|
|
Ruta 061.- Calatorao, La Almunia,
ruinas del Convento de San
Cristóbal , Sierra de Algairén, Alpartir.
La Sierra de Algairén es una
pequeña unidad, bien
individualizada, de la cordillera Ibérica, extendida desde Alpartir hasta
Encinacorba, en contacto con la depresión del Ebro, en el sector del Campo
de Cariñena. Orientada de noroeste a suroeste, culmina a los 1.276 metros de
altura. Su extremo noroccidental está fragmentado en dos ramales por el
barranco de Alpartir, alojado en una línea de falla que se extingue hacia el
sur. Está formada por pizarras y cuarcitas del cámbrico, levantadas en el
plegamiento alpino entre dos grandes fracturas que marginan las vertientes,
que descienden de la sierra al valle del Grío y al campo de Cariñena.
Revestidas parcialmente de carrascales, sus laderas desnudas han sido
repobladas por pinares de pino Laricio.
El 23 de Septiembre de 2010 llego a Calatorao con
un total de 4724 kilómetros.
Su topónimo árabe significa «castillo de tierra» (Qalat al-Turab).Villa
de la provincia de Zaragoza, perteneciente a la Comarca del Jalón. Situada
en la Depresión del Ebro, en el valle del Jalón, Su núcleo urbano se asienta
sobre un pequeño cerro a 363 metros de altitud. Cuenta con una población de
2.719 habitantes, en 1998. La evolución demográfica ha sido positiva a lo
largo del presente siglo, sobre todo hasta 1950 donde se alcanzan sus techos
máximos: 2.295 habitantes en el año 1900; 3.348 en 1950, desciende hasta los
2.999 en 1978.
Gentilicio Calatoracense.
El testimonio más importante que tenemos para localizar la ciudad es el itinerario de Antonino que sitúa esta ciudad en la vía romana que unía Cesaraugusta (Zaragoza) con Emérita «Mérida» cuyo trazado iba por el río Jalón, y que distaba 21 millas desde Bílbilis (Calatayud) 14 desde Segontia (La Muela) y 30 desde Caesaraugusta, distancias que corresponden a un lugar situado entre Calatorao, Ricla y La Almunia. Viene a confirmar este dato el hecho de que en Lucena de Jalón se encontrara un miliario colocado probablemente en la mansión de Nertóbriga. Los tres pueblos se han disputado su emplazamiento.
En el año 714, los musulmanes, capitaneados por Muza Ibn Musayr, toman Zaragoza y sus alrededores, permaneciendo en nuestras tierras durante varios siglos. Como recuerdo de su estancia no tenemos muchos restos materiales, pero a ellos debemos el topónimo Calatorao procede de una palabra árabe QALAT TURAB que vendría a significar «Castillo de tierra». Documentado con la forma «Calaturab» por primera vez en 1128, muy pocos años después de ser reconquistado, también se debe a ellos el nombre de casi todos los pueblos de la zona: La Almunia, Alfamén, Almonacid, etc.
Aparte del nombre, hay otros vestigios en Calatorao que han perdurado como símbolos de la dominación musulmana como son el castillo y la galería subterránea que pasando por debajo de éste comunicaba entre sí la calle Murillo con la calle de La Fuente, la fuente de las Escaleras y la fuente del Ojuelo, y sobre todo el trazado de las acequias que distribuyen el agua del río Jalón por los campos, aportación trascendental en una localidad eminentemente agrícola como es ésta. Tampoco hay que olvidar el extraordinario trasvase de arabismos a nuestro vocabulario: acequia, savacequia, azud, michén.
Después de reconquistada la zona por los cristianos, apenas se nota cambio por lo que se refiere a la población rural musulmana; no hubo expulsión, sino que siguieron explotando la tierra, organizados en aljamas, constituyendo los mudéjares la mayoría de la población. En 1495, treinta familias eran cristianas y 38 musulmanas. A partir de 1526 tuvieron que convertirse para no ser expulsados y en 1610 finalmente son expulsados. Esta expulsión afecta en Calatorao a 54 familias.
Una vez que Alfonso I el Batallador reconquista Calatorao de manos de los árabes, sus tierras pasan a ser propiedad de realengo, y se encarga de gobernarlas Lope Garcés II de Estella, tenente desde 1128 a 1133. No tenemos constancia de ningún otro tenente. En 1160, reinante el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV se confirma, por el testamento de Berenguer de Coroge, que Pedro A. de Torroja dio a su hermano el castillo de Calatorao que tenía por el conde de Barcelona con sus pertenencias. Por tanto en este año de 1160 ya estaba construido el castillo de Calatorao.
El 5 de Septiembre de 1213 el Rey Pedro II dona la villa, que había recibido de Doña Urraca de Buñol, al Cabildo de Santa María la Mayor de Zaragoza.
El motivo por el que se realizan estas concesiones parece ser el de
recompensar de modo equivalente y debidamente al prior y Capítulo de Santa
María la Mayor de Zaragoza. De esta manera comienzan a extenderse una serie
de privilegios concedidos a Calatorao y a otras villas en beneficio del
Cabildo del Pilar, que consistían, sobre todo, en eximir de pagar algunos
tributos como hacen en 1294 y 1325.
En 1325, Jaime II eximía a los habitantes de Calatorao y Brea, que
también pertenecía al Pilar de Zaragoza, del tributo llamado de la «cena»,
valorado en mil sueldos jaqueses anuales, pagados conjuntamente por los dos
pueblos. Este documento fue confirmado por Pedro IV. Los habitantes de
Calatorao abonaban doscientos sueldos anuales al cabildo del Pilar.
En esta villa de señorío eclesiástico, las funciones que normalmente correspondían a los delegados del rey, serán desempeñadas por los priores del Pilar. Pero según un documento de 1404, la jurisdicción criminal y civil correspondía a la Corona y fue ejercida durante mucho tiempo por sus oficiales de la villa de Ricla. Esta situación fue alterada en 1428 por Alfonso V de Aragón, que concede al noble caballero Don Jesús Martínez de Luna las funciones que ejercían hasta entonces los oficiales reales de Ricla. Estos derechos sobre Calatorao los heredó después su hermano Don Jaime de Luna y Cabeza de Vaca, y éste los vendió a Ferrán de Lanuza, Justicia del reino de Aragón.
