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Ruta 047.  Por tierras de Calatayud,  y Daroca.

 

Langa del Castillo, Miedes, Mara, Belmonte de Gracián, Villalba de Perejil, Torres, Orea, Ruesca, Langa.

 

 

El 22 de enero de 2010 llego a Langa del Castillo con un recorrido total de 3780 kilómetros.

 

Langa del Castillo es un Lugar de la provincia de Zaragoza, situado en el piedemonte de la Sierra Modorra (Sistema Ibérico) en la cabecera del río Perejiles, afluente del Jalón, a 870 metros de altitud. Su población en 1998, era de 190 habitantes.; en 1978, 245 habitantes.; en 1950, 742 habitantes.; en 1900, 608 habitantes. Gentilicio: Languinos.

La primera mención de Langa data del año 1131, y es citado como término en el fuero de Calatayud. Perteneciendo después a la Comunidad de Aldeas de Daroca.

Langa del Castillo sitúa su casco urbano al pie de un cerro coronado por un castillo, del que sólo quedan en pie algunos lienzos y un torreón. Frente  a él se extiende la inmensa llanura de Campo Romanos, con la Sierra Modorra al fondo. Respecto a la fortaleza, se sabe que fue el castillo-refugio más extenso de las Comunidades. Después de la conquista de Daroca por Jaime I, en torno a la fortaleza de Daroca se dispusieron todos los castillos de las aldeas de la comunidad. Hacia el norte se ubica el amplio castillo de Langa que además de dar refugio a sus habitantes de la zona, custodiaba el paso de jalon por el río Perejiles. Bernaldo de Cabrera, ministro de Pedro IV, andaba recorriendo el lugar en 1357, por lo que se supone que la fortaleza data de esa misma época. Se sabe que ese año fue visitado por el gobernador de Aragón y ministro de Pedro IV el Ceremonioso el incansable partidario de la paz con Castilla, Bernat de Cabrera, cuando estaba reconociendo las fortificaciones, ante la amenaza de invasión castellana. Es posible que en esta época se estuviera construyendo el castillo o finalizando sus obras, pues la estructura que en la actualidad persiste, denota un estilo constructivo aproximado al gótico. En este castillo se celebró en 1367 una reunión de la Comunidad de Aldeas a la que asistió el Baile (enviado) General de Aragón y su tesorero, probablemente para recaudar fondos con los que afrontar los gastos de la guerra con Castilla. Sus restos se alzan sobre una meseta de poca altura que domina el caserío, debió ser muy extenso, pues por sus restos se ve que ocupaba casi la totalidad de la plataforma. El recinto circundaba todo el perímetro de la muela, más o menos 120 x 60 metros, en la actualidad solo quedan en pie dos cubos redondeados y uno rectangular, además de algunos trozos de muralla perforada por estrechas saeteras para defensa de sus flancos. Entre sus restos más importantes destaca la torre —puerta de ingreso al recinto, siendo esta una construcción de basta mampostería perforada por un arco semicircular de entrada bajo una cámara superior, a la que se llega por un portillo arqueado desde el interior del recinto. En el centro del patio de armas se alza la imponente Torre del Homenaje, ésta es de planta cuadrada de unos 6 x 6 metros de lado y su aparejo de buena sillería, en sus caras aun conserva unas saeteras, pero sin embargo ha perdido parte de su cuerpo superior; la puerta de ingreso prácticamente ha desaparecido y en sus paredes presenta vestigios de haber tenido un cuerpo de edificio adosado.

La iglesia parroquial, de monumental fachada, está dedicada a San Pedro Apóstol y es de piedra de sillería. Su portada, de tipo clásico, se compone de dos pares de columnas toscanas que sostienen un arquitrabe dividido en triglifos y metopas y alberga un arco de medio punto que da acceso al interior. Tiene planta rectangular y consta de tres naves. Los retablos datan de los siglos XVII y XVIII. Destaca el del altar mayor, dedicado a San Pedro Apóstol, titular de la iglesia. Este retablo se compone de veintiuna pinturas sobre tablas, más otras diez muy estrechas que decoran las pulseras y que representan la vida, pasión y muerte de Cristo y el martirio de San Pedro. Este retablo es atribuido al «Maestro de Langa», según un meticuloso estudio realizado por Post.

Se ha denominado como «maestro de Langa» a un pintor de nombre desconocido, autor del retablo mayor de la iglesia de Langa del Castillo, activo en Daroca a lo largo de la primera mitad del siglo XV. Su arte deriva del de Juan de Leví y Benito Arnaldín; dentro del estilo internacional busca monumentalidad y cierta deformación expresionista, consiguiendo un clima de espiritualidad y emoción.

Debió de tener un taller importante en Daroca, ya que abundan las obras de este estilo en el Museo Colegial de esta ciudad y en algunos pueblos de la Comunidad de Daroca. Son obras de este taller: un retablo dedicado a la Virgen, de la ermita de Guialguerrero, de Cubel; ocho tablas de un retablo, dedicado también a la Virgen, de la iglesia de Retascón; y, como ya se ha dicho, el retablo mayor de la iglesia de Langa del Castillo, dedicado a San Pedro, patrono de la iglesia, aunque curiosamente tiene pintadas cuatro tablas dedicadas a la Virgen, en las calles de la derecha, repetición de las pintadas en el retablo de Retascón.

