal. Todos los tramos y capillas se cubren con bóveda de crucería; así como la tribuna que se sitúa sobre la capilla del primer tramo del Evangelio y que es rectangular. Entre el ábside y el primer tramo de la iglesia y en el lado de la Epístola se levanta un campanario octogonal, dividido por una imposta en dos cuerpos, el primero sin vanos y el segundo con ventanas apuntadas que albergan campanas; el remate del mismo es en galería almenada.
A la iglesia se accede por una hermosa portada que forma un armonioso conjunto con el rosetón que la remata. Esta portada está compuesta por once arquivoltas en arco apuntado y su decoración se concreta en los frisos corridos de capiteles (en la derecha con escenas vegetales, animales y profetas, en la izquierda con la historia de Noé y vegetales) y un Pantocrátor. A los lados hay esculturas monumentales sobre pedestal animalístico que representan la Anunciación y los oferentes de la iglesia, coronado todo por la Huida a Egipto, a un lado, y el Sueño de José, al otro. Sobre la portada corre un friso de canecillos, idéntico al que rodea a la iglesia, con decoración de cabezas humanas y animales. Al interior la luz llega por dos rosetones y los ventanales absidiales; así como por dos ventanas abiertas en la pared que separa el tramo de los pies (derruido antes de 1860) y el intermedio. Dicha luz sirve para iluminar la decoración de las ménsulas y claves, de las que destacan las de la tribuna, que son representaciones humanas mutiladas de gran perfección técnica.
La iglesia empezó su construcción en el segunda mitad del siglo XIV por encargo del Arzobispo Pedro López de Luna, levantando este el ábside y los dos primeros tramos del templo.
Con la llegada de García Fernández de Heredia al arzobispado se concluye el tercer tramo y el campanario, de construcción ligeramente posterior al edificio central, consiguiendo un encaje perfecto entre el castillo y la iglesia. Posteriormente, en el siglo XVIII se añade una nueva construcción, la sacristía, encajada junto al ábside del templo.
El siglo XIX vio uno de los momentos más oscuros de la iglesia cuando en 1877, el párroco y los feligreses, tras ver como sus peticiones para la reparación eran ignoradas, se vieron obligados a derribar el tejado del tercer tramo, por constituir un serio peligro de derrumbe. Con la piedra caída levantan un muro que deja aislada la parte derruida.
También la guerra civil causó estragos en el templo destruyendo su retablo renacentista y causando serios daños a la decoración exterior, daños parcialmente subsanados en 1966, cuando una restauración popular del templo le devuelve su aspecto gótico original, eliminando gran parte de la decoración posterior.
La iglesia de Santa María la Mayor fue declarada Bien de Interés Cultural (B.I.C.) en 1982 y sigue utilizándose actualmente para el culto religioso.
Desde aquí me dirijo al impresionante Castillo Palacio que corona Valderrobres, cuya imagen se ha convertido en su rasgo más reconocible. Al acceder al castillo de Valderrobres, se observa toda la sierra del Perigañol. La panorámica es magnífica ya que se domina todo el territorio circundante: el Pantano de Pena, los Puertos y la Comarca del Matarraña.
El origen del castillo es incierto. Las teorías más recientes nos llevan hasta finales del siglo XII, pero podría ser mucho más antiguo. La única certeza es que está construido en torno a una roca natural (cuya cúspide puede verse en su segunda planta) fortificada para servir como elemento defensivo, bien por los cristianos en el proceso de conquista medieval o por alguna de las culturas precristianas que habitaron estas tierras.
A finales del siglo XIV y principios del XV (1382-1411), el arzobispado García Fernández de Heredia, cuyo escudo de armas figura en la puerta de entrada, comienza la transformación del castillo defensivo en un palacio episcopal. Reconstruye y amplía la planta baja y la primera planta y deja su sello personal en los numerosos escudos heráldicos que se encuentran en sus estancias.
García muere en 1411, pero su tarea es continuada por sus sucesores en el cargo y muy especialmente por Dalmau de Mur, un arzobispo de origen catalán responsable de la reconstrucción de la segunda planta y la parte alta del castillo.
Hasta finales del siglo XVII los arzobispos de Zaragoza siguieron siendo los Señores del Castillo, el cual sufrió posteriormente un progresivo abandono que lo dejaría en un estado ruinoso. En 1931 es declarado monumento nacional, pero las actuaciones para su reconstrucción no comenzarían hasta 1977, y en especial en los años 1982 y 1983, cuando se recuperan las bóvedas y buena parte de los suelos.
Hoy en día, el castillo de Valderrobres se ha convertido en un espacio para la cultura -donde tienen lugar visitas turísticas, exposiciones, congresos, actuaciones teatrales y musicales...- que mira al futuro recordándonos nuestro largo pasado. Para hacernos una idea de las proporciones del castillo palacio, nada como fotografiarnos en la explanada, junto a la puerta de entrada al mismo.
En sus Fiestas hay: Bailes, danzas, romerías y festejos, resaltan también la personalidad propia de estas tierras del Matarraña. La fiesta de San Antonio tiene gran importancia en la zona. Es tradición que la víspera se enciendan las hogueras y serán los quintos los encargados de amontonar la leña que arderá a medianoche. Con las brasas se asarán chorizos y longanizas, y se beberá "calmante", acompañando a las tradicionales "casquetas". En la plaza del pueblo, se coloca la figura de San Antonio, que recibirá las ofrendas, y al que se le dedicarán los "dichos". Continúan las fiestas del año con Santa Águeda y los Carnavales, que se inician con la "fantasmada" en el castillo, cuando los lugareños se disfrazan de fantasma con una sábana y recorren las calles y locales más concurridos asustando a los presentes. Destaca la apertura del carnaval, con una "fantasmada", un muñeco que se quemará la última noche. En Semana Santa, tambores y bombos retumban en las calles, acompañando a los pasos procesionales y los primeros domingos de mayo y septiembre tienen lugar las tradiciones ferias agrícolas y ganaderas. Pero las fechas más esperadas por todos los valderrobrenses son la Fiestas Mayores, que se celebran entre el 14 y el 19 de agosto, en honor de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. La Muestra de Arte y Artesanía que se celebra la primera quincena de julio, convierte durante el día a Valderrobres en una sala de exposiciones, y por la noche, la fiesta sigue con "Diablets y Correfocs". Otro acto festivo de julio es la Fiesta del Comercio de Valderrobres. Las exposiciones de la Diputación Provincial de Teruel en el Castillo, de pintura, escultura o fotografía, junto con las de trajes medievales y el Curso Internacional de Danza, realzan la actividad cultural del verano. A lo que hay que sumar la celebración de conciertos y escenificaciones programados por los Festivales de Aragón. Pero la riqueza folklórica de Valderrobres encuentra su mayor realce en el bolero que lleva el nombre de la villa, "el Bolero de Valderrobres". El grupo de danzas "Aires del Matarraña" divulga con orgullo este bolero desde 1952.
Salgo de Valderrobres con 25´56 kilómetros, iniciando el regreso a las Ventas de Valdealgorfa con un parcial total de 47´23 kilómetros.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
www.portalmatarranya.org.
http://www.enciclopedia-aragonesa.com.
Colección Rutas CAI - Nº 2 El Matarraña y los Puertos de Beceite Edita CAI – PRAMES.
Colección Rutas CAI - Nº 16 Caspe, el Mar de Aragón y el Bajo Matarraña Edita CAI – PRAMES.
© Cheluy -Sera 2011