Durante el reinado de Alfonso V (1416-1458) se realizan gestiones para incorporar Calatorao a la Corona, pero no debieron de surtir efecto pues en 1481 el rey Don Fernando el Católico dirige una orden real al noble Lope de Urrea para que mantenga un canal de riegos posesión del Cabildo del Pilar al igual que toda la Villa. Precisamente al servicio de los RR.CC. trabajó Pedro Marcuello, alcaide de Calatorao, cantor de las laudes imperiales y uno de los primeros poetas, que en español canta a la Virgen del Pilar. Las órdenes religioso-militares del Hospital de San Juan de Jerusalén, la del Santo Sepulcro y la del Temple, tan trascendentales en la Reconquista y Repoblación en otras zonas, no tuvieron una excesiva repercusión en Calatorao, sin duda condicionado por el hecho que desde muy temprano, desde el s. XIII perteneció al Cabildo del Pilar, pero también estuvieron presentes, como propietarios de algunas casas y campos.
Las propiedades de la orden del Temple quedaron reducidas a la casa y torre de Argillo que' en 1312 al ser disuelta esta orden entraron en poder del noble bilbilitano Don Fernando Muñoz de Pamplona. Esta casa y heredamiento dieron lugar a un título condal, El Conde de Argillos. A estas posesiones hay que añadir las del monasterio de Casbas de Huesca.
Calatorao perteneció prácticamente durante seis siglos al Cabildo del Pilar. Tal circunstancia marcó y determinó en gran medida el devenir histórico de esta villa. Fueron las leyes desamortizadoras de 1836-37 las que terminaron con el patrimonio del Cabildo y sus posesiones pasaron a particulares.
Calatorao ha
conservado su estructura medieval hasta la década de los años 1950. A partir
de 1960 es cuando se empiezan a edificar las urbanizaciones modernas que
rodean y unen los dos núcleos de población existentes.
Todavía se puede observar el casco antiguo con sus calles estrechas y
retorcidas rodeando el Castillo y la Iglesia. Las características de los
Palacios o casas solariegas de Calatorao son las propias de los Palacios
Aragoneses Renacentistas. Estas casas solariegas eran propiedad de los
Infanzones o Hijodalgo (Hidalgos), que eran la categoría inferior de la
nobleza.
Me dirijo primero a La casa de la Cultura, edificio que resalta, por
su buena ejecución y tratamiento, el edificio neoclásico (s. XVIII y XIX),
recientemente rehabilitado y destinado a Casa de Cultura. Antigua posada de
arrieros, situada por entonces en extramuros de la villa. Junto a la Casa de
la Cultura se encuentra La Fuente de las Escaleras
Esta fuente, junto con el subterráneo anexo que la une al Castillo, ha
permanecido como uno de los pocos restos de origen árabe. Se trata de un
gran pozo manantial, de planta cuadrada con paredes tratadas a modo de muros
de contención, realizados en piedra. Al fondo de este manantial se accede
desde la calle bajando una escalera con 44 peldaños. El agua brota por unos
caños bajo los arcos rehundidos en los muros. Una placa de piedra de
Calatorao, nos recuerdo que fueron restauradas el 14 de Septiembre del año
1875.Aunque han sido restauradas también en la actualidad. Terminada mi
visita a la fuente, paso por las escaleras que suben a la Barbacana,
prosiguiendo por las calles bajas que la rodean, parando ante la Mezquita.
Aunque la mezquita mudéjar de la aljama de Calatorao presenta un aspecto
modesto es un edificio de singular importancia, por haber desaparecido la
mayor parte de estos monumentos religiosos mudéjares a consecuencia del
edicto de obligada conversión de 1526. Por ello, por su extremada rareza,
constituye un testimonio de gran valor y sumamente precioso para la historia
de Aragón, que lo hace digno de ser conservado, restaurado y dado a conocer.
Este edificio conocido como Hospital de Peregrinos sito en la calle
Murillo nº 6, es en realidad un edificio único en la región y mucho más
antiguo de lo que se pensaba, puesto que se trata de la mezquita mayor
utilizada por la comunidad mudéjar de Calatorao en la segunda mitad del
siglo XV. Junto a la sala de oración ha llegado hasta nosotros una pequeña
casa, que era utilizada en su planta baja como escuela coránica o madrasa y
en la planta superior como vivienda del Imán. Todo ello se encuentra
prácticamente íntegro y en un estado de conservación bastante bueno.
La mezquita de Calatorao pertenece, a la tercera generación de
mezquitas, correspondiente al cuarto período del arte mudéjar
aragonés, década de 1440, se caracteriza por carecer de alminar y de patio,
y en los casos conocidos en Aragón presentan dos naves en el caso de
la de Calatorao y una nave en el de Tórtoles (un barrio de Tarazona)
Ambas mezquitas son muy similares.
A la sala de oración mudéjar de Calatorao
se accede por una puerta monumental de ladrillo visto con forma de arco de
medio punto, que presenta la particularidad constructiva de que la anchura
de la rosca se mantiene en la zona de las jambas, formando el extradós del
arco por un lado y las jambas por otro una única superficie continua.
La techumbre de la sala de oración se apoyaba en tres pilares de ladrillo
cuadrados. El primero es exento y está en el centro, otro embebido en el
muro del lado este y el otro adosado a la pared perimetral del lado
occidental. Estos se completan con otros cuatro embebidos en el muro norte y
en la esquina suroeste.
El mihrab queda reducido a un mero plano rehundido que ocupa la luz del
arco. Presenta los ladrillos dispuestos como si se tratara de un arco
enjarjado de piedra.
El interior de la sala de oración debió estar decorado con pinturas al
fresco que reproducían árboles de la vida. Se demuestra por ciertos
fragmentos conservados en un dependencia anexa que era utilizada como
escuela coránica o madrasa.
En esta habitación donde se enseñaba a los
niños los preceptos de la religión islámica existen además dos graffiti de
gran interés: uno representa un santuario islámico, puede evocar la
gran mezquita de La Meca, y el otro un árbol de la vida.