Parecen de este mismo taller varias tablas de un retablo de la Virgen, conservadas en la actualidad en la iglesia de Encinacorba, procedentes de una ermita del mismo lugar; la escena del Santo Entierro, de una colección particular de Madrid, y una tabla de la Virgen entronizada, de la colección Bauzá, de Madrid.

En el Museo Colegial de Daroca se conservan varias tablas de un retablo de la Virgen, procedente del Hospital Municipal, junto a tres tablas de San Gilberto y una de Santa Úrsula, que muestran características de este pintor.

Pero acaso el retablo más bello y delicado del «maestro de Langa» o de su taller, sea el dedicado a la Virgen y San Miguel que, procedente de la antigua iglesia de este santo, se guarda en la de Santa María; «pieza de gran categoría y delicada belleza tanto por el colorido como por el dibujo y la gracia de su estilización», en palabras de F. Torralba.

La finura de los rostros con nariz recta, ojos almendrados y el pelo hueco y rizado, los complicados plegados de los vestidos, la combinación de colores suaves: azules claros y rosas, especialmente, aplicados incluso a los paisajes, son los rasgos más característicos de este pintor llamado «maestro de Langa».

Las fiestas mayores tienen lugar entre el 30 de abril y el 3 de mayo en honor a Nuestra Señora del Tocón. El 11 de mayo se realiza una romería a la ermita.

Saliendo de Langa  hacia Miedes, junto a un pequeño parque me encuentro un Peirón, restaurado, pero sin imagen en la hornacina. Desde la época romana se construyeron a la salida de los pueblos y junto al camino multitud de peirones. Pilares de obra rematada con una sencilla cruz de hierro o con una pequeña hornacina que albergaba una imagen religiosa y que servían de protección al caminante.

El camino hacia Miedes está asfaltado, es una mañana soleada aunque fría.

En el Kilómetro 3´75 se acaba el asfalto.

En el  Kilómetro 4 aparece una balsa a la derecha del camino.

En el  Kilómetro 4´79 aparece  de nuevo el asfalto en la pista.

En el  Kilómetro 5´59 tengo que  vadear el Río Perejiles, que baja con poco caudal. Afluente del Jalón por su margen derecha. Nace en Langa del Castillo, en la plataforma de Campo Romanos; pasa por Mara, Miedes, Belmonte de Calatayud, Villalba de Perejiles y Torres, desembocando a 2,5 km. de Calatayud. Su valle está excavado por erosión diferencial entre los conglomerados de su margen derecha y las calizas de la izquierda. Tiene 29 kilómetros de longitud y un escaso caudal.

En el  Kilómetro 10 llego a Miedes, donde me recibe el Peirón de San Joaquín, este está situado a un lado de la PR-Z-93 que se dirige hacia Villafeliche, y como me puede la curiosidad de saber el estado de esta pista decido hacer un tramo,  hasta el Peirón de la Virgen de la Cabeza, con 10´80 kilómetros desde donde regreso de nuevo a Miedes, al que regreso con 11´20 kilómetros.

Miedes es un Lugar de la provincia de Zaragoza, situado en el valle del Perejiles, afluente del Jalón, a 758 metros de altitud. Su población en 1998, era de 521 habitantes.; en 1978, 714 habitantes.; en 1950, 1.166 habitantes.; en 1900, 920 habitantes. Gentilicio: Miedesinos.

Entre Carenas y Jaraba, cerca del pantano de la Tranquera, el casco urbano de Miedes se encuentra sobre una pequeña colina en cuya parte más elevada se halla la Plaza Mayor. Es aquí desde donde parten las vías principales que conforman el resto del conjunto. La configuración del terreno permite que muchas viviendas se hayan situado bajo las rocas, en forma de cuevas, lo que da particular pintoresquismo al conjunto urbano.

Esta localidad cumplió en su momento sus labores defensivas al encontrarse los restos del antiguo castillo. Fortaleza musulmana de la que ya se tienen datos en 1120 y donde se mantuvo firme el conde de Osona frente a los ataques castellanos en 1362.

 Lo primero que visito es el convento de la Purísima Concepción y San Blas de Miedes

La fundación de este Monasterio se debió a la iniciativa de la Comunidad de Aldeas de Calatayud. El 1 de junio de 1613, encontrándose libre la sede episcopal turiasonense por la muerte de fray Diego de Yepes, se reúnen el deán, los canónigos y el capítulo en la Catedral de Tarazona, ante el notario Jaime Bueno, compareciendo al acto el licenciado Jerónimo López Chález, vicario de la Iglesia Parroquial de Miedes, Aparicio Minguijón y Francisco Pérez Marco, como regidores de la Comunidad de Calatayud, quienes solicitan a dicho capítulo:”sean servidos de dar decreto y licencia para que en el lugar de Miedes, aldea de la Comunidad de Calatayud se pueda erigir fábrica de un monasterio de monjas de la Purísima Concepción, para servicio de Dios y buena colocación de sus hijas”.

