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Borja, Santuario de la Misericordia, El Buste, Veruela, Monasterio de Veruela,  Borja.

 

El 22 de Octubre de 2005 llego a Borja con la intención de subir al santuario de La Misericordia e ir al Buste y  los alrededores de Tarazona, pero primero paseo por esta bonita ciudad y con edificios muy cosmopolitas.

Bursau era su nombre Íbero y llegó a acuñar moneda, su nombré latinizado era Bursao y así lo nombran Livio, Plinio y Ptolomeo, continuando con la emisión de su propia moneda .Los musulmanes la llamaron Burya, que significa fortín o torre. Reconquistada por Alfonso I el Batallador a inicios del siglo XII, uno de sus primeros señores feudales fue Pedro de Atarés, descendiente de la casa Real Aragonesa y que pudo ser rey de Aragón y de Navarra a la muerte del Batallador. Este fundó el Monasterio de Veruela ,que veremos en esta ruta más adelante y de él desciende esa larga estirpe de los Borja que un día salieron de esta ciudad, para la conquista del reino de Valencia, con Jaime I el Conquistador, estableciéndose en Játiva.

En 1438 Alfonso V, el Magnánimo le concedió el título de ciudad y en 1443 la incorporó a la Corona. Los moriscos que habitaban la antigua Judería (Sayón –San Juán) fueron expulsados en el siglo XVII.

Durante los siglos XVI y XVII la ciudad crece y se desborda la segunda muralla, alcanzando el llano y se construyen una seria de iglesias, palacios y conventos que configuran la fisonomía actual de la Ciudad hasta nuestros días, haciendo de ella un hermoso conjunto artístico. En la guerra de Sucesión se puso a favor de Felipe V y este la premió, concediéndole el privilegio, que añadiese a sus armas una flor de lis y un león con la inscripción “saqueada por ser siempre fidelísima Ciudad de Borja”

En la mitad del Siglo XIX tiene una importantísima recuperación gracias al incremento alcanzado en la producción del vino, que se exporta a los mercados europeos. Borja es un ejemplo de contexto urbano bien conservado, producto de los siglos renacentistas, con predominio abrumador del ladrillo.

Borja posee la antigua Colegial de santa María Siglos XII y XIX, que ofrece una abigarrada mezcla de estilos y épocas sucesivas y reconstrucciones, de esta destacan sus esbeltos campanarios, y su claustro del siglo XV construido gracias a un privilegio de Juan II de Aragón, de época Barroca son el Retablo Mayor (1683) con esculturas de los mesas, y rehecho en 1782 por Diego Díaz del Valle y Santiago Massily. Contiene además un magnífico órgano fechado en 1569 que junto con la sillería de nogal del coro forman un interesante conjunto.

Junto al pórtico de la Colegiata se encuentra el antiguo hospital de arquitectura aragonesa del siglo XVI y hoy reconvertido en Museo de la Colegiata que alberga obras del patrimonio de la Iglesia de Santa María y de los antiguos conventos de la ciudad.

El convento de la Concepción construido en el Siglo XVIII es la mejor muestra del barroco en Borja. Monumento Nacional desde 1983.

Santo Domingo Otro templo barroco, antiguo convento de Dominicos, hoy Auditorio Municipal, delante de este hay una escultura del Escultor Borjano, José Sanmartín.

Iglesia de San Miguel y el convento de Santa Clara, continuaos a la plaza de San Francisco, la primera es una pequeña iglesia gótico mudéjar con ábside románico y hoy destinada a museo. Santa Clara es una iglesia  Barroca con cúpula perteneciente al convento.

Cuenta además con numerosas casas dignas de visitar casi todas ellas del XIV al XIX y las más importantes encierran patios columnarios y artesonados.

Casa Consistorial con fachada Renacentista Aragonés, edificado entre 1532 y 1534 por Antón de Veoxa para ser sede del Concejo.

Casa de Dª Maria de Aguilar, que se halla muy cerca del Mercado, fue construida alrededor de 1570. Palacio Renacentista Aragonés, restaurado en 1999, es sede del Centro de estudios Borjanos.

La casa de las Conchas Palacio del siglo XVI con el escudo de vera, debe su nombre a la forma de los clavos que adornan su puerta. Monumento Nacional desde 1983 se está restaurando.