También debía estar pintada la fachada del mihrab de la sala de oración con
la reproducción de un arco enjarjado, puesto que no tiene ningún sentido que
el alma del arco de ladrillo tuviera esta forma propia del siglo IX si
el enlucido la ocultaba.
Junto a la sala de oración en el ángulo sureste se encontraba la escuela
coránica que contaba con dos plantas unidas por una escalera que no se
conserva. Delante de la mezquita existió un aljibe, hoy colmatado, que
proporcionaba agua a las fuentes donde los fieles realizaban sus abluciones.
Para saber cómo se transformó de Mezquita
en Hospital de peregrinos, hay que remontarse, al bando,
para la expulsión de los
moriscos aragoneses, que se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza.
Con motivo de dicha expulsión todos su bienes quedaron abandonados, entre
ellos su Mezquita. Para saber el cambio producido de Mezquita a Hospital nos
basamos en el documento notarial fechado 11 años después dentro
de los protocolos de Miguel Ralla que nos dice:
"Día vigésimo Séptimo del mes de Agosto, año 1621 en la villa de Calatorao.
Quien nosotros Mosén Juan Escolano vicario perpetuo de la villa de Calatorao,
Comisario del Santo Oficio de la Inquisición Jerónimo Ralla Justicia, Andres
Laguerta mayor en días y Jerónimo Gálvez, basados en el año de mil
seiscientos veintiuno, domiciliados en la dicha villa de Calatorao como
administradores y receptores que somos de las limosnas que se hacen para la
limosna y de la Capilla del Santo Crucifijo de esta villa de Calatorao y
Fabrica del Hospital de aquella, se hacen dicha villa, para recoger
los pobres y demás personas, que vienen a visitar y admirar la Santa
Imagen..........
Desde la antigua mezquita enseguida llego ante la fachada de la
iglesia parroquial de San Bartolomé es un edificio moderno, construido en
1842; en su interior sobresale la capilla del Cristo, con la imagen en
madera tallada, obra del siglo XVI, atribuida a Gabriel Yoly, es una
excepcional obra de arte, por cuanto se trata de un magnífico estudio
anatómico del Crucificado, de manera que funde el patetismo con la hondura
del sentimiento religioso. Relacionada con esta talla existe una tradición
que ya recoge el padre Faci. Según cuenta, llegó a Calatorao un peregrino
enfermo y la población lo acogió, llegando a sanarse. En agradecimiento se
comprometió a tallar un Santo Cristo para la iglesia, encerrándose durante
tres días en el lugar donde hoy se levanta la capilla del Santo Cristo.
Pasado ese tiempo, los vecinos acudieron a ver cómo iba la obra, incrédulos
de que pudiera finalizarse en tan poco tiempo. La sorpresa fue inmensa al
encontrarse en el suelo la comida que le habían suministrado esos días y la
talla que se ha convertido en el emblema de la localidad, por lo que se
difundió que el autor había sido un ángel. Junto a la iglesia el
impresionante castillo de Calatorao que lo domina todo.
Situado en lo alto de la población, es un edificio de planta
cuadrada, totalmente irregular, de unos 25 metros de lado y 16 de
alto. Con tres plantas, sin torres y rematado en pequeñas almenas
único recuerdo de fortificación. Su construcción es atribuida a los árabes
de la época de los enfrentamientos entre las familias de los Banu-Qasi, los
Tuyibíes o los Bani-Hud, los dos últimos con más certeza. Esta primera
obra árabe constaba de un edificio de varias plantas (la parte de la
Barbacana) y un recinto exterior, de manera que los muros de la Barbacana,
de la Iglesia y parte de la puerta se diferencia del resto por sus
cimentaciones reforzadas de piedra de Calatorao de gran espesor (1 metro a
1,30 en algunos casos) lo que da idea de la mayor importancia de estas dos
alas que pudieron servir de residencia de los señores. Las paredes del
jardín y parte de la fachada de la plaza del castillo son de peor calidad y
dedicadas a cuadras y servidumbre, tal vez formaban el recinto de protección
que luego se amplió con habitaciones y cocinas.
La base, de unos 6 metros de altura, es de sillería y mampostería de
las canteras de Calatorao, mientras que el cuerpo está construido con
ladrillos de color rojizo y coronado por las almenas rematadas en punta de
diamante. En las diversas fachadas se abren enormes balcones y ventanas,
pero es de mayor importancia, por ser típicamente aragonés, la galería
corrida de pequeños arcos de medio punto. La puerta de entrada tiene forma
ojival pero el arco es muy poco pronunciado de manera que la diferencia
entre el radio de base y altura no llega a 10 cm., da paso a un zaguán o
vestíbulo que comunica con un patio porticado del cual partía (antes de la
restauración) una escalera claustral abovedado que permite acceder a la
planta noble. Esta galería porticada estaba sustentada por pilares
octogonales de piedra sobre las que se apoyan magníficas jácenas de madera.
El conjunto resulta de estilo mudéjar aragonés renacentista con detalles
góticos. En su interior las estancias se agrupan en torno al patio
descubierto, destacando el denominado "Salón de Reyes", en el ala sur del
edificio, cuya techumbre es de alfajes, es decir de madera labrada y
ornamentada. No hay que olvidar tampoco el magnífico patio de armas, ahora
ocupado por jardines, y la barbacana, de carácter defensivo, que todavía lo
rodea.
Entre 1504 y 1509 se hicieron obras
importantes por los maestros de obras Mohamet Llabar y Zalema Xama que
colocaron almenas y tal vez la escalera y galería del patio que confieren el
actual estilo de Palacio Aragonés. Una vez contemplado este rincón
desciendo hacia
la calle de la Capilla, en
su esquina se alza la Capilla del Santo Cristo, construida en 1734, en el
lugar donde dice la tradición apareció la imagen, en un cuarto de la casa de
Francisco Gracia. Es
un edificio de planta
cuadrada, edificada con piedra de Calatorao, y se cubre con cúpula de
linterna. Lam portada es un arco de medio punto entre columnas de fuste liso
y capitel de orden compuesto; sobre el entablamiento, entre el frontón
partido, una gran cruz que oculta en parte el óculo de iluminación. El
interior está pintado de blanco excepto la cabecera que lo está de ocre. A
la altura de las capillas del retablo corre una imposta volada pintada de
azul y blanco. También tiene decoración en azul la cúpula de iluminación. En
la parte baja hay un arrimadero de cerámica de gran belleza. El retablo es
de madera; un arco de medio punto cobija una capilla en la que se halla una
talla del Crucificado, con la Virgen y San Juan pintados en un panel del
fondo. En la parte superior del arco con la Santa Faz. Es sin duda el
retablo de la época de construcción de la capilla.