A esta fundación deberían de dotarla (entre otras muchas cosas) de una casa y una iglesia con sacristía y todos los ornamentos y aderezos necesarios para sus altares. Asimismo le darían una huerta contigua al convento, de doce anegadas, con el agua suficiente para regarla y abastecer todas las dependencias conventuales. Un mes después de firmada esta capitulación salía de Tarazona el grupo fundacional con la Madre Hipólita de Torrijos al frente. Para el comienzo de las obras se contaba en 1616 con 14.000 libras que la Comunidad debía al Rey Felipe III y que éste ordenó que se invirtieran en la fundación del monasterio, pero cuyo pago nunca llegó a hacerse efectivo en su totalidad.

En 1618, en presencia del Procurador General de la Comunidad de aldeas de Calatayud, el Concejo de Miedes firmaba una concordia con las monjas del convento por la cual se le concedía “francamente, al dicho Convento de la Concepción la Iglesia y Ermita del Señor S. Blas, con el sitio necesario y a ella anexo y conjunto, como está tratado, con los amplios que serán menester y que convendrá incluir en la cerca del dicho convento para el uso de las oficinas de dicha casa y convento”.

Los avatares fueron tales, que desde 1613 hasta 1630, el convento estaba en la más absoluta miseria, obligando a las monjas a la mendicidad, y prácticamente sólo se construyó  la casa, corriendo el gasto a cargo de Miedes y no de la Comunidad. Debido a la mala situación que atravesaba el país, todo quedó paralizado hasta 1665, cuando a petición de la Madre Inés Francisca Melendo, el Rey Carlos II obligó a los asistentes a la Pliega de la Comunidad a conceder a dicho convento todo lo estipulado en 1613, que poco más o menos era lo que en septiembre de 1666 contrataba la abadesa con los obreros de villa Diego de Mendoça y José Gassén Aznar, vecinos de Calatayud y Zaragoza, respectivamente. En dicha capitulación se estipula con todo lujo de detalles como debería ser la iglesia (de 40 varas de larga por 10 de ancha), que debería estar acabada en 1670, y que aquí no tenemos espacio para comentarla.

En la actualidad el monasterio está integrado por la huerta amurallada, las dependencias monásticas, que se distribuyen y organizan en torno al claustro y la iglesia conventual. La iglesia tiene planta de cruz latina con capillas entre los contrafuertes, comunicadas entre sí, sobre las que descansa una tribuna. Tanto la nave central, como los brazos del crucero, y las capillas, se cubren con bóveda de lunetos y se decoran con roleos vegetales pintados al fresco. El crucero, se cubre con cúpula semiesférica sobre pechinas y tambor, aunque no queda visible desde el exterior. Se decora con temas vegetales, serafines y florones, yendo sobre las pechinas las imágenes de los cuatro santos relacionados con el convento: San Blas, San Francisco, San Jerónimo y San Alejandro, mártir, cuyas reliquias fueron traídas de Roma por el padre jesuita Francisco Franco. La monotonía de las paredes y pureza de líneas de la nave central se ve rota por los arcos de acceso a las capillas laterales y las pilastras toscanas sobre las que descansan los arcos fajones que dividen a la bóveda de la nave central en cuatro tramos, al fondo de los cuales se sitúan el coro bajo y el coro alto. La iglesia, por el exterior, deja ver su fábrica de mampostería y piedra sillar, en los ángulos y parte que corresponde a una de las torres inacabadas, con la portada de acceso situada en el lado derecho de la iglesia, formada por arco de medio punto sobre el que va una hornacina con la imagen de la Inmaculada y cubierta con bóveda de lunetos.

Pese al contrato, en 1672 la obra todavía estaba inconclusa, insistiendo la abadesa en la necesidad de acabarla, ya que “era muy beneficiosa para el lugar de Miedes, pues en ella se empleaban una gran cantidad de obreros de dicha localidad, que de otra forma hubieran tenido que emigrar a otros lugares a buscar trabajo”.

Dirigiéndome a la plaza mayor paro a fotografiar una fuente abrevadero  medieval del siglo XVI , se aprecia que ha sido recientemente restaurada.

En la plaza Mayor, cerca de la iglesia, se levanta la torre comunal del Reloj, construida a base de piedra de sillería, con un bello cuerpo de campanas sobre la terraza, que luce ventanales de tracería gótica. «Esta torre es cuadrada, de 6 metros de lado, parece del siglo XV y es un monumento lo suficientemente raro como para merecer aprecio, a pesar de lo cual está prácticamente inédito», opina Guitart Aparicio.

La Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol,  es una construcción gótico mudéjar con orígenes románicos. Tras ella se levanta la Torre del Reloj,  siendo confundida como si fuera su  torre campanario.

En la localidad se puede contemplar algunos antiguos palacios como el de los Ruiz de Azagra o el de los Lobera este último pegado a la torre del reloj.

Próxima al pueblo se encuentra una pintoresca gruta, con estalactitas y estalagmitas, convertida en ermita.

De Miedes provienen Los Lasa. Familia infanzona aragonesa afincada en Miedes desde 1561, con una ramificación en Aniñón hacia 1626.

Salgo de Miedes por la carretera A-1504, en dirección a Mara.

En el kilómetro 12´51 a la derecha de la carretera fotografío el Peirón de San Juán.