Plaza del mercado centro comercial hasta el siglo XVIII, fue conocida como Plaza de Adentro, pequeña y rectangular, con soportales adintelados contiene el Palacio de los Angulo. Hay que perderse por esta hermosa ciudad, sobre todo, por  la Morería y la Judería llamada popularmente por “El Cinto” y la calle de San Francisco.

Borja tiene una increíble vida cultural, prueba de ello es que cuenta con diversas salas de exposiciones y museos; Sala Torreón de los Borja, de la Asociación Cultural A-71 que se encarga de esta sala y que el arte llegue hasta Borja, haciéndonos disfrutar de la obra de distintos artistas de diversa índole. Sala María Isabel sede de exposiciones desde 1992, mostrando la obra de diversos artistas que se acercan hasta Borja, para hacernos disfrutar de sus variadas técnicas y sobre todo, de su imaginación. Museo de San Miguel que alberga el Museo Arqueológico de la comarca del Campo de Borja se utiliza para exposiciones temporales. Museo de San Bartolomé uno de los espacios expositivos  de Borja con mayor vida, albergando dos plantas en las que se muestran exposiciones temporales de carácter  artístico.

Borja da otro ejemplo de lo que hay que hacer en esta tierra con “La Vía Verde” del Campo de Borja , un trazado ferroviario transitable aunque sin acondicionar, discurre a lo largo de 10 kilómetros entre Borja y Agón. Su recorrido entre viñedos y pueblos con un rico patrimonio, permite disfrutar del gran valor cultural y natural de Borja, Ainzón, Bureta, Alberite de San Juan y Magallón.

 Después me dirijo al Santuario de Misericordia situado a 672 metros sobre el nivel del mar, en un monte denominado La Muela Alta de Borja, con una altitud media de 784 metros sobre el nivel del mar, es una de las últimas estribaciones del Moncayo.

Se encuentra a una distancia de  5 kilómetros de la ciudad de Borja, de la que forma parte.

Al abrigo del santuario, la fama de sus aguas, y sus zonas de pinares crecieron casas y chales de veraneo.

Su entorno es muy bonito, muy cerca y al lado de la carretera  hay un pairón de considerables dimensiones con fábrica en piedra y una bonita hornacina con una imagen  en su interior. El entorno del santuario cuenta con numeroso castaños, unas fuentes maravillosas y un pequeño estanque lleno de patos y gansos. Desde esta atalaya natural podemos contemplar la vega de Borja y el “Padre Moncayo” la vista es maravillosa, hay que visitar el interior del santuario. Encima de los dinteles de cada puerta, hay un letrero con el nombre de algún santo, o apóstol .Este es un caserón de los siglos XVI-XVIII. En 1602 se construyó el salón que va desde la plaza hasta el monte con los cuartos que tiene a los lados. En 1681 se hizo la escalera principal, dejando debajo del medio punto la antigua ., destacándose por su anchura  y las dos columnaza de piedra labrada. De 1713 a 1731 se construyeron el salón bajo, el salón principal y las cuadras. En 1788 se hizo la habitación del cabildo nuevo y en 1795 el salón alto o piso tercero. En la actualidad consta de 36 habitaciones.

Ya a principios del Siglo XV existía en este monte una ermita dedicada a santa Eulalia que era muy visitada por las gentes del lugar y en 1451 se abrieron los cimientos del claustro de la Colegiata de Santa María de Borja, apareció enterrada una imagen de la Virgen, sedente, de finales del Siglo XIV, que hipotéticamente pudo ser la titular de la iglesia de santa maría, con la inscripción “Mater Misericordia”. En principio la imagen fue a la Colegiata de Santa María, pero más tarde se decidió por los Borjanos, que esta tuviera su propio templo y este sería la Ermita de Santa Eulalia ampliándola, llamándosele desde entonces Santuario de la Misericordia.

Hasta 1578 solo existía la ermita con una casa para el sacerdote encargado, pero ese mismo año comenzó la construcción del primer caserón, la portada, el patio y las habitaciones del cabildo viejo y la virgen. La fuente que hay enfrente de la puerta es de esa misma época. La iglesia es tardo-gótica y cuenta con un retablo barroco labrado por el escultor Bernabé Mendoza y dorado por el religioso franciscano Fray Manuel Castellón en el año 1754.En el camarín, la imagen de la Virgen con el niño sentado en su rodilla izquierda, es una talla de madera de 1’30 metros de altura, en su mano derecha sostiene una rosa y en la izquierda del niño la esfera terrestre; en 1703 y 1948 tuvo que ser restaurada por su deterioro.