En la obra de Antonio UBIETO ARTETA, Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados, I. (Anubar Ediciones, Zaragoza, 1984), se hace un breve resumen sobre la historia de Calatorao.
CALATORAO (Z). H. (hoja del mapa topográfico nacional 1/50.000 del Instituto Geográfico y Catastral): 382. L. (longitud): 41.21.20; E. 2.20.30. Alt. (altitud): 363. Ext. (extensión): 4.849.
Calatorao, en árabe, "castillo de tierra
o de Turab" (ASIN,
Toponimia, p: 99).
Calatrao, desde 1646 a 1797.
Villa, en 1404 y 1785. Lugar, en 1495.
Descripciones:
"Hay en el término de este.lugar canteras de piedra negra muy buena, que
toma muy buen lustre. "... Era población de moriscos, en la cual había 200.
Ya está poblado" (LABAÑA,
año 1611, p. 295).
Merinado de Zaragoza (1295). Sobrecullida de Tarazona (1495). Vereda de
Tarazona (1646). Corregimiento de Zaragoza (1711-1833). Ayuntamiento (1834).
Partido judicial de La Almunia de Doña Godina; se incorpora (1965) al
partido judicial de Zaragoza.
Otros núcleos: ventorrillo de Jerez y la venta de Niles. El arrabal de
Calatoradico; los caseríos de Las Canteras y Las Cuevas del Tejar.
Propiedad de la tierra:
Era de realengo en 1128 por presentar tenente (UBIETO
ARTETA,
Los tenentes p. 134).
El 31 de mayo de 1160 se suscribió un testamento por el que se confirmó que
Pedro A. de Torroja dio a su hermano el castillo de Calatorao, que tenía por
el conde de Barcelona (SINUÉS,
nº. 691).
El 22 de diciembre de 1287 Alfonso III de Aragón ordenó a Pedro López que
restituyese el lugar de Calatorao a Gil de Bidaure y canónigos, que lo
poseían antes de la guerra (SINUÉS,
692).
El 17 de octubre de 1294 Jaime Il de Aragón aprobó la donación que sus
antecesores habían hecho de Calatorao a la iglesia de Santa María la Mayor
de Zaragoza (SINUÉS,
nº. 693 y 694).
En 1375 era del prior de Santa María de Zaragoza (LEDESMA,
Actas del proceso, p. 144).
El 3 de julio de 1404 el rey Martín I de Aragón vendió a Fernando López de
Luna la villa y castillo de Ricla, con la jurisdicción en la villa de
Calatorao (SINUÉS,
nº. 1535).
En 1414 era del Pilar de Zaragoza (ARROYO,
p. 99).
El 22 de marzo de 1428 Alfonso V de Aragón dio a Juan de Luna la
jurisdicción criminal y el mero y mixto imperio de Calatorao
(SINUÉS,
nº. 697).
En 1439 era del Pilar de Zaragoza (MACHO
ORTEGA,
Condición social, nº. 25, p. 231).
El 25 de junio de 1445 Alfonso V confirmó el documento de 1428 (SINUÉS,
nº. 699 y 700).
Sobre las gestiones para incorporar Calatorao a la Corona ver el memorial no
datado - correspondiente al reinado de Alfonso V de Aragón- que pretendía
del Papa tal incorporación (SINUÉS,
nº. 700).
En 1610 era del Pilar de Zaragoza (LABAÑA,
p. 125).
De realengo (1785).
Arciprestazgo de Zaragoza en 1280 (RIUS,
Rationes, p. 99). Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a san Bartolomé
(1842). Ermitas de San Gregorio, Santa Cruz y del Santo Sepulcro.
Evolución de la población: 18 fuegos de cristianos y moros (1375); 64
maravedís (1414); 68 fuegos (30 cristianos y 38 musulmanes, entremezclados)
(1495); 68 fuegos (1543); 68 fuegos, moriscos (1609). Moriscos expulsados:
57 casas, a 5 individuos, 285 personas (1610). 117 fuegos (1646); 137
vecinos (l713); 92 Vecinos (1717); 92 vecinos (1722); 93 vecinos (1787); 310
vecinos (1797); 250 casas, 253.vecinos y 1.200 almas (Madoz); 1.920
habitantes (N 1857); 3.062 habitantes (N 1970).
De la obra de Antonio SERRANO MONTALVO, La población de Aragón según el Fogaje de 1495 (Tomo II), (Institución Fernando el Católico, Gobierno de Aragón e Instituto Aragonés de Estadística, Zaragoza, 1995), copiamos lo que dice en las páginas 31 y 32 sobre Calatorao:
CALATORAU,
68 fuegos, [Calatorao, Z.], (Noviembre, 17), [Villa. Cabildo del Pilar de
Zaragoza]
VC (Vicario): ve Mossen Johan Lopez. AL (Alcaide): Gil Duert. A (Alamín):
Brahim el Luengo. AF (Alfaquí): Mahoma di Arcayne. TT (Testigos): "los mas
cerqua ..."