En el kilómetro 16´16 llego a Mara. Es un Lugar de la provincia  de Zaragoza, situado en el Sistema Ibérico,  entre las estribaciones de la Sierra de Vicor y la de Espigar y en el valle del río Perejiles (afluente del Jalón), a 688 metros de altitud. Se sabe que hubo una fortaleza en el lugar gracias a los restos de un muro que se conserva en la actualidad. A ello hay que añadir el torreón a modo de atalaya que se levanta en un cerro cercano entre Mara y Maluenda.

Mara ya  existía en 1182 y en su zona alta subsiste un largo muro de tapial y piedras, semejante al del cercano castillo de Belmonte, que perteneció a otro recinto-refugio.Mara perteneció a la comunidad de aldeas de Calatayud, sesma del río Miedes, y fue sucesivamente sobrecullida, vereda y corregimiento bilbilitano, hasta lograr su independencia municipal en 1834 y formar su propio Ayuntamiento.

Su población en 1998, eran  216 habitantes.; en 1999, 234 habitantes; en 1993 252 habitantes; en 1978, 391 habitantes.; en 1950, 744 habitantes.; en 1900, 730 habitantes. Gentilicio: Mareño.

 

 

En la ribera izquierda del río Perejiles,  el casco urbano se reafirma en el monte calizo, de tierras grises, casi blancas, nos presenta un apiñado conjunto urbano con los edificios escalonados a distintas alturas hasta ganar definitivamente la llanura.

 

En el que encontramos buenos ejemplos de la típica vivienda popular de la zona. Construcciones de dos o tres plantas con fachadas revocadas en blanco. Entre este apretado caserío destaca el edificio Gótico Mudéjar de la Iglesia parroquial de San Andrés, con la típica galería de arquillos en su parte superior. Es de planta cuadrada y consta de cuatro cuerpos, el primero de piedra de sillarejo y los restantes de ladrillo. El cuerpo superior tiene forma octogonal y se cierra con un chapitel. La iglesia, en su exterior, es de estilo gótico mudéjar, en el que se alternan la piedra y el ladrillo. En el interior, domina el mudéjar enteramente.

Destaca su bella torre mudéjar de planta cuadrada y cuatro cuerpos. En dos de los cuerpos centrales es donde mejor se define el estilo mudéjar, con decoración de rombos a base de ladrillos resaltados. El edificio data del siglo XVI o acaso de finales del XV. Los retablos son, en su mayoría, de los siglos XVII y XVIII, con excepción del mayor, que es de estilo neoclásico del primer cuarto del siglo XIX.

En su término municipal se encuentra la ciudad celtibérica de Segeda. El  yacimiento de la ciudad celtibérica de Segeda datada en el siglo II a. C., está considerada una de las más importantes de la España prerromana

Mara celebra las fiestas de San Fabián y San Sebastián el 20 de enero, con romería a la ermita situada a cuatro kilómetros de la población. El 17 de mayo honra a San Pascual Bailón, con festejos de carácter popular, y el 16 de agosto celebra asimismo las fiestas en honor de San Roque.

Terminada mi visita sigo hacia Belmonte de Gracián.

En el Kilómetro 20´43 llego a Belmonte de Gracián. En el Valle de los Perejiles, 646 metros de altitud, junto a la ribera izquierda del río con el mismo nombre se levanta este municipio zaragozano perteneciente a la comarca Comunidad de Calatayud, a 646 metros  de altitud. Su población en 1998, era de  302 habitantes.; en 1978, 486 habitantes.; en 1950, 886 habitantes.; en 1900, 867 habitantes. Comprende la entidad de población de Viver de Vicort.

El núcleo poblacional se encuentra apiñado a los pies de un cerro escarpado “bello monte” que dio nombre a la población. sobre el que se levantó en tiempos una fortificación posiblemente árabe. Actualmente sobre sus cimientos se construyó la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo. Denominado Belmonte a secas hasta 1910 y Belmonte de Calatayud desde 1920, finalmente en 1985, pasaría a llamarse Belmonte de Gracián, en homenaje a su ilustre hijo, del que adoptó el apellido, el jesuita, escritor y filósofo Baltasar Gracián y Morales  , nacido en 1601y autor de reconocidas obras como “El Criticón” o “Arte del ingenio”. Es a él al que debe su actual denominación. En el año 1950 tenía 886 habitantes, descendiendo a 350 en el año 2001. También nacieron en Belmonte otros hijos ilustres como fueron los hermanos Franco de Villalba Diego Prudencio (1670/80 – 1740/60) escritor que destaca por sus importantes Tratados sobre los Fueros de Aragón, y Miguel menor también escritor y religioso.

En cuanto a su origen hay que remontarse a la conocida ciudad de “Secaisa” y en ellas se sitúan los restos arqueológicos del yacimiento de la mítica ciudad celtíbera de Segeda. Aquí es donde el conde de Samitier descubrió los primeros restos de Segeda, que dio noticia de ellos a comienzo de siglo afirmando haber hallado unas habitaciones con buen numero de vasijas indígenas, muchas pintadas, de las que guardo parte. Schulten visitó el lugar en los años 30, haciendo coincidir esta visita con sus trabajos en la vecina Bilbilis. Segeda habría sido el inicial desencadenante de la segunda guerra celtibérica, testigo de la llegada del cónsul Nobilior, quien la destruyo, con el abandono de la ciudad por sus habitantes y vuelta a ser reocupada mas tarde. El yacimiento en la actualidad ofrece paulatinamente a la luz restos descubiertos por los trabajos agrícolas, algunos de los cuales se conservan en el Museo Municipal de Calatayud. 