Un poco más arriba se encuentra la ermita del calvario (que no la visité) esta es circular y construida en piedra y data del año 1565, fue construida a iniciativa del canónigo de la Colegiata de Borja Juan Litago, el cual está enterrado en su interior en 1566.Las capillas laterales se construyeron en 1568.

Desde aquí me dirijo a El Buste, por una buena carretera entre pinos y molinos de viento, que están creciendo como setas por todo Aragón, creando un impacto visual a veces, no deseable. Llego al Monte llamado Muela Baja y de allí al balcón de El Buste, desde él se puede contemplar una de las vistas más espectaculares de toda la zona: El Moncayo, el valle del Río Queiles, diversas ciudades y pueblos, así como los desiertos del Blanquizal aparecen como un paisaje de ensueño que invita a la contemplación.

Llego a El Buste, localidad situada a 687 metros de altura en la vertiente norte de la Muela de el Buste, sobre un escarpe rocoso cuya singular situación hace que sea un magnífico Balcón sobre el Somontano y el Valle del Queiles. El emplazamiento de el Buste, a tanta altitud y en una umbría, puede deberse a un remoto origen defensivo de la población, que vigilaría el acceso a la Muela, en la que existen restos de ocupación humana desde la prehistoria. El Buste pertenecía al obispo de Tarazona, que , como señor feudal, ejercía desde el siglo XIV pleno dominio jurisdiccional sobre el pueblo, nombrando al alcalde del castillo, encargado de administrar justicia en nombre del prelado. Sin embargo con el paso del tiempo, Tarazona consiguió imponer su control jurídico sobre el lugar, de forma que en 1567 se declaraba que los oficiales de la ciudad podían prender a los vecinos de El Buste si los sorprendían cometiendo delito. A principios de siglo XVII, Tarazona alcanzó la plena jurisdicción, aunque no por ello cesaran las resistencias por parte de los vecinos.

 En sus proximidades se encuentra la ermita de San Roque y un campo de molinos para la producción de energía eólica. Celebran una romería a la ermita de san Roque el mes de mayo, para trasladar las reliquias de los santos desde la ermita a la iglesia parroquial, acompañados por danzantes. El Buste celebra sus fiestas patronales en honor a Nuestra señora de la Virgen del Buste y San Roque en el mes de Agosto. Su Iglesia de la Asunción de la Virgen es del Siglo XVI. Su construcción original data del siglo XIII, es esta obra es de estilo tardorománica. La iglesia consta de una única nave cubierta con techumbre de madera a dos vertientes, apoyada por arcos sobre ménsulas. El crucero es posterior ya que se añadió en el siglo XVII y aparece cubierto con cúpulas sobre pechinas. De la misma época inicial de  la iglesia, siglo XIII, es una talla de la Virgen con el Niño, policromada y con retoques mucho más recientes, así como un retablo de mazonería. Después de pasear, visitando todos sus rincones abandono el Buste en dirección a Cunchillos, la velocidad de la bici es impresionante, al terminar el descenso, la carretera comienza de nuevo a ascender hasta un vertedero desde donde podremos contemplar Cunchillos y Tarazona. A escasos dos kilómetros antes de llegar a Cunchillos decido girar a la izquierda por una pista de tierra en buen estado que me llevará hasta el Puerto de Lanzas Agudas de 681 metros de altura. Desciendo hasta el cruce de Vera de Moncayo y el Monasterio de Veruela, que atravesando el Río Huecha y Vera de Moncayo, por un paseo precioso me lleva al Monasterio de Veruela. Monumento Nacional desde 1919, fue el primer Monasterio Cisterciense de la Corona de Aragón. Fundado en 1146 por Pedro de Atarés, señor de Borja, monjes cistercienses franceses de Scala Dei  se establecieron el 10 de Agosto de 1171. El recinto esta rodeado por una muralla almenada, de casi un kilómetro de perímetro, levantada en el siglo XVI, reforzada con torreones semicirculares y de la que destaca su monumental Puerta Torre de entrada de estilo Gótico. Tanto la puerta, el torreón y las murallas se construyeron entre los siglos XIII y XVI. La iglesia abacial de Santa María de Veruela, obra de los siglos XII y XIII, se divide en tres naves donde predomina el gótico.
El claustro, del XIII, se encuentra en el centro del monasterio. Pertenece al gótico levantino.
El conjunto es de gran interés, su belleza  impresionó al poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer, quien residió en una de sus celdas del monasterio, allá por 1863 cuando el monasterio era una de las hospederías preferidas por los románticos como lugar de reposo, podemos disfrutar de los espacios que ocuparon el poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano, a veces acompañados de su amigo Augusto Ferrán. Los Bécquer vinieron con sus familias en dos ocasiones durante los años 1863 y 1864. Valeriano se dedicó a pintar los paisajes y los tipos de la zona, mientras que el escritor romántico escribió sin descanso. De Veruela salieron obras como Cartas desde mi celda (publicadas inicialmente en el periódico madrileño El Contemporáneo), excelentes rimas y algunas de sus famosas leyendas, como El monte de las almas, El Gnomo y La corza blanca.