Mossen Johan
Loppez, vicario
Gil Duart, alcayde
Brahem el Luengo, alamin
Mahoma d'Arcayne, alfaqui
Hamet Danicegi, Calema Çay, Mahoma Axeriqua
Johan de Guadalaxara, Yuce de Ceni, Calema Cay, tendero
Mahoma Alborgi, Francisco, pobre, Johan Monte
Pero Monte, Gostin, Ferrando d'Aguilar, Ferrando Vela
Pero Stella de Magallon, Blasco Maxones, Johan Ralla
Yuce el loco, pobre, Brahem de la Ciresa, Mahoma el Gaço
El Alamin viexo, Mahoma el viexo, Martin Serrano
Muça Nabal, Fatima la Kazia, viuda pobre, La Casa de Santa Maria
Brahem Darasnos, Mahoma Rebollo de Ricla, Yuce la Buena
La Patrona, Haya Marruequa, pobre, Johan d'Embit
Domingo Ossexa, valdado pobre, Jayme de Miral Rio
Jayme Martinez, Pero Veguas, Andres de Pastrana
Audalla de Marraxon, Mahoma el viexo, Mahoma Dahoma
De por Dios, Brahem de Azerich, Mahoma Damiro
Brahem el Morisco, Yunez Atoni, Yuce Yayel
Yuce Gualit de Pleitas, Anton Guerrero, Calema Llanar
Johan del Tano, Yuce Cauçala de Mesones
Ali el Toledano, Johan Sanz, pobre, Johan Garcia, pobre
Martin de Prada, molinero, La Tuguarra, viuda, Ambroz, viuda
La Viuda del alamin, Mahoma el Toledano, Mahoma Aldanyz
La Viuda de Datoni, Anton Darzen, El Mayoral
Mahoma Çayt, Diego, Brahem Castillon, pobre.
Terminada mi visita salgo con 1´94 kilómetros en
dirección a La Almunia de Doña Godina, por la carretera A-122, llegando a la
Almunia con 7 kilómetros.
La Almunia de Doña Godina es una Villa de
la provincia
de
Zaragoza. Cuenta en la actualidad con
5.383
habitantes. En 1970 eran 4.905 habitantes; en 1975
5.065 habitantes; en 1950
4.292 habitantes; en 1900
su población era de 3.948
habitantes.
Es núcleo organizador de una comarca
circunscrita a los valles bajos del Huerva y del Jalón y que capitaliza
Cariñena en su
parte oriental. Dada su uniformidad, puede considerarse como una sola
comarca, aunque tenga dos núcleos rectores. Se trata de una zona de
transición entre la Tierra Llana y las sierras del Sistema Ibérico, en cuyo
extremo noroccidental se encuentra La Almunia.
Situada en un punto por el que pasan las vías de comunicación que
unen la Meseta con el Sistema Ibérico, a través del valle del Jalón. Este
paso, tradicional a lo largo de la historia, es el que ha dado vida a la
población de La Almunia. El núcleo urbano se sitúa en la orilla derecha del
río Grío, próximo ya a su desembocadura en el Jalón y en una llanura que
domina los pasos de la montaña. El casco antiguo, separado de «el arrabal»,
describe un círculo casi perfecto y recibe el nombre de «el interior», está
separado de «el arrabal» por la carretera de Madrid a Barcelona. El interior
estuvo rodeado por una muralla, flanqueada por tres puertas. Por el nombre
parece que fue, en su origen, una propiedad agrícola, ya que al-munia
significa «el huerto» en árabe.
En época musulmana tuvo ya importancia como núcleo de población que
tenía en su fértil huerta su principal fuente de riqueza.
El origen hay que buscarlo en la antigua población de Cabañas, donde
doña Godina, viuda de Blasco Blázquez, mandó edificar una iglesia en honor
de Santa María y San Juan. La donación de las posesiones de La Almunia así
se denominaba la partida en cuestión se efectuó en el año 1176 de nuestra
era.
Fue reconquistada por
Alfonso I y
repoblada con señores aragoneses o navarros; uno de ellos fue Blasco
Blásquez, marido de doña Godina. En 1176 ésta legó a la Orden de San Juan la
iglesia en su almunia de Cabañas, a la que había dotado con varias casas y
bienes. Recibió esta donación Guillermo, y fue confirmada por Jimeno de
Urrea, ahijado de doña Godina. Antes de esta donación, el Hospital ya tenía
posesiones en este lugar. Según parece, doña Godina no fue la única
poseedora de estas tierras, pues existen otros documentos en los que
encontramos a distintos otorgantes. En poco tiempo la Orden poseyó todas las
tierras de La Almunia, a la que desde 1210 se nombra como Almunia de Doña
Godina. El primer hospitalario que conocemos con residencia allí es fray
Domingo de Ricla, a quien se da el título de comendador en 1178. Este título
es meramente local, pues en realidad dependía de la encomienda de Zaragoza.
En marzo de 1178 el maestre de Amposta otorgó carta de población con el fin
de atraer nuevos pobladores. En agosto de 1180
Alfonso II
hacía donación a los hospitalarios de la villa de Alpartir y la Almunia de
Cabañas, concesión que más bien significa una confirmación de los derechos
adquiridos por la Orden. En 1216 pasó a ser propiedad de los Urrea, con doña
Sancha Jiménez, quien respetó a los frailes la posesión de la iglesia y
algunos de sus privilegios; como poco después doña Sancha ingresó en el
monasterio de Sijena, la Orden de San Juan siguió manteniendo sus derechos
sobre la villa.
Entre los monumentos artísticos destaca la
Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Las obras de la iglesia
se comenzaron en el año 1754, según consta en el libro de fábrica conservado
y con datos desde 1770; los planos corresponden al arquitecto zaragozano
Julián Yarza y Ceballos
(1756), uno de los seguidores de Ventura
Rodríguez en Aragón. Está diseñada como iglesia de tres naves, de mayor
ancho y alto la central, con el crucero alineado en planta y el presbiterio
bastante profundo, pensado para alojar el coro en la cabecera, tras el
altar. A ambos lados de tramo del presbiterio se disponía a la izquierda la
sala capitular y sacristía, y a la derecha la capilla del Santísimo. Aunque
se construyó toda la obra gruesa de esta inmensa fábrica, sin embargo no se
terminó la decoración, por lo que actualmente sólo se utiliza
aproximadamente la mitad, a partir del crucero (excluido éste) hacia los
pies; es decir, la nave central, abovedada con lunetos, y las laterales, con
cúpulas ciegas sobre pechinas, y ovaladas en el último tramo de los pies
(que es más corto), sumando en total cuatro tramos. Las naves se separan por
pilares cruciformes, y toda esta parte utilizada ha quedado separada del
resto al tabicarse los arcos que abren al crucero.
Al exterior, la obra está realizada en ladrillo y lo más notable es
la solución dada a la fachada de los pies, con dos cuerpos para la nave
central, con remate en frontón, y uno sólo para las laterales; las tres
puertas de ingreso son adinteladas y destacan los óculos ovalados.