Sobresaliendo del resto de edificaciones nos topamos con la Iglesia parroquial de San Miguel, construida en el siglo XVI conserva la pila bautismal en la que fue bautizado Baltasar Gracián.

La iglesia parroquial de San Miguel es en su mayor parte obra del gótico tardío, del siglo XVI. Pero sustituye a otra anterior como se ve claramente en el ábside. Si bien casi todo el templo es de piedra (sillería y mampostería) el ábside es de ladrillo, todo él con decoración mudéjar. Pero observándolo con atención puede deducirse que en su mitad inferior es obra realmente mudéjar, del siglo XIV, y la superior un recrecimiento simultáneo al nuevo templo del s. XVI, si bien mimetizando lo medieval.  Curiosamente, la torre, que resulta empequeñecida por la grandiosidad de la iglesia tardogótica, no es del siglo XVI pero tampoco del XIV. Por sus características formales, que ahora comentaremos, es claramente anterior. Pero además hay una circunstancia reveladora:

la torre está situada al sur de la iglesia, hacia la mitad, separada de ella unos 5 m. y girada unos 15 grados respecto al eje de su única nave. Y si la traemos aquí ahora es por coincidir en aspectos importantes con las antes comentadas de Villalba y Maluenda. Con ambas comparte la base de mampostería revocada y el empleo decorativo de discos de cerámica vidriada. Y con la segunda el nada frecuente tema decorativo de la espina de pez. Pero esta de Belmonte presenta numerosas e importantes novedades. Para empezar, se aprecia, al exterior, que estamos ante una torre completa en su estado original, sin desmochamientos ni añadidos, lo que, tratándose de un ejemplar antiguo y al lado del cual se han producido dos renovaciones totales del templo, puede calificarse de excepcional, o casi milagroso. Tampoco, afortunadamente para el estudioso, ha sido objeto de restauración. La torre se compone de dos cuerpos: el inferior, de 5,5 metros de base y unos 14 m. de altura, aloja las escaleras. El superior, más estrecho, con 4,2 m. de ancho y 8 m. de alto, se abre a los cuatro lados con amplios ventanales. Los dos tercios inferiores del primer cuerpo están construidos con mampostería de yeso revocada. A partir de esta altura, incluyendo el segundo cuerpo, la construcción es de ladrillo, de 15 x 30 cm. 

Dejando para después la decoración externa, pasamos a comentar su estructura interior. El acceso es confuso, al efectuarse a través de añadidos entre la iglesia y la torre, pero se encuentra a cierta altura sobre la base, a la vez tampoco fácil de determinar con exactitud. Lo primero que se aprecia es que esta torre, a diferencia de las antes comentadas de Villalba y Maluenda, presenta la típica estructura de los alminares: un machón o pilar de sección cuadrada constituye el eje de la torre, y entre él y los muros se desarrolla la escalera de obra que asciende helicoidalmente en sentido antihorario. En los primeros tramos el material es argamasa u hormigón de yeso, en correspondencia con la mampostería que se aprecia en el exterior. Las bovedillas que sirven de apoyo a las escaleras presentan en estos tramos una solución única: son cortas bovedillas de cañón, escalonadas cuatro por tramo, en disposición radial. Además su curvatura no es media circunferencia sino como una parábola incompleta que parte del eje. El aspecto, mirando hacia arriba, recuerda una palmera, donde el machón es el tronco y las bovedillas las hojas curvadas. Estas bovedillas se hicieron con cimbras de madera, pues pueden verse las huellas del veteado de las tablas en el hormigón, y hasta alguna tabla que ha quedado adherida. A la misma altura que en el exterior se pasa de la mampostería al ladrillo, al interior, también en ladrillo, se cambia el sistema de abovedamiento anterior por el de aproximación de hiladas, si bien al principio y al final hay unos cortos tramos de cañón, en ladrillo. 

Al llegar al segundo cuerpo, y como ocurre siempre, se interrumpe el machón y se forma una estancia diáfana, en este caso abierta a los cuatro costados por amplios ventanales en arco apuntado, con un parteluz, del que surgen semiarcos que llegan a los ángulos superiores del alfiz. A unos 6 metros de altura hay en cada lado cuatro pequeñas ventanas en arco apuntado. Sobre trompas en las esquinas se apoya una singular cúpula cónica de ladrillo, acabada exteriormente en pirámide octogonal, que remata el conjunto. 

Volviendo al exterior, en la parte superior de mampostería revocada hay varias filas de discos de cerámica, tipo ataifor, colocados muy juntos, 15 ó 16 por banda, y dos o cuatro bandas, según los lados. Son todos de color melado algo rojizo y están bien empotrados, conservándose en su mayor parte. En los desprendidos, como ya se ha comentado, suele quedar el repié incrustado en el revoco o al menos su huella. 

Por encima continúa la obra de ladrillo y cada lado presenta una espina de pez, como en Santa María de Maluenda, enlistado por arriba y por abajo por bandas de esquinillas o dientes de sierra. Sigue un tema nuevo (en el orden que los estamos describiendo), un friso de arcos apuntados entrecruzados: cuatro arcos cruzados por otros cuatro, lo que hacen nueve pequeños pilares de apoyo, contando los de los extremos. Sobre los nueve vértices de estos arquillos, nueve discos de cerámica. 