De la mano de ambos, podemos viajar en el tiempo para descubrir como era entonces el monasterio y su entorno, la vida en la hospedería y la influencia de estas tierras del Moncayo en la obra de los dos artistas que , como viajeros románticos, se sumergieron en la historia y la magia de estas tierras y fueron excelentes cronistas de éstas, disfrutaron del monasterio y de su entorno y saborearon parajes y leyendas singulares de lugares del Somontano como Trasmoz, Alcalá o Litago que pasarían a formar parte del legado literario y pictórico becqueriano. Enfrente de la entrada al monasterio se encuentra un crucero de piedra,”La Cruz Negra”  que data de la segunda mitad del siglo XVI Bécquer y su hermano tomaban este camino para sus paseos a Oruña o Trasmoz, está cruz fue evocada por el poeta romántico en sus escritos La visita al interior del monasterio será para otra ocasión, ya que debo regresar.

Es en el regreso donde visito la Vera del Moncayo,  esta villa, situada en un altonazo a 630 metros de altitud, en la orilla izquierda del Barranco de la Fuente de Piscal, poco antes de su desembocadura en el Huecha. El actual pueblo de Vera de Moncayo tiene trazado medieval, con la iglesia, el sistema defensivo y la calle principal en la parte alta de una pequeña colina, mientras que el resto del caserío se distribuye por las dos vertientes de la misma. La Historia de Vera de Moncayo ha estado muy unida a la del cercano Monasterio de Veruela, desde finales del siglo XII hasta prácticamente finales del siglo XIX. Existen restos de asentamientos humanos en el término municipal de la localidad mucho más antiguos, que constatan la antigüedad de Vera de Moncayo, como es el acaso del poblado íbero, situado en la cima del monte llamado Oruña, en el que puede apreciarse parte del sistema defensivo y la parte baja de los muros de piedra de las casas. Su Iglesia consagrada a la Natividad es de estilo gótico tardío del siglo XVI. Conserva varios retablos que pertenecieron al Monasterio de Veruela. Tuve la gran suerte que una vecina tenía que limpiar el templo y pude visitar su interior. Esta iglesia se construyó bajo los auspicios del Monasterio de Veruela , se trata de un edificio adosado a los restos de un castillo, de una nave de dos tramos y cabecera, en cuyo interior aparecen capillas entre contrafuertes, . La nave central cabecera  y capillas laterales se cubren con bóveda de crucería estrellada, la cual se apoya sobre ménsulas heráldicas con escudos de Veruela y del Abad Lope Marco. La  torre tiene cuatro cuerpos el primero es cuadrado y aprovecha un cubo del antiguo castillo, el cual es obra del Siglo XIII. Los tres restantes son octogonales. En su interior destaca el retablo Mayor destinado en principio a presidir la capilla de San Bernardo de la iglesia del monasterio, el retablo fue encargado por el Abad Lope de Marco al escultor renacentista Arnao de Bruselas. Llama la atención un cuadro recientemente restaurado de la Virgen amamantando al niño que los habitantes de vera lo llaman popularmente “la tetica”.

Desde aquí regreso al punto de partida.

Las fotos aparecen por orden de ruta.

Fuentes propias.

 

Serafín Martín

 

 

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