El interior presenta una rica y abundante decoración de yesería
tanto en relieves laterales, en los muros, como en las bóvedas. Trabajó en
esta decoración a partir de 1770 un equipo en el que destaca el escultor
almuniense Alejandro Gil. Constituye un complejo programa decorativo, en el
que pueden destacarse los relieves con los temas de los Sacramentos
(Bautismo, Confirmación, Penitencia y Eucaristía), en las capillas laterales
de los pies.
El retablo mayor es anterior a la fábrica de la iglesia, de fines
del siglo XVIII, con banco, cuerpo principal con tres calles, y segundo
cuerpo, utilizando columnas salomónicas decoradas con uvas y putti, todo en
madera dorada y policromada, como la talla de la titular (Santa Pantaria).
En pintura al óleo sobre lienzo, de excelente factura y de escuela aragonesa
de la época, destacan San Pedro y San Pablo en las puertas laterales, San
Miguel, San Agustín y San Juan en la calle izquierda, y San Lorenzo, los
Esponsales de la Virgen y Santa Pantaria en la calle derecha.
También anterior a la fábrica de la iglesia es el Crucificado de la
Peña, talla de comienzos del siglo XVII, y el retablo de San Sebastián, de
estilo barroco y época próxima al mayor. Notable interés ofrecen asimismo
ocho tallas en madera policromada, de cuerpo entero y colocadas sobre
ménsulas, de mediados del siglo XVIII, que se encuentran flanqueando los
retablos de las capillas laterales: en la nave izquierda están San Pascual
Bailón, Santa Pantaria, Santo Domingo y San Buenaventura, y en la derecha
Santa Rosa de Viterbo, San Diego de Alcalá, San Buenaventura y San José. De
menor interés son los altares de las naves laterales, de carácter
neoclásico, y dedicados los de la derecha a San Joaquín, San Miguel y San
Pedro, y los de la izquierda a la Sagrada Familia, San Blas y la Virgen del
Rosario. En la capilla del Cristo de Frailla se guardan dos interesantes
piezas de escultura: el Crucificado, en madera policromada, del siglo XVI, y
la imagen de Nuestra Señora de los Sábados, en alabastro policromado, de
comienzos del siglo XVI, y con acusada influencia germánica.
La emigración juvenil no es muy grande por la posibilidad de cursar
estudios de Ingeniería Técnica Industrial en una escuela universitaria, o
Formación Profesional, impartida por los salesianos.
Su economía es fundamentalmente agrícola y se basa con preferencia
en los frutales, cuya comercialización se lleva a cabo por medio de
cooperativas y está orientada de forma preferente hacia el gran mercado
consumidor que es Zaragoza capital. La producción de vino es también
importante, aunque carezca del renombre de Cariñena. La escasez de mano de
obra agrícola, hace que en la época de recolección se concentre en la
Almunia una numerosa población flotante de inmigrantes procedentes de
diferentes puntos de España, Portugal y países africanos.
Durante los años ochenta y noventa se han ido instalando diferentes
industrias en la Almunia o en las poblaciones cercanas, que han contribuido
a fijar la población. Por otra parte, muchos universitarios de la capital o
de otros puntos se desplazan diariamente a la Escuela Universitaria de la
Almunia, donde se imparten estudios de Ingeniería Técnica.
La Muy Noble y Fidelísima Villa, títulos
que le concedió
Felipe V,
celebra sus fiestas patronales del 23 al 28 de septiembre, en honor de Santa
Pantaria, una de las once mil vírgenes, cuyo cráneo fue traído desde la
catedral de Colonia por el almuniense don José Bueso, capellán del infante
don Fernando, hermano del rey de Romanos y emperador de Alemania Carlos II.
Parto de la Almunia con 9 kilómetros. En el mismo
casco urbano de esta tomo la CV-816 en dirección Alpartir.
En el kilómetro 14´81
junto al cementerio de Alpartir
tomo la pista que se
dirige hacia el Convento de San Cristóbal, al que llego con 17´100
kilómetros.
Entre 1444 y 1500 hubo
en el cerro de San Cristóbal una casa para “recreo espiritual y honesta
diversión” de los padres Claustrales de San Francisco de Calatayud, siendo
por entonces Rey de Aragón Alfonso V “El Magnánimo”. Cuando ya en 1550 se
edificó el convento, éste se convirtió en referente espiritual de los
pueblos del entorno, recibiendo numerosas fundaciones; así, la casa Ortubia
de la Almunia dotó el altar de la Purísima, Juan de Vera, también de la
Almunia, se encargó de los gastos de la capilla de santa María, época en la
que el convento se denominaba San Cristóbal de la Almunia. A partir de 1607
pasó a llamarse San Cristóbal de Alpartír.Fue un gran convento edificado en
la ladera del cerro de San Cristóbal, rodeado de una cerca que parece haber
sido construida entre 1651 y 1660, con una longitud de 1.300 varas, una
altura de otras tres y un grosor de tres palmos, costando la obra 4.000
escudos, de ella todavía quedan
paños
de gran longitud y en toda su altura. Sin duda hubo una iglesia de la que no
se tiene más noticias, que las referidas a las fundaciones de las capillas.
En el año 1750 se reedificó otra nueva, sin duda en el mismo lugar, de la
que aún quedan algunos restos, a través de los mismos puede verse que tenía
una sola nave con capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal de
tres paños; entre los restos más representativos, se aprecian algunos
capiteles de barro cocido. La parte menos arruinada es la capilla del
sagrario, que estaba situada detrás del presbiterio, exactamente igual que
en la iglesia de San Lorenzo de la Almunia. Los retablos más importantes
eran los de la Purísima, San Francisco, San Antonio y San Pedro de
Alcántara. En el Altar Mayor de la iglesia de Alpartir, se halla la imagen
en talla de madera del San Cristóbal de este convento. Quedan también restos
del claustro; en torno al mismo se situaban la iglesia, el refectorio, la
enfermería, etc. Dentro del recinto de la cerca
se habían construido dos
balsas de riego; la alta, con un estipendio de 1.500 libras, excavada en
1685 por Fray Matías Foyas, y la baja, con un estipendio de 500 libras,
construida en 1763; con el agua de las mismas se cultivaban hortalizas y
numerosos frutales. Aún pueden verse las balsas, así como los hornos y otras
dependencias.