En el segundo cuerpo están los ventanales ya comentados, que al exterior se inscriben en un rectángulo rehundido, a modo de alfiz. Sobre él se desarrolla de nuevo un friso de arcos apuntados y entrecruzados ciegos, ahora tres mas tres, pero que aquí se apoyan en columnillas de cerámica, siete por lado. Estas columnillas, que alternan verdes y meladas, constan de dos piezas, un fuste cilíndrico con collarín y un capitel en cono invertido. Algunas están rotas y se aprecia como al colocarlas se rellenaban con argamasa de yeso. Los paramentos entre los arquillos van lucidos con yeso, contrastando su color blanco con el rojizo del ladrillo, que también se daría en los arquillos del primer cuerpo, y posiblemente en todas las torres de este tipo, aunque por efecto de las inclemencias atmosféricas haya desaparecido en la mayoría de los casos. Debajo de las nueve columnillas hay nueve discos, y por encima de los arquillos una banda de esquinillas. Rematan este cuerpo cuatro ventanitas en arco apuntado que se apoyan también en columnillas de cerámica, dos por cada arco, o sea ocho por lado de torre. Bajo estas ventanitas hay seis discos y sobre ellas un corto rafe en voladizo, que no parece original, sirve de apoyo a un tejado a cuatro aguas del que sobresale la pirámide octogonal ya mencionada. 

Además de este singular templo las calles son un excelente escaparate de buenos ejemplos de arquitectura renacentista, con notables casonas de la época que así lo demuestran.

Su castillo musulmán del siglo X nos sigue hablando de su importancia a través de la historia, Según datos aportados por Aurelio Cabañas Bayano, el castillo musulmán se encontraba encumbrado sobre la cima del monte en el que se asienta la villa, vigía excepcional sobre el río Perejiles. En la actualidad sólo quedan restos de su recinto fortificado, de planta ovalada, con unos ochenta metros de eje mayor por cuarenta el menor. Toda la obra es de tapial y piedra, ya muy erosionada por los elementos. Conserva dos pequeños torreones rectangulares muy rebajados en altura. Dentro del recinto se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, construida sobre los restos de una torre. En un cerro próximo se alza una torre vigía de planta circular y obra de tapial rodeada de un pequeño recinto; pudo ser un torre de señales para completar la defensa de la población. Además del castillo y las torres vigías, existe dentro del caserío, emplazado sobre una plataforma natural, un imponente palacio fortificado de aspecto militar, pues en tres de sus esquinas presenta torres en talud acusadas en alzado y planta;  la cuarta torre ya se ha perdido, pero queda su base. No es fácil que este palacio fortificado fuera construido por algún señor territorial, más bien es de suponer que lo erigió la comunidad de Calatayud como segundo castillo, con motivo de las invasiones castellanas del siglo XIV. Fue configurado como palacio torreado, quizá para residencia del alcaide y guarnición. Existen documentos atestiguando que en 1357 los vecinos de Mara y Ruesca acudieron a defenderlo por ser el más importante de la zona, aunque lo ocuparon los castellanos en 1362. Labaña dejó constancia de este castillo en 1610: “Tiene un castillo y la mayor parte de las casas situadas sobre peñas de aljez” y en las crónicas aparece reseñas de que en el siglo XIV fue atacada por los castellanos, para su defensa acudieron los vecinos de Mara y Ruesca y finalmente fue tomada por los invasores en el año 1362, volviendo poco después la Corona de Aragón. Madoz, ya en el siglo XIX, se referiría tan sólo a las minas existentes sobre las peñas “obra de moros”. Entre las ruinas del castillo ahora se levanta la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo. La primitiva Parroquia que alza su cúpula en lo más alto del pueblo, es un modesto edificio de tapial y ladrillo. Los retablos proceden, en su mayoría de los siglos XVI, XVII y XVIII. Poco de mudéjar tiene ya su modestísima. La torre de la ermita de la Virgen del Castillo, en lo alto del pueblo, no presenta más tema decorativo que dos hiladas de ladrillos en esquinilla al tresbolillo. Mantiene, como la propia torre de la parroquia, la mampostería revocada para la parte inferior y ladrillo para la superior. Y sobre las dos ventanas gemelas donde se alojan las campanas, tres ventanas más pequeñas, todas en arco de medio punto. (Agustín Sanmiguel Mateo). Desde aquí desciendo a la carretera, donde se encuentra el “Espacio Baltasar Gracián” inaugurado el  24 de Septiembre de 2009. No lo pude visitar por estar cerrado.  En esta misma calle y siguiendo la barranquera llego al acueducto.

El acueducto ante el que me encuentro es muy probable que se construyera en el siglo XVIII. A finales del siglo XIX o principios del siglo XX se recreció para subsanar el derrumbe producido por una avenida. Es uno de los únicos acueductos de la Comarca dedicado al suministro de agua de boca. Destaca por su singularidad y rareza. Este acueducto permite el paso de las aguas del barranco a través de un arco de medio punto, de más de 2 metros de altura, construido en piedra sillar. El resto de la obra está construida también con piedra sillar pero de menor tamaño.

Las fiestas mayores se celebran en honor de San Miguel (titular de la parroquia) en el último fin de semana  del mes de  septiembre. 

Salgo de Belmonte con 21´66 Kilómetros, en dirección a Villalba del Perejil, al que llego con 23´29  Kilómetros.

Lugar de la provincia  de Zaragoza, Situado a 633 metros de altitud en el Sistema Ibérico, en el valle del Perejiles, (afluente del Jalón) entre Torres y Belmonte de Gracián. Con esta localidad se cierra el valle del Perejil, a diez kilómetros de Calatayud. Su población: en 1998, era de 115 habitantes.; en 1993 101 habitantes; en 1978, 117 habitantes.; en 1950, 236 habitantes.; en 1900, 261 habitantes. Gentilicio Villalbino

El caserío se encarama en la falda del monte, uniendo las Sierras de Atea y Vicor, protegidas por tres torreones sobre los cerros , que formaban parte del primitivo sistema medieval de defensa del valle. Presentan una tipología constructiva característica de la zona, con una o dos alturas y fachadas enfoscadas completamente blancas. Y la iglesia parroquial de San Cristóbal también en lo alto. De estilo barroco fue construida en los siglos XVII y XVIII, sobre los elementos de una antigua mezquita, de la que todavía se conservan las arcadas. Para su construcción se reutilizaron elementos de la antigua antiguas , lo que nos habla de la fuerte presencia musulmana en esta área zaragozana. El templo cuenta con una sola nave cubierta con techumbre a dos aguas, accediendo a través de un arco de medio punto precedido por un atrio. La torre se encuentra adosada y rematada por un airoso chapitel piramidal. Hay fiestas el primer domingo de febrero, en honor de Santa Águeda, y el primer domingo de octubre, en honor de la Virgen del Rosario

Salgo de Villalba de Perejil con 23´75 Kilómetros

En el  Kilómetro 23´85 Peirón a la izquierda.

Llego a Torres con 25´16 Kilómetros.

Población situada en la margen izquierda del Rio Perejiles, a 594 metros de altitud, es un barrio de Calatayud. El Monte de Rato y la Sierra de Vicort ponen horizonte al paisaje. En 1988 tenía 211 habitantes. Gentilicio:Torreño.

En el Siglo XV Torres ya figuraba como barrio de Calatayud. Tuvo sin embargo, un corto periodo de independencia municipal, con ayuntamiento propio, desde 1834 a 1845. La Iglesia parroquial de San Martín es un edificio modesto de tapial.la agricultura constituye la principal fuente de riqueza, apoyada por la ganadería. Antiguamente se explotaban también las canteras de cal y yeso. El secano se dedica a cereal y pastos. Hay una ermita dedicada a San Roque, en un cerro redondo. El 11 de noviembre se celebran fiestas en honor a San Martín y el 16 de Agosto en honor a San Roque

Terminada mi visita a Torres decido iniciar el regreso a Langa. Salgo de Torres con 25´59 Kilómetros

 

Paso de nuevo por Belmonte de Gracián, en el Kilómetro 29´74 junto a una paridera hay un Peirón, dedicado a San Antón, que tiene de “okupa” un pequeño Buda.

 

En el Kilómetro 32´92 me voy por la izquierda a Orera, con la intención de visitar la ciudad Celtíbera de Segeda, pero no consigo encontrar la pista, ¡increíblemente no hay señal alguna que indique la dirección!

En el Kilómetro 33´92 hay un cruce, según los indicadores, a Orera se va de frente y a Ruesca  por la derecha. Decido seguir dirección a Orera, al que llego con  36´92 Kilómetros.

Orera es un municipio zaragozano, levantado en pleno Valle de Perejiles con la magnífica Sierra de Vicor como telón de fondo y, próximo al barranco de la Rambla, afluente del Perejiles, a 736 metros de altitud. Su población en 1998, era de 133 habitantes.; en 1978, 218 habitantes.; en 1950, 412 habitantes.; en 1900, 398 habitantes. Gentilicio: Oreranos.

Cuenta con un pequeño casco urbano donde las viviendas recogen muchos de los elementos propios de la arquitectura popular de la zona. Frente al casco urbano se extiende una amplia rambla, con la tradición de que en tiempos fue aurífera, de ahí el origen del nombre. Al otro lado de esta rambla se levanta la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio, y más arriba, el cerro donde emerge la ermita de Santa Ana. Como edificación más sobresaliente cabe destacar la iglesia parroquial de estilo mudéjar. La torre de la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol, es una bella construcción mudéjar levantada durante el siglo XVI. Es de planta cuadrada en pésimo estado de conservación.

Resulta verdaderamente interesante acercarnos a su antiguo molino ubicado en las inmediaciones de la localidad. Conservado en estado ruinoso, es un excelente ejemplo de esta tipología arquitectónica muy utilizada en la zona durante la Guerra Civil.

Las ermitas de Santa Ana y de Nuestra Señora del Patrocinio son otras de las excursiones que se nos plantean en las proximidades, formando parte de este bello paraje bilbilitano.

Terminada mi visita a Orea decido partir hacia Ruesca por la PR-Z-94 que está a tan solo 2 kilómetros.