Desde la explanada, comienza un itinerario
botánico, que se dirige hacia la Ermita de la Virgen del Pilar, sigue por la
ladera , en ascenso hasta el lienzo de muralla que se ve en la cumbre y
continua por el otro lado siguiendo la muralla.
La montaña está minada por innumerables
eremitorios. Estos eran lugares de oración y contemplación, se situaban en
la parte más alta de la ladera del convento y con la puerta mirando hacia el
este para recibir los primeros rayos del sol invitando a la oración.
Los neveros se ubicaban en lugares altos y
umbríos de las sierras, en las vertientes protegidas del sol y sometidas al
viento. La mayor proliferación de neveros en nuestra Comunidad tuvo lugar
entre los siglos XVI y XVIII estando algunos de ellos en funcionamiento
hasta las primeras décadas del Siglo XX.
Junto a la nevera, está la Ermita de la Virgen
del Pilar, construida en 1652 a expensas de Jaime Ximénez de Ayerbe,
Canónigo del Pilar y Abad de Montearagón
El 23 de noviembre de 1737 la fuente se secó,
atribuyéndose el hecho, a que el nuevo guardián del Convento Fray Thomás
Ros, no conocía la costumbre de ir a cantar Completas la víspera del día del
santo. Advertido de ello, por algunos frailes y disponiendo que se fuese a
cantar Las Completas “comenzó a correr la fuente con el caudal que antes
llevaba. Visto lo cual los presentes, fueron a informar a la Comunidad”. En
los años 1771 y 1772 hubo una gran sequía en la zona, y a pesar de ello
“manó agua por la fuente como un cañón de pluma, lo que se atribuyó como
prodigio a la intercesión de San Clemente.
Parto del Convento desde la fuente en dirección a
la ermita de San Clemente Papa. Actualmente en estado de ruina inminente si
nadie lo remedia, fue edificada en el año 1613 por el padre Clemente Tejero,
guardián del convento, asomándose al valle del Grío. Los costes de la obra
se abonaron con las limosnas recogidas de sus deudos y otros devotos.
Desde aquí desciendo la
montaña para tomar
la pista de la derecha que
se dirige hacia la Sierra de Vicor, donde se divisa perfectamente el radar
meteorológico de su cumbre y a sus pies en la lejanía se divisa Santa Cruz
de Grío.
En el kilómetro 20 decido iniciar el regreso.
En el 21´40 tomo el camino de la derecha, donde
en un campo se encuentra a modo de caseta un remolque cerrado de camión.
En el kilómetro 22,50
la pista de tierra aparece
asfaltada, comenzando un
breve descenso hacia un túnel abandonado del ferrocarril minero que jamás se
terminó. En el túnel llevo 22´90 kilómetros.
En el kilómetro 23´16
me encuentro con las señalizaciones del cruce de la PR-13 que lleva a
Cosuenda, Santa Cruz de Grío y Alpartir, llego a este último con 24´20
kilómetros.
Alpartir es un Lugar de la provincia de
Zaragoza. Situado en el piedemonte norte de la sierra de Algairén, junto al
río Alpartir, a 493 metros de altitud. Su población: en 1998, era de 622
habitantes.; en 1978, 745 habitantes.; en 1950, 946 habitantes.; en 1900,
1.031 habitantes.
Gentilicio:
Alpartidenses
El
aceite, el cereal y el vino son sus principales riquezas.
Localidad ubicada en el valle del río que
le da nombre, en la Comarca de Valdejalón, a siete kilómetros de la capital,
Almunia de Doña Godina. Se trata de una zona que tuvo gran tradición minera,
centrada en la extracción de cobre y plata. De esta práctica aparece, como
único testigo, una edificación de planta redonda en la que, al parecer, se
guardaba maquinaria. Además, la intensa actividad vinícola de la región
queda patente en las bodegas que se conservan excavadas en la roca, con las
lumbreras, troncocónicas o imitando cúpulas, mediante las que se regula la
humedad del interior sobresaliendo en la ladera. Alpartir formó parte, junto
con Cabañas y Ricla, de la tenencia del río Jalón que, a su vez, pertenecía
a la Castellanía de Amposta.
Hay que hacer una división dentro de su casco urbano: por un lado, la zona
más antigua, de carácter medieval, ubicada en el cerro de Mosan; y por otro,
la parte moderna y las bodegas, en la zona inferior que se extiende a ambos
lados del río. En esta área más moderna se halla la iglesia parroquial de
Nuestra Señora de los Ángeles; obra renacentista del siglo XVI, cuya portada
se sitúa en un lateral. La parte superior de su torre corresponde a una
reforma del siglo XVIII, construida en ladrillo y rematada por una
estructura de metal con forma de pirámide, que alberga la campana. El templo
contiene interesantes retablos, como el mayor, de Nuestra Señora de los
Ángeles, o el de la Virgen del Rosario, atribuido al pintor aragonés Felipe
de Cáceres, además de otros buenos ejemplos de arte mueble. También
encontramos un arco conopial correspondiente a la fachada de un palacio del
siglo XV, que perteneció a la orden de San Juan de Jerusalén.
Es interesante una bella fuente de piedra arenisca que emula una capilla. De
estilo renacentista, se construyó en el siglo XVI y es conocida por los
vecinos como el Pilón. Poco más adelante encontramos la capilla de la Virgen
del Carmen, de comienzos del siglo XX; consta de una hornacina que guarda la
escultura de escayola de la Virgen.
Del antiguo convento de San Cristóbal, fundado en el siglo XV, sólo quedan
algunas ruinas, entre las que se pueden identificar los restos de la
iglesia. Próxima se encuentra la ermita de San Clemente, de comienzos del
siglo XVII; si olvidar la dedicada a la Virgen del Pilar, también del XVII,
ni la capilla de San Juan, del siglo XVIII, también llamada "humilladero",
que encontraremos junto al cementerio.
En las proximidades podemos visitar las poblaciones de Morata de Jalón,
Ricla o Calatorao, además de la cabecera comarcal, La Almunia de Doña Godina.
Fray Martín de Alpartir nació en 1380 y
murió en 1441, fue enterrado en la Sala Capitular del Monasterio del santo
Sepulcro de Zaragoza, para la que costeó un retablo que mando pintar a Jaime
Serra y en el que se le ve en el lado de las almas de los Justos del Juicio
Final. La obra se conserva actualmente en el Museo de Zaragoza. Este
Sacerdote, es una figura
importante en la historiografía: Comendador de Nuévalos y Torralba de los
Frailes, tesorero del Arzobispo de Zaragoza y de la Orden del Santo Sepulcro
de Calatayud, canónigo del Santo Sepulcro de Zaragoza, un escritor de
primera fila, prior de La Seo de Zaragoza, camarero secreto y cronista
de Pedro de Luna
(Benedicto XIII en la obediencia de Aviñón), embajador suyo cerca de Martín
el Joven en Sicilia, escribió en latín una Historia de los acontecimientos
del Cisma de Benedicto XIII llamado antes el cardenal don Pedro de Luna
(ms.), fundamental para el conocimiento de este personaje aragonés y su
gestión como pontífice de Aviñón. También importa otra obra suya histórica,
la Memoria de los ricos hombres y antiguos linajes del Reino de Aragón. En
Diferentes epístolas y otros papeles sobre asuntos de gravedad e importancia
opina sobre política, historia y moral.
La documentación más importante relativa a esta localidad se
encuentra transcrita al menos hasta el siglo XIV, en el volumen tercero del
Cartulario de San Juan de Jerusalén existente en Madrid, en el Archivo
Histórico Nacional.
Saliendo de Alpartir me dirijo a fotografiar un Peirón situado en el
camino que se dirige a Almonacid de la Sierra.
Celebra sus fiestas en honor a San Gregorio, 9 de mayo (romería); y
San Gervasio y San Protasio, del 18 al 21 de junio.
Terminada mi visita a Alpartir parto con 26´64
kilómetros.
En el kilómetro 32 paso de nuevo por la Almunia.
En el kilómetro 35´80 paro para visitar
Un Monumento Nacional, la
ermita de Nuestra Señora de Cabañas.
Próxima a La Almunia, parece que esta ermita fue la iglesia del
antiguo poblado de Cabañas, desaparecida en el siglo XV. El edificio ha
sufrido una restauración nefasta, perdiendo por completo el aspecto original
y quedando totalmente desvirtuada en el exterior y sobre todo en la portada
de los pies. La fábrica medieval consta de dos naves: una principal, con
ábside semicircular cubierto con bóveda de horno, y tres tramos cubiertos
con cañón apuntado y separados por arcos tajones apuntados; de éstos, el más
próximo al presbiterio es doblado y de piedra sillar, mientras que en el
segundo la sillería sólo alcanza hasta la imposta, siendo el arco de
ladrillo; la segunda nave, a la derecha, presenta el testero recto, y
comunica sus tramos con los de la nave principal por medio de tres arcos
rebajados de ladrillo.
El interés se centra en la decoración de pintura mural, del siglo
XIV, y en un alfarje mudéjar. En el ábside de la nave principal, el cascarón
aparece decorado con pintura mural y dividido en dos pisos, separados por
una cornisa figurada a base de modillones de rollos, elemento mudéjar; sobre
la cornisa un Pantócrator inscrito en la mandorla, va rodeado del
tetramorfos; bajo la cornisa existe un friso, con la Virgen sentada en
actitud orante y flanqueada por un apostolado bajo arquerías de medio punto;
en el semicilindro absidial hay decoración de cortinajes. La nave de la
derecha presenta un rico conjunto mural: en la cabecera la bóveda de cañón
apuntado queda dividida en cuatro franjas longitudinales a cada lado,
decorada con escenas de pequeño formato y calidad narrativa; destacan a la
izquierda la Última Cena, el Beso de Judas, el Prendimiento, Cristo a la
Columna, la Crucifixión y el Descendimiento; en el muro de la derecha y bajo
arcosolios se representan dos caballeros y un alma elevada por ángeles.
Todos los conjuntos murales mencionados ofrecen un repique concienzudo,
realizado para enlucirlos cubriendo las pinturas, que han sido rescatadas
recientemente.
A los pies de esta nave y bajo el alfarje mudéjar, existen otros dos
arcosolios, con dos conjuntos funerarios, en los que la pintura mural ha
representado y suplido los sepulcros de escultura: a la izquierda se
representa una yacente, sobre ella un Calvario con el Crucificado, la Virgen
y San Juan, y entre ambas escenas la inscripción «Aquí yaze doña Horia Pérez
que fue muler de don Martín Pérez Doariz», a la derecha se representa otra
yacente, sobre ella de nuevo el tema ya comentado del alma de la difunta
elevada al cielo por dos ángeles, y entre ambas escenas la inscripción «Aqui
iace dona Gilelma Pérez muler de don Migel Dalbero que fue». Ángel Canellas
ha documentado en la Colección diplomática de La Almunia de Doña Godina a
los consortes de las dos mujeres: en efecto, un Martinus Petri de Huarrit es
conocido como síndico y procurador del concejo de Cabañas, documentado en
1315, y asimismo está documentado en 1338 el síndico y procurador Miguel
Ximénez Dalbero. Sin duda, esta nave de la derecha, con su tribuna sobre
importante alfarje mudéjar a los pies, parece haber sido utilizada como
capilla funeraria para los síndicos del concejo de Cabañas. Las fechas de la
documentación obligan a situar la cronología del conjunto mural hacia 1350,
alejándola de las de San Miguel de Foces, conjunto con el que se ha
relacionado. De esta ermita de Cabañas procede asimismo un crucifijo del
siglo XIII, con el Crucificado pintado sobre la tabla, siguiendo la
tradición bizantina italiana; la pieza de pequeño tamaño (0,72 x 0,48 m.) se
guarda en el museo parroquial.
Regreso a Calatorao con un recorrido parcial de
41 kilómetros.
Las fotografías aparecen por orden de ruta.
Serafín Martín.
Fuentes propias y:
http://www.calatorao.net
http://www.enciclopedia-aragonesa.com
http://usuarios.arsystel.com/mairal/calatorao.htm
© Cheluy -Sera 2011