Ruesca es un Lugar de la provincia  de Zaragoza, situado al pie de la sierra del Espigar (Sistema Ibérico), a 764 metros de altitud. Su población en 1998, era de 92 habitantes.; en 1978, 128 habitantes.; en 1950, 388 habitantes.; en 1900, 553 habitantes. Gentilicio: Ruescanos.

Bajo el nombre de Ruesca y situado en el valle del Perejiles, fue siempre un lugar de la Comunidad de Calatayud, incluido en su Sesma del Río de Miedes

El casco urbano se sitúa a la derecha del río Perejiles, en terreno quebrado cerca de Miedes y Orera. Muchas de las calles presentan una cierta pendiente provocada por las características de su asentamiento. Callejuelas cargadas de tipismo donde asoman viviendas de carácter popular con blancas fachadas enfoscadas que contrastan con algunas edificaciones más modestas levantadas con sillarejo.

Todo el conjunto queda dominado por un torreón musulmán que cumplía las misiones de atalaya. La espléndida torre rectangular de 10 por 5,5 metros de lado, es de alzado ligeramente troncopiramidal y construida en ruda mampostería, sin refuerzo de sillares en las aristas. Probablemente se rodeaba por un recinto, pues se puede identificar un corto muro de piedras. Se reconoce su organización en tres plantas, la inferior cubierta por bóveda de cañón apuntado, en tanto que las superiores serían simples forjados, apoyados y empotrados en los sucesivos retranqueos que muestran las paredes, cuyo espesor va disminuyendo hacia arriba. El exterior es sumamente hermético, observándose una pequeña ventana en la planta primera y saeteras en la última, muy interesantes interiormente, pues subsisten sus huecos en arco semicircular con derrame hacia el exterior. Es difícil comprobar si esta interesante torre procede de época auténticamente musulmana, pero, en cualquier caso, se inscribe claramente en su huella. Posiblemente la forma apuntada de la bóveda nos inclina a sugerir que procede de tiempos cristianos. Probablemente durante la guerra de los Pedros (siglo XIV).

Presidiéndolo todo se alza la iglesia parroquial dedicada a Santo Domingo se halla entre el caserío. Tan apretujada por el mismo que hay que recurrir a formato vertical a través de estrechas calles para lograr una imagen de conjunto, tanto de su airosa torre de ladrillo elevada sobre un primer cuerpo pétreo, como de su ábside, encajonado por edificaciones vecinas. La portada mudéjar se abre a los pies del muro sur, por delante de la base de la torre. Posee dos arquivoltas apuntadas, edificadas en ladrillo, de aire muy mudéjar. Habremos de doblar una callejuela para apreciar en lo posible el ábside. Está edificado en mampostería y no presenta ningún dato relevante.

En el interior, la cabecera guarda el estilo de lo que debió de ser el ábside original. Pero muy oculto tras un retablo barroco y nave con bóveda de lunetos. Una torre campanario medieval en altura, nos habla de épocas de conflictos militares, está rematada con un airoso capitel. Un vecino llamado Víctor Calvo Hernández, me invita a visitar su museo bodega, situado en las bodegas del pueblo. Víctor Calvo Hernández tiene una bodega museo, donde me comentó, que se le apareció Jesús el 22 de junio a las  12´30 de la mañana en la puerta de la bodega. Este museo es digno de ver y animo a que lo visiteis. Este vecino ha hecho con sus propias manos maquetas de todas clases con luz y movimiento. Así mismo guarda fósiles encontrados en por el campo. Me invitó a probar su vino de excelente calidad. Este museo bodega es lo que ahora llaman los modernos “Una perfomance”

Celebra las fiestas patronales en honor de San Valero, tienen lugar entre el 28 y 31 de enero. Se realiza una romería hasta la ermita de San Ramón Nonato el 31 de agosto, en honor del Santo. Terminada mi visita a Ruesca, sigo el camino de regreso por la PR-Z94, hacia Miedes de Aragón. En el Kilómetro 41´55 peirón a la derecha. Construido en ladrillo rojo, en su base está inscrita en el cemento la fecha de 1983, tiene una capilla en cuyo interior, hay una figura, que no se a que santo o santa representa. Está rematado por una sencilla cruz de hierro.

En el Kilómetro 42´65 paso por las eras y corrales de Miedes, donde conecto con la carretera A-1504  que viene de Torres y Belmonte y se dirige a Codos y Aguarón, dejando Miedes a la derecha ,para ascender por mi izquierda en dirección Codos.

La carretera entonces discurre por un altiplano, donde en el kilómetro 45´75 llego al desvío a Langa. Codos queda desde aquí a tan sólo 7 kilómetros, y Cariñena a 27. Yo tomo la derecha para dirigirme a Langa por la VP-11, que según el indicador dista desde aquí 8 kilómetros.

Regreso  a Langa con 55´92 kilómetros.

Las fotografías aparecen por orden de ruta.

Serafín Martín.

Fuentes propias y:

Colección Rutas CAI - Nº 27 Campo de Daroca Edita CAI – PRAMES.

http://es.wikipedia.org

http://cpeacala.educa.aragon.es

Colección Rutas CAI - Nº 12 Comunidad de Calatayud y el Monasterio de Piedra Edita CAI – PRAMES.

http://www.calatayud.org

 

 

